25-02-07 - Javier Jordán (Diario La Rioja)
Uno de los aspectos más complejos de la investigación del 11-M consiste en conocer con exactitud cuál fue la cadena de mando del complot terrorista. Para ello resulta imprescindible ordenar e interpretar adecuadamente los datos disponibles. Datos que no proceden solo de la policía y los servicios de inteligencia españoles, sino también de las agencias de seguridad británicas, francesas, belgas, italianas, argelinas y marroquíes. A pesar de su importancia, la dimensión internacional de la investigación del 11-M es algo que los seguidores de las teorías conspiratorias dejan sistemáticamente de lado.
El grupo terrorista del 11-M era una red yihadista de base, es decir, un grupo de individuos que compartían los objetivos del movimiento yihadista global, y que pretendían contribuir activamente a ellos, sin estar encuadrados formalmente en una organización más amplia como por ejemplo Al Qaida, el Grupo Islámico Combatiente Marroquí o el Grupo Salafista para la Predicación y el Combate. Las redes yihadistas de base han venido ganando protagonismo desde el 11-S. Su aparición es algo que ya había previsto -y en gran medida alentado- el español de origen sirio Mustafa Setmarian, un destacado miembro de Al Qaida detenido en Pakistán en noviembre del 2005.
En su libro 'La llamada a la resistencia islámica global', Setmarian animaba a iniciar una especie de 'Intifada mundial'. Para ello el instrumento serían pequeñas células de yihadistas, que actuasen de manera independiente y que llevasen a cabo acciones muy letales «sin distinción entre hombres, mujeres y niños». Según Setmarian, este tipo de grupos constituirían la tercera generación yihadista. Las organizaciones formales, como las ya citadas, pertenecerían a la segunda generación; mientras que la primera habría estado compuesta por los ideólogos y grupos anteriores a la guerra contra los soviéticos en Afganistán.
La red del 11-M pertenece claramente a la tercera generación de Setmarian. Era autónoma desde el punto de vista logístico: el grupo obtuvo por sus propios medios el dinero, las armas y los explosivos. Su tamaño era relativamente reducido (el núcleo operativo estaba formado por aproximadamente veinticinco individuos). Y en su interior existía un liderazgo compartido: Serhane Abdelmajid 'el tunecino', Allekema Lamari y Jamal Ahmidan 'el chino'. El primero y el segundo poseían respectivamente carisma ideológico y operativo. Por su parte, Jamal Ahmidan dirigió los aspectos relacionados con la financiación y la obtención de los explosivos. Los tres se mataron en el piso de Leganés con la esperanza de llevarse consigo a los geos que les acorralaban. Un episodio que ha tenido su paralelo en enfrentamientos similares entre muyahidines y fuerzas norteamericanas en Afganistán e Irak.
Sin embargo, la red del 11-M no apareció de la nada, ni fue una célula completamente independiente. Se formó por la convergencia de pequeños subgrupos de individuos radicales que vivían en Madrid. Entre ellos, al menos cuatro individuos habían tenido relación con la red de Abu Dahdah, una célula de Al Qaida desarticulada a finales del 2001. El propio Serhane había sido reclutado por Mustafa El Maymouni, un antiguo simpatizante de dicho grupo. Por su parte, Allekema Lamari había militado en los Grupos Islámicos Armados en los años 90 y mantenía relación con radicales argelinos. El grado de relevancia de dichas conexiones con la poderosa red argelina en Europa constituye todavía una incógnita.
La vinculación de la red del 11-M con organizaciones de la segunda generación yihadista de Setmarian explica sus vínculos internacionales y dificulta conocer con exactitud la cadena de mando de los atentados de Madrid. En los días que llevamos de juicio ya han comparecido tres individuos que aquel 11 de marzo se encontraban en el extranjero y que presuntamente conocían lo que iba a suceder: Hassan El Haski, Rabei Osman 'Mohamed el egipcio' y Youssef Belhadj. De ellos, Youssef Belhadj es seguramente un eslabón crucial.
En consecuencia, es probable que la red del 11-M tuviera conexión con el GICM en Bélgica, aunque formalmente no estuviera encuadrada en dicha organización. Pero la incógnita continúa siendo si ese vínculo fue parte de una cadena de mando en sentido estricto.
JAVIER JORDÁN/PROFESOR DE CIENCIA POLÍTICA EN LA UNIVERSIDAD DE GRANADA Y EDITOR DE JIHADMONITOR.ORG
25/2/07
La cadena de mando del 11-M (Javier Jordán)
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1 comentario:
Esos moritos son unos pringaos a los que la poli tenia vigilados e incluso eran confidentes. Si en esas circunstancias pudieron formar parte de esa "red" internacional de la que hablan en el post y encima cometer los atentados, dice mucho del trabajo de vigilancia de los polis.
Parece mentira que a dia de hoy aun creais en versiones oficiales y moritos suicidas. Leeros el sumario y la cantidad de pruebas falsas, chanchullos y engaños para intentar demostrar la falsa autoria de Al Qaeda.
Venga hombre, mas ojo critico, que ni Rubalcaba ni ZP van a salir a decir que NO fue Al Qaeda.
Por cierto, yo no estoy diciendo que haya sido ETA, eso habra que demostrarlo. Pero la version oficial...
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