El juicio oral sigue su curso. Mientras, los seguidores de las teorías conspirativas aun sueñan con una autoría no-islamista. La realidad es que en el juicio se enjuicia si 29 acusados son inocentes o culpables, y la pena que les corresponderá si fuera el caso. Poco importan al Tribunal los rocambolescos enredos entre cassetes de la Orquesta Mondragón, grandilocuentes entrevistas a Trashorras o hipotéticas conexiones operativas basadas en matacucarachas. La mera celebración de este juicio es ya un rotundo éxito, el mejor ejemplo de cómo un Estado de Derecho combate la lacra del terrorismo internacional.
El tiempo corre en contra de los teóricos de la conspiración. El juicio avanza con absoluta normalidad; nuevos imputados son extraditados a España, Moutaz Allmallah o Abdelilah Hriz; y al menos otras dos procesos conexos con el 11-M se avecinan, los derivados de la Operación Sello y Tigris, que aun refuerzan más, si cabe, el perfil yihadista-salafista de los atentados de marzo y abril de 2004.
No hay hasta el momento procesados etarras, agentes de los servicios secretos franceses, integrantes de un hipotético Gal 2, periodistas de la Cadena SER… En sentido contrario, otros sí han decidido seguir el camino de Manos Limpias, EL MUNDO o "fabricantes de élite" de agujeros negros; Don Agustín Díaz de Mera, ex director general de la Policía, será procesado por un delito de desobediencia grave por equivocarse de foro a la hora de propagar leyendas conspiracionistas. El declive de estas teorías conspiracionales se atisba agónico y penoso.
Declaraciones de procesados
Pocas sorpresas ha deparado esta primera fase. No obstante, cabe destacar las importantes contradicciones y acusaciones mutuas que se han dado entre los integrantes de la llamada “trama de explosivos”. Concretamente, Iván Granados Peña declaró que Emilio Suárez Trashorras le propuso trasportar a Madrid una bolsa con explosivos. El acusado declinó la oferta y fue entonces cuando Emilio se lo propuso a 'El Gitanillo', ya condenado en 2004 por dicho transporte.
Tampoco dejan en buen lugar al ex minero las declaraciones de Sergio Álvarez y Antonio Iván Reis. En este sentido, según entiende reiterada jurisprudencia del Tribunal Constitucional, las inculpaciones entre coprocesados, sostenida por elementos corroborantes externos y concretos, pueden llegar a ser fundamento jurídico suficiente para la condena de un acusado. Así las cosas, es innegable la importancia de estas declaraciones.
El grueso de procesados ha negado su participación en los hechos. Algo totalmente habitual. Así ha ocurrido, por ejemplo, en el juicio a la “célula de al-Qaeda en España”, al clérigo londinense 'Abu Qutada', o recientemente en el juicio derivado de la Operación Nova. Ello quizá auspiciado por el modus operandi de la secta Takfir Wal Hijra, que, por cierto, también aconseja seguir hábitos occidentales o reivindicar las operaciones a través de denominaciones ficticias y grupos homónimos para así desorientar las investigaciones policiales. Abu Dujan Al Afgani, Brigadas de Abu Hafs al-Masri, Brigadas de la Muerte, Ánsar Al Qaeda en Europa, o Ánsar Al-Lah, son varios de los grupos o identidades que se han atribuido el 11-M.
Tampoco resulta fuera de lo habitual que integrantes de esta corriente herética se asocien a bandas de delincuentes comunes, algo a lo que accedió la célula terrorista local del 11-M. El grupo de acólitos de Serhane 'El Tunecino', se hacía llamar “jóvenes Takfires” (folio 62 y ss. del auto de conclusión del Sumario). También fueron hallados “manuales" y fatwas Takfires almacenados en los soportes informáticos recuperados en el desescombro de Leganés.
La UCIE apunta a al-Qaeda
En la comisión parlamentaria pudimos comprobar como en la jerga policial aquellos días se discutía sobre si las pistas apuntaban al norte o al sur. Jose María Aznar también trató de ubicar geográficamente a los “autores intelectuales”. En la sala de vistas dispuesta en la Casa de Campo de Madrid, los testimonios clave de varios agentes de la Unidad Central de Información Exterior, han tratado nuevamente de encuadrar el 11-M en un contexto concreto. En este caso, como una pieza más de la estrategia de ataques globales diseñada por al-Qaeda para la guerra de Irak.
