23/3/05

El Partido Popular pierde los papeles y los encuentra en un editorial de ‘El Mundo’

23-03-05 - Antonio Casado (elconfidencial.com)

Algún día, el PP tendrá que asumir que cuando ocurrió lo que ocurrió, José María Aznar era el presidente del Gobierno, y Ángel Acebes, el ministro del Interior. Tenían todos los resortes del poder en sus manos. Controlaban, como es lógico, a la Policía, a la Guardia Civil, al CNI...

Con todo el aparato de seguridad del Estado en sus manos, nos quieren hacer creer ahora que la caja negra del 11-M la guarda un militante socialista asturiano llamado Fernando Huarte que, al parecer, trabajaba para el CNI (Centro Nacional de Inteligencia) y que, por supuesto, sabía del asunto mucho más que todos los aparatos -preventivos, operativos, administrativos, informativos- del Estado, que todos los aparatos policiales y que todos los militares.

Alborozada con semejante descubrimiento, la dirección del PP encargó ayer a Eduardo Zaplana, su portavoz en el Congreso, la tarea de anunciar que pedirá la comparecencia ante la comisión del 11-M del tal Huarte; del director del CNI, Alberto Saiz; de su antecesor, Jorge Dezcallar, y del presunto terrorista, Abdelkrim Benesmail.

Tiene su explicación. La dirección ha mimetizado la enormidad de las insinuaciones formuladas ayer por un editorial de El Mundo donde, a mi juicio de forma irresponsable, se llega a dar por hecho que “personas muy próximas al Partido Socialista estaban controlando a los individuos que acabaron cometiendo el atentado”.

La posibilidad de que el PSOE ideara, organizara y llevara a cabo el atentado del 11 de marzo, o inspirase a quienes lo idearon, lo organizaron y lo llevaron a cabo, o estuviera perfectamente informado de las idas y venidas de quienes lo idearon, lo organizaron y lo llevaron a cabo, se exponía ayer con alarmante frescura en dicho editorial.

De nuevo las tesis del quintacolumnismo socialista en la preparación y ejecución del atentado, cruzadas en otras ocasiones con la sugerida complicidad de los servicios secretos marroquíes, la banda terrorista ETA, los confidentes, la masonería o la trama policial asturiana.

Todas esas versiones se han ido despachando desde las páginas de ese periódico, aunque su impacto ha sido prácticamente nulo en el curso de las investigaciones policiales y judiciales sobre los atentados.

Sin embargo, el PP las ha ido asumiendo sin esforzarse demasiado en separar el grano de la paja, a la hora de planificar sus decisiones políticas en relación con la marcha de la comisión del 11-M y su propia concepción de lo ocurrido hace un año.

Ha vuelto a suceder que un guión elaborado en un determinado periódico inspira al PP en sus alocadas peticiones de comparencias ante la comisión del 11-M, expuestas ayer por el portavoz, Eduardo Zaplana.

Lo cual vuelve a poner de manifiesto que el equipo de Rajoy sigue dramáticamente condicionado por la necesidad de buscar culpables de su tragedia. Me refiero a la del 14 de marzo, que es donde ellos localizan la causa de sus males puesto que, según ellos, la otra tragedia, la del 11 de marzo, fue algo instrumental en manos de terceros sin otro fin que el de poner a Zapatero en La Moncloa.



No hay comentarios: