El ex presidente presentó como incontestables datos que no avalan ni los documentos ni las comparecencias de ex ministros de Interior
01-12-04 - J. A. R. (EL PAÍS)
José María Aznar presentó ante la comisión de investigación del 11-M una serie de certezas, de "hechos incontestables", que han dejado perplejos a los investigadores de los atentados, los que aún siguen y los que se fueron tras el cambio de Gobierno, y a todos aquellos que se han enfrentado al terrorismo, sea de ETA o de origen islámico. "He dicho que es un hecho incontestable que existen vinculaciones y he hablado de las cárceles, he hablado de las caravanas de la muerte, he hablado de los teléfonos con las localizaciones y he hablado de los suministros comunes de explosivos", le espetó al peneuvista Emilio Olabarría.
Esos hechos incontestables, sin embargo, no se sostienen si, simplemente, se repasan los documentos enviados al Congreso a petición del PP, se releen las comparecencias ante la comisión (salvo la suya y la de Ángel Acebes), se acude a qué dijeron en su momento los sucesivos ministros del Interior populares (el citado Acebes, Jaime Mayor y Mariano Rajoy) o se echa un vistazo a lo que se sabe de las pesquisas de los jueces. Todos estos documentos han sido contrapuestos a las afirmaciones de Aznar.
LAS CARAVANAS: Una de Aude, otra de Avilés
Entre el 28 y el 29 de febrero de 2004, dos convoyes de terroristas cargados de explosivos partieron hacia Madrid. Una de las caravanas era de ETA y otra iba dirigida por Jamal Ahmidan, el Chino, quien acabaría siendo uno de los siete suicidas de Leganés. La coincidencia en las fechas se supo a finales de marzo, cuando aún estaba Ángel Acebes al frente de Interior, pero no se investigó la coincidencia. Pero las coincidencias se reducen al día y nada más. No coinciden ni el lugar de salida, ni los explosivos encontrados ni la metodología. Ni el día, porque una partió el sábado por la mañana, y otra, el domingo por la mañana.
Según la información facilitada entonces por Interior, la caravana etarra partió el 28, sábado, "por la mañana", desde "un lugar no precisado del departamento de Aude (Languedoc)". Hasta allí se habían desplazado en un coche (un Opel pequeño) alquilado en Bilbao por Gorka Vidal con su documentación original para recoger una furgoneta Renault Trafic que había sido robada el 27 de noviembre de 2003 en el departamento francés de Correze, a unos 160 kilómetros al este de Burdeos. Al volante del vehículo robado se puso Gorka Vidal y de la furgoneta bomba, Irkus Badillo.
Ambos se dirigieron al paso fronterizo situado entre Bourg- Madame y Puigcerdá, y desde allí usaron carreteras secundarias, atravesaron Aragón y llegaron a Cañaveras, donde fueron interceptados por la Guardia Civil. La furgoneta transportaba "perfectamente acondicionada, una carga de explosivos a base de cloratita y dinamita preparada para ser utilizada como potente artefacto", es decir, que era una bomba en sí misma y no un transporte de explosivos. "Una vez desactivada se ha podido determinar que estaba compuesta [la bomba] por 506 kilos de cloratita reforzados por un multiplicador compuesto por 30 kilos de [dinamita] Titadyne y varios metros de cordón detonante", según los informes de esas fechas.
El informe continúa: "A los detenidos les entregaron la furgoneta con los explosivos montados en Francia el sábado por la mañana, a la vez que les dieron las instrucciones por escrito de cómo activar el detonador en el momento de colocar la furgoneta. Su intención era llevar a cabo un atentado en los alrededores de la capital madrileña en un polígono industrial de los situados en las proximidades de la carretera N-II (Madrid-La Jonquera), pudiendo elegir el sitio. Una vez activado el coche bomba, realizarían llamadas inminentes de aviso". Esa dinamita Titadyne forma parte de la robada en Francia, primero en Plevin en 1999 y luego en Grenoble, el 8 de marzo de 2001.
Al día siguiente, domingo 29, a media mañana, dos coches partieron de Avilés con los explosivos del 11-M: unos 200 kilos de dinamita Goma 2 ECO. El relato de hechos probados incluido en la sentencia del juicio a Gabriel M. V, El Gitanillo, deja sentado que el 28 de febrero por la tarde José Emilio Suárez Trashorras y tres magrebíes (Ahmidan, Abdennabi Kounjaa y Mohamed Oulad Akcha), fueron a buscarle y todos se dirigieron a la Mina Conchita. Suárez y Ahmidan fueron andando hacia el monte y el menor se quedó con los magrebíes durante unos tres cuartos de hora. Recogieron cinco mochilas negras cargadas de explosivos, que luego, ya en el garaje de Trashorras, recolocaron en bolsas de plástico y metieron en el maletero de un Toyota Corolla y se encaminaron hacia Madrid. Ese vehículo fue multado en tres ocasiones en el mismo sitio (kilómetro 11,9 de la N-630 sentido Burgos) por el mismo agente, "entre las 16.25 y las 16.40 del día 29.02.04". Ni una coincidencia.