La UCIE, y concretamente la sección tercera dedicada al Magreb, fue la encargada de dirigir la mayor parte de las diligencias desde la misma mañana del 12-M. El primer testimonio que pudo ser oído en el juicio fue precisamente el del inspector jefe, José Luis Serrano, considerado el instructor jefe o general de las diligencias policiales sobre el 11-M.
A expensas de sus esperadas declaraciones periciales, de su testimonio se deduce una mayor determinación a la hora de atribuir directamente la autoría estratégica a la difusa al-Qaeda que la expuesta por el juez instructor o la fiscal adscrita al caso en sus diversos escritos hechos públicos.
Tras una primera exposición cronológica de la situación de creciente amenaza yihadista en España, y de las líneas básicas de investigación que condujeron a la desarticulación de la célula terrorista presuntamente responsable del 11-M, el instructor general expuso los hechos objetivos que sirvieron para que su unidad atribuya los atentados a al-Qaeda.
Esta conclusión es extraída principalmente de los comunicados terroristas previos y posteriores a la matanza. Así, deducen que los atentados son obra de un “grupo local o célula” de yihadistas que “seguía, obedecía, y que copiaba literalmente las instrucciones o directrices emanadas de una estructura mucha más amplia a nivel internacional, conocida a nivel policial como la red al-Qaeda”.
“Había una sucesión. Una vez producido un comunicado en la red internacional, se producía otro comunicado de la estructura local que había participado en los atentados, que seguía las directrices de ese comunicado amplio, cogía palabras o frases literalmente, y de esa forma cumplía una estrategia perfectamente definida por la estructura de al-Qaeda sobre el conflicto iraquí (…).
Al-Qaeda, a la vista del conflicto en Irak, decida tomar parte en el conflicto y ponerse al frente de la insurgencia (…). Se define una estrategia global que consiste básicamente en derrotar a la coalición que en ese momento estaba en Irak y expulsarla. Y dentro de esa estrategia ellos ven que se debe actuar golpeando individualmente a cada uno de los países que forman esa coalición, y deciden que es más fácil empezar por lo que ellos califican como el punto más débil, o el eslabón más débil de esa coalición, que es España.”
El directorio de al-Qaeda, primero Ayman Al Zawahiri y luego Bin Laden, ordenan ataques “escalonados” y progresivos en Irak. Tras el “segundo ataque” en noviembre de 2003 contra agentes del CNI (es considerado el "primero" el ataque en mayo de 2003 contra la Casa de España en Casablanca), se da el “visto bueno” para que se produzcan más ataques contra intereses españoles. Incluso se señala la posible fecha del ataque o el empleo de Abu Dujan (alias posteriormente atribuido a Youssef Belhadj) como “referente táctico” de este ataque. Tras este plácet genérico a la “estructura o estructuras locales” en territorio español capacitadas para ello, éstas idearán y ejecutarán el 11-M.
El jefe policial continúo su declaración haciendo referencia a las fases que siguió la investigación. La primera hasta el 13-M cuando se llega al locutorio de Jamal Zougham, objeto de 3 investigaciones previas; otra fase hasta la localización del piso de Leganés, donde todas las líneas de investigación paralelas convergerían; y finalmente, otra dedicada a detener a los huidos y colaboradores del núcleo operativo suicidado en Leganés.
La investigación tuvo así una doble vertiente. Una “hacia atrás” para estudiar las “conexiones” y la “autoría ideológica”; y al mismo tiempo, otra relacionada con los huidos y personas en conexión con los suicidas de Leganés.
El 11-M fue ejecutado, según la UCIE, por una “estructura amplia” formada por 3 ó 4 grupos interconectados de individuos que se habían generado por “selección natural” a raíz de reuniones proselitistas periódicas.
Todo ello se vio “reforzado” cuando se analizó que gran parte de esas estructuras no solamente habían ayudado a los huidos sino que a su vez habían participado en otro atentado en Nasiriya contra las tropas italianas y estaban dedicadas a la captación y envío de voluntarios para combatir en Irak. La estructura dependía del Grupo Islámico Combatiente Marroquí (GICM) y su estructura en Europa.
