23/12/04

Impostura o investigación

23-12-04 - Ernesto Ekaizer

La comisión del 11-M resolvió ayer iniciar una nueva fase de su trabajo, la de poner en limpio las informaciones procedentes de documentos y comparecencias acumulados durante cinco meses (julio, septiembre, octubre, noviembre y diciembre) con vistas a elaborar las conclusiones políticas y de seguridad sobre el atentado terrorista. El Partido Popular ha sido la única organización favorable a continuar la etapa de comparecencias y a ampliar la lista de documentos solicitados al Gobierno y a las autoridades judiciales.

La voluntad de llegar hasta el fondo de la investigación, ¿pasaba ayer por pedir más comparecencias y más documentos? La farsa, sí; la voluntad real, no. ¿Por qué? Por la sencilla razón de que en la comisión del 11-M no se investiga el atentado criminal como tal, sino sus circunstancias políticas, las presuntas responsabilidades de Seguridad y de Gobierno.

La investigación policial y judicial de los hechos del 11-M avanza a paso firme. Las detenciones continúan . Cuando la realidad más golpea las posiciones del PP, sus dirigentes políticos se aferran con mayor fuerza a su impostura. Véase si no, las operaciones de los jueces de la Audiencia Nacional Juan del Olmo y Baltasar Garzón en las últimas horas. De ellas vuelven a surgir indicios firmes de que los terroristas (los suicidas de Leganés y los vinculados con ellos) tuvieron en la cabeza la guerra de Irak a la hora de proyectar su atentado.

¿Qué dice el PP de estos hechos? No existen. Los comisionados del PP y sus principales dirigentes -Ángel Acebes, Eduardo Zaplana y Mariano Rajoy- siguen aferrados a su fantasía de que el atentado del 11-M nada tuvo que ver con la guerra de Irak y que, en todo caso, la guerra de Al Qaeda con España se remonta a Al Andalus. Y si éste, a efectos dialécticos, fuera el caso, ¿qué tiene que ver ETA, el otro ingrediente que el PP sigue agitando como conexión del terrorismo islamista en el atentado del 11-M?

La decisión de cerrar la fase de comparecencias supone poner un límite a la campaña de propaganda y desinformación sobre el atentado del 11-M con epicentro -o pretexto- en el Parlamento español a través de la comisión del 11-M.

Ayer, antes de finalizar la reunión de la comisión, los comisionados del PP se levantaron de sus sillas y cogieron sus abrigos, pero no se marcharon. No. Decidieron permanecer en en la sala. La idea que ayer difundieron es que la única fuerza que desea investigar es el PP, ya que los demás partidos han resuelto pasar a una segunda fase, de elaboración de las conclusiones.

En los próximos días, este argumento será utilizado sin cesar. El PP vende la idea de que los presuntos beneficiarios del 11-M se han quitado por fin la careta y no quieren que se investigue la verdad. El único soporte, ahora, de esta estrategia son los colaboradores intelectuales y periodísticos de los comisionados y dirigentes del PP. El Parlamento, al menos, ya no le dará la cobertura que exigían.

La comisión del 11-M entra ahora en un periodo decisivo. El material acumulado da para una descripción exhaustiva, del estilo del informe del 11-S en Estados Unidos, sobre la pregunta crucial: ¿qué falló para que los terroristas pudieran consumar el atentado? A esta cuestión es a la que hay que dedicar todo el esfuerzo.

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