EL EXPLOSIVO: Titadyne desde 1999
La banda terrorista ETA viene utilizando dinamita de la marca francesa Titadyne desde 1999, cuando utilizó su última partida de Goma 2, pero no ECO, en las que fueron llamadas caravanas de la muerte por el entonces ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja. Esa dinamita procedía, según se informó entonces, del robo perpetrado por ETA en julio de 1980 en un almacén que la empresa Explosivos Río Tinto tiene a unos ocho kilómetros de Santander, entre los pueblos de Soto de la Marina y San Román de la Llanilla.
ETA estuvo utilizando ese explosivo, combinado con otros, durante casi 20 años, pero en 1999 asaltó un polvorín en la localidad francesa de Plevin y, en marzo de 2001, asaltó otro en Grenoble. Del primero se llevó ocho toneladas de dinamita Titadyne y del segundo, más de 1.600 kilos del mismo explosivo. El robo de 2001 se produce unos meses antes de que, según sugieren el PP y los medios que le siguen, el clan asturiano estaba en conversaciones con ETA para venderle explosivo. No hay dato alguno que avale este aserto. Además, en junio era detenido y encarcelado Antonio Toro Castro, quien coincidió en la cárcel durante seis días con el etarra Aratz Gómez y Asier Uribarri, los tres en el módulo 8 de preventivos.
Esa Titadyne ha sido la dinamita que se ha encontrado en todos los registros efectuados en las distintas operaciones contra todos los aparatos de ETA. Cuando no se ha hallado Titadyne, se ha hallado material para fabricar cloratita, amosal o amonal. Así figura en un informe policial entregado a la comisión del 11-M a petición del PP, en el que, tras analizar las últimas bombas desactivadas, los alijos de explosivos y los análisis científicos, se dice: "En todos estos casos la dinamita empleada proviene de los robos efectuados por ETA en Plevin en 1999 y Grenoble en 2001, la cual, si bien envejecida por el lógico paso del tiempo, conserva capacidad operativa". Las últimas bombas colocadas por ETA contenían explosivo de fabricación artesanal. En todos los comunicados del Ministerio del Interior desde 2000 en los que se habla de la dinamita utilizada por ETA se dice directamente que es Titadyne.
LA ORDEN DE AZNAR: No consta
La comparecencia de Aznar fue seguida con enorme interés por los miembros de la Guardia Civil (cuyos mandos, representantes asociativos y muchos de los operativos han manifestado "el enorme malestar" con el PP) y del Cuerpo Nacional de Policía. Les extrañó sobremanera que dijera que "había ordenado abrir una segunda vía de investigación" cuando se conocieron los primeros datos de la furgoneta que contenía una cinta coránica, detonadores y restos de explosivos. Los mandos del Cuerpo Nacional de Policía que han pasado por la comisión del 11-M han insistido en que no recibieron orden alguna ni en un sentido ni en otro, algo que fue jaleado por los comisionados del PP como una muestra más de la independencia con que se llevaron las pesquisas y de que el Gobierno no mintió. Es más: Aznar dijo que había dado la orden en contra del criterio de la policía.
Los mandos de la policía consultados, unos ya en otras tareas pero otros aún en sus puestos, han relatado que tal orden no existió. De hecho, dijeron lo mismo cuando, ya en la madrugada del 11 al 12 de marzo, Ángel Acebes, como ministro del Interior, dijo que había dado esa orden. "La cuestión es que las pruebas que se iban obteniendo de la investigación apuntaban hacia el islamismo, desde la misma cinta coránica, por lo que no fue una orden, fue una evidencia", asegura uno de los máximos dirigentes de las investigaciones desde los primeros momentos. Ni uno de ellos recuerda dicha orden, ni de Aznar ni de Acebes, y no consta nada por escrito.
Lo que sí recuerda es que el 13 de marzo recibieron instrucciones precisas del Gobierno de rastrear cualquier conexión, dato o documento que permitiese hablar de una relación entre el terrorismo islámico y el terrorismo etarra. Sólo los funcionarios de prisiones localizaron cartas antiguas entre terroristas hablando de sus propios asuntos. La más moderna data de 1998. Esos documentos salieron publicados en varios libros y en los medios de comunicación. De los documentos de la banda, incautados en cientos de operaciones, no ha salido absolutamente nada.