El testigo de la mano de la fiscal trató de contextualizar cronológicamente la creación del GICM retrocediendo hasta 1993. Tras unos minutos, Gómez Bermúdez se vio obligado a dar un "toque de atención" y posteriormente interrumpir la testifical dado que la exposición era más bien objeto de una pericial que de una testifical. Sin duda, en la fase pericial podrá ser relatada y contextualizada más amplia y detalladamente la autoría y génesis del 11-M.
ETA no aparece
Aunque a medida que avanzan las vistas gurús de la conspiración abandonen sus variopintas tesis involucrando a ETA con la matanza e incluso conectando la misma con el llamado Proceso de Paz, lo cierto es que la eventual participación de ETA ha protagonizado la mayor parte de las teorías alternativas a la Instrucción del Juzgado Central 6.
La nueva estrategia cumple un patrón claro. Si ETA no aparece ni de refilón, mejor ir dirigiendo las dudas hacia otros “enigmas” como los componentes químicos del explosivo empleado, la actuación de las Fuerzas y Cuerpos de seguridad, la custodia de determinadas pruebas, la validez de interrogatorios y testificales, etc. Por otro lado, el Caso Díaz de Mera, ha menoscabado y mucho las aspiraciones y deseos conspiracionistas en relación a la eventual conexión etarra.
Algunas acusaciones han decidido invertir su papel bajo el pretexto de solicitar la responsabilidad civil subsidiaria por culpa in vigilando del Estado. En más de una ocasión, el Tribunal ha reconvenido a dichos letrados para que se ciñan a su papel o retiren su acusación por ser su actuación contradictoria e incompatible con su propio escrito de conclusiones provisionales. Tampoco es la primera vez que ocurre algo parecido, en la misma Casa de Campo, pero hace ya 20 años, parte de las acusaciones y defensas orquestaron otra teoría conspiracional buscando la exculpación de los entonces procesados. Fue en el caso del síndrome del aceite tóxico o de la colza.
Los miembros de la Unidad Central de Información (UCI) que han pasado por estrados o incluso del grupo ETA-Madrid de la Brigada de Información Provincial de Madrid han negado la existencia de cualquier indicio o prueba alguno que relacione la organización terrorista con el 11-M. Más bien al contrario, alguno de ellos descartaron en su foro interno el modus operandi etarra la misma mañana del 11 de marzo:
En relación a la furgoneta Renault Kangoo hallada en Alcalá: “ me refiero a que el modus operandi que tiene ETA yo no lo vi en ningún momento, que se hubiera producido allí. Me refiero a las matrículas, a los signos de forzamiento, me refiero a que podría albergan un artefacto explosivo para borrar las huellas que hubiera en el vehículo...”. (7-03-07, Testigo protegido 84114, agente del grupo ETA-Madrid de la Brigada de Información Provincial de Madrid).
También resulta esclarecedor el testimonio de Miguel Ángel Gamonal, Comisario de la UCI, especializado en la lucha contra el terrorismo de ETA: "No solamente ETA, todas las organizaciones terroristas son bastante herméticas (...) a nivel orgánico, otra cosa es que a nivel de superestructura política o a nivel personal (...) A nivel operativo en absoluto. ¿Ha detectado algún tipo de contacto del mundo de ETA con el mundo islámico? Yo, ninguno. (17-03-07, Testigo 15540).
No son éstas ni muchísimo menos las únicas intervenciones que han desvinculado a ETA de la masacre. Por ejemplo, Los TEDAX de Madrid descartaron la utilización del explosivo que habitualmente emplea la banda, el Titadyne, "desde el primer momento" al contemplar los destrozos de los vagones, el olor y el color del humo. El TEDAX "Pedro", héroe policial que desactivó la bolsa-bomba la madrugada del 11-M, declaró que el artefacto era diferente a los que emplea ETA, pero similar a las usadas por terroristas en Oriente Medio.
Pero es que es más, la cúpula policial del Gobierno de Aznar: el ex director de la Policía, el ex subdirector operativo y el ex comisario general de información han negado a preguntas del Ministerio Fiscal haber recabado ningún “dato objetivo” que apuntara a ETA entre aquellos días.
Frente a informes policiales, declaraciones de expertos en la lucha contra ETA, indicios, pruebas y hechos objetivos. Las diversas preguntas lanzadas en el jucio relacionadas con la banda criminal comienzan a bordear el ridículo.