La furgoneta interceptada en Cuenca tenía dinamita Titadyne y no Goma 2
01-12-04 - Francisco Mercado (EL PAÍS)
La furgoneta-bomba de ETA interceptada por la Guardia Civil en Cañaveras (Cuenca) el 29 de febrero de 2004 ha sido relacionada con el 11-M por los últimos ex altos cargos del PP que han comparecido ante la comisión parlamentaria que investiga la matanza de Madrid, incluido el ex presidente José María Aznar. Este último defendió la existencia de "suministros comunes".
Sin embargo, los informes de los expertos en explosivos tanto de la Guardia Civil como de la policía son concluyentes: sus componentes no guardaban relación alguna con la dinamita usada en las mochilas-bomba del 11-M. Ni tampoco era un mero transporte de explosivos para su posterior reparto. Se trataba de una furgoneta bomba que ocultaba un artefacto integrado por 536 kilos de explosivo (506 de cloratita y 30 de dinamita Titadyne), entre los que no había ni un gramo de la dinamita Goma 2 ECO robada en las minas asturianas, que sería activado tras aparcar el vehículo ante el objetivo elegido. Los expertos no dejaron dudas: los materiales empleados en la confección del artefacto y el modus operandi coincidían absolutamente con los de ETA.
De hecho, este tipo de artefacto, Grosni, había sido utilizado por ETA en cuatro atentados desde 2000. Utilizaba el habitual explosivo de ETA, Titadyne, más cloratita; mientras que las mochilas bomba del 11-M se nutrían de Goma 2. La activación del artefacto etarra no necesitaba ni gran pericia ni ayuda de ningún comando establecido en Madrid. Bastaba con aparcar la furgoneta y poner en marcha el temporizador.
La presencia del artefacto dentro de la furgoneta, oculto en un cajón metálico rectangular, fue delatada por el propio conductor del vehículo, Gorka Vidal, al ser detenido por la Guardia Civil. Los agentes solicitaron la intervención de los artificieros del instituto armado (EDEX). Una vez desactivado el dispositivo de iniciación del artefacto, destruyeron su carga explosiva. El contenedor tenía las siguientes dimensiones: 145 centímetros de longitud, por 100 centímetros de altura y 96 centímetros de ancho. Sus planchas tenían cuatro milímetros de grosor y su interior estaba recubierto de brea y atornillado al suelo de la furgoneta. El interior ocultaba un artefacto explosivo cuidadosamente montado: 506 kilos de cloratita, con siete multiplicadores hechos con tubos de PVC, en cuyo interior se encontraban cartuchos de dinamita Titadyne, rodeados con cordón detonante. La cantidad de Titadyne empleada era de 30 kilogramos, y la longitud total del cordón detonante era de 90 centímetros.
El dispositivo de iniciación estaba oculto en una caja de caudales situada en la parte superior del cajón metálico, practicable a través de una trampilla. Constaba de un temporizador TC, que incluía un reloj digital Casio y un temporizador artesanal. En un lateral, debían ser conectados los dos detonadores que tenía el etarra que conducía la furgoneta.
Doble seguro
El reloj controlaba la hora de activación del artefacto usando la función de despertador, cuya señal eléctrica, en lugar de hacer funcionar el altavoz (retirado), pondría en marcha la máquina infernal.
El reloj contaba con dos seguros para evitar que el explosivo estallara involuntariamente, a diferencia de las mochilas bomba del 11-M, que no disponían de ningún tipo de seguro. Esta peculiaridad de los artefactos del comando islamista fue considerada por los artificieros como un elemento que alejaba su manufactura de los esquemas de ETA. El artefacto de la furgoneta, por contra, contaba con un conmutador o seguro de encendido, que cerraba o abría el circuito eléctrico entre el reloj y los detonadores, y, además, encendía el segundo seguro, un temporizador que garantizaba un retardo de 30 segundos. Por tanto, nada en común entre las caravanas de la muerte islamista y etarra: ni explosivos ni tecnología.
1/12/04
La investigación judicial desmiente las afirmaciones de Aznar en el Congreso
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1 comentario:
Que bueno el vídeo del excelentísimo Sr Aznar, lo dice todo y creo que lo ha hecho cansado de las críticas viscerales que solía hacer la ex-oposición, que tienen la desvergüenza de hacer campaña con los muertos... reflejado queda, si las víctimas del terrorismo ya no quieren saber nada de ZP(nombre puesto por algún hombre de compaña incompetente, que seguro que se creía que así el pueblo se sentiría más cercano con el presi).
Tanto hablar, tanta sembrar tanto sonreir... tanto NO A LA GUERRA y luego vendemos armas a los venezolanos, perteneceiente al club de los débiles(en cuanto a cabeza) del mundo
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