Pocas alegrías se han llevado los deseosos de involucrar a ETA en el 11-M y por ende exculpar a los actualmente procesados. La última de ellas, el testimonio de Antonio Beamonte, que afirmó haber visto a la etarra, ya detenida, Josune Oña, en la línea 9 del metro de Madrid. Estas son un ejemplo de las variadas conexiones ETA/11-M que han emergido en las sesiones del juicio:
Un ex presidiario que conoció en la cárcel a 'Nayo', reclamado por la justicia por su relación con el Caso Pípol, manifestó que el acusado Antonio Toro trató de vender explosivos a ETA. Según el testigo, el intercambio se truncó porque las personas enviadas por ETA intentaron robar la dinamita.
El mediático confidente 'Lavandera', que había vinculado con anterioridad el 11-M con ETA, declaró en el juicio que en su opinión ni Toro ni Trashorras tuvieron "nunca" relación con miembros de la banda: "Toro presumía de estas cosas pero creo que fue un alarde, una chiquillada".
Otro confidente, en este caso clave para las detenciones de la Operación Nova, Abdelkader Farssaoui 'Cartagena', decidió desdecirse de anteriores declaraciones judiciales y relató un supuesto encuentro en una mezquita en la que se habló de la posibilidad de "pedir ayuda a los no musulmanes" para llevar a cabo la yihad. Según 'Cartagena', ETA podría apoyar la causa yihadista porque un atentado podría resultar beneficioso para la banda vasca. El testigo entró en evidentes contradicciones e incorrecciones. Una de las acusaciones solicitó al tribunal la deducción del testimonio a fin de que se incoen diligencias por un presunto delito de falso testimonio. "¿Qué relación tuvo ETA en el 11-M?" le preguntó otra de las acusaciones. "Yo creo que ninguna" contestó tajante 'Cartagena'.
Otro testimonio muy esperado era el del inspector Francisco Jesús Parrilla, imputado por un delito revelación de secretos con perjuicio para la causa pública a EL MUNDO, que pretendía convertir un falso tráfico de explosivos en una supuesta exclusiva periodística vinculada con el 11-M. La declaración de Parrilla volvió a ensombrecer los deseos conspirativos. El agente declaró que Suárez Trashorras, antes de ser detenido, le dijo que 'El Chino' le había confesado que habían sido detenidos unos "amigos suyos" en Cuenca con 500 kilos de explosivos. "No dijo la palabra ETA" quiso apuntalar el inspector. El propio Parrilla interpreta estas palabras como una "una salida de Trashorras" como modo de evadirse de la situación. Además, el inspector reconoció que "no hay hechos que relacionen ETA y el terrorismo islamista".
En las últimas sesiones, un testigo protegido amigo de Jamal Ahmidan 'El Chino' relató que a su vez el terrorista le contó en 1994 que había conocido en la cárcel de Carabanchel a un "señor mayor de ETA" que le enseñó a hacer una bomba inyectando productos químicos (gasolina) en una bombilla. "No era nada seguro, es lo que me han comentado." Sin duda, sorprendente testimonio salvo porque no constan dichas contactos, el testigo no supo identifica al "señor mayor" y nada indica que en el 11-M se emplearan "bombas-bombilla". El testigo tampoco se aclaró a la hora de determinar si su fuente de conocimiento es el hermano de 'El Chino', Hicham, o Rachid Aglif 'El Conejo'.
Por último, a preguntas de una de las acusaciones populares, el Inspector Jefe de la Policía cintífica que coordinó la inspección ocular de los escombros de Leganés, señaló hace unos días que efectivamente aparecieron "papeles de ETA" entre los escombros. Se trata de una carpeta de seguimientos a etarras que pertenecía a un "compañero policía" que vivía en el inmueble contiguo al ocupado por los suicidas. "Se le mostró y cuando dijo que era suya se le devolvió bajo mandato judicial." Así consta en el cuerpo principal del Sumario y en la pieza separada que instruyó la juez Teresa Palacios tras la explosión de Leganés. Una casualidad diabólica, sin duda, pero EL MUNDO no dudó al elegir titular de portada: "Un policía declara que en el escombro de Leganés había papeles sobre ETA".
Estén atentos, a partir del próximo lunes acudirán como testigos, a petición de la defensa de Jamal Zougam y Basel Ghalyoun, seis etarras. Pocas luces parece que podrán aportar al proceso. Ahora bien, titulares tendenciosos están asegurados.
20/4/07
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