23/5/04

Prensa nacional: Crónicas de los tres días de marzo


Historia de una manipulación (Cadena SER)

Tres días de marzo (EL PAÍS)

11M | Historia de una manipulación fallida (www.elotrodiario.com)

Los tres días que derribaron el Gobierno del PP (La Voz de Galicia)

Cronología del silencio (EL PERIÓDICO)

La indigestión de la crisis (EL PAíS)

El hundimiento de la tesis de ETA (Ernesto Ekaizer)

Llamada de Washington: "Ha sido Al Qaeda" (Luis Gómez / Pablo Ordaz / Francisco Peregil)

Rajoy: "¿Qué está pasando?" (Luis Gómez / Pablo Ordaz / Francisco Peregil)







Historia de una manipulación (Cadena SER)

14-03-2004 Cadena SER

El gobierno de Aznar ha utilizado todos los medios de comunicación públicos y todos los medios privados cercanos ideológicamente al gobierno para tratar de mantener durante tres días como única tesis la autoría de ETA en los brutales atentados del jueves en Madrid. Aznar y el gobierno se han implicado personalmente llamando a los directores de los medios escritos nacionales y a los corresponsales extranjeros.

La presión y la manipulación han sido especialmente descaradas en los telediarios que dirige Alfredo Urdaci en TVE y en las tertulias de RNE. Urdaci estuvo durante horas en pantalla controlando personal y directamente la información el jueves y el viernes. Toda la información y los comentarios contemplaban sólo la autoría de ETA con reportajes sobre las victimas y los atentados de esta banda terrorista. La línea informativa se mantuvo a pesar de que el ministro Angel Acebes empezó el jueves por la tarde a hablar de la hipótesis de Al Qaeda. Las imágenes de las grandes manifestaciones del viernes se centraron una y otra vez en las pancartas contra ETA y se silenciaron las protestas contra Aznar y no salió ni una sola pancarta preguntándose “¿Quien ha sido?”, el grito más coreado en las concentraciones.

Esta tarde, cuando Acebes ha confirmado las detenciones de varios sospechosos integristas, Urdaci no estaba en pantalla y TVE ha seguido con Cine de Barrio después de la comparecencia del ministro. Esta noche, TVE no ha retransmitido ya en directo la última comparecencia del ministro anunciado el video de la reivindicación. Urdaci sí tuvo interés el primer día de la tragedia en que algún ministro desmintiera informaciones de la SER. La actitud de Urdaci ha provocado un gran malestar entre muchos periodistas de RTVE que incluso en algún programa han estado a punto de rebelarse según fuentes de los propios trabajadores.

La estrategia se ha mantenido también en las cadenas autonómicas controladas por los gobiernos autonómicos del PP. De hecho, esta noche, Canal Nou está informando casi exclusivamente de las manifestaciones en las sedes del PP acusando al PSOE de convocarlas. En uno de sus últimos boletines de 6 minutos no han citado las detenciones. La campaña para hablar sólo de ETA ha sido también muy clara en los medios de comunicación privados más cercanos al gobierno: Antena 3 y Onda Cero, medios del grupo Planeta, del empresario Jose Manuel Lara y desde la Cope, la cadena de radio de los Obispos, de la Conferencia Episcopal que preside el Cardenal Rouco Varela. Muchos de los tertulianos de estas cadenas se han dedicado mañana, tarde y noche a insultar y descalificar a la Cadena SER simplemente por contar lo que estaba pasando: que las investigaciones de las fuerzas del seguridad del Estado encaminaban a grupos radicales islámicos.

Los servicios informativos de la Cadena SER se reafirman en toda la información que han ido ofreciendo a sus oyentes en estas 72 horas: información siempre responsable, contrastada y confirmada por fuentes de toda solvencia. La Cadena SER mantuvo desde el principio que las pruebas que se iban encontrando las fuerzas de seguridad del Estado dirigían la investigación hacia el terrorismo extremista islámico sin descartar en ningún momento la hipótesis de que los autores fueran terroristas de ETA.

El presidente Aznar, también en esta ocasión, ha forzado la maquinaria informativa para sostener la autoría de ETA, implicándose personalmente en llamadas a los máximos responsables de los medios.

La SER no ha mentido; el presidente Aznar sabrá si lo ha hecho.



Tres días de marzo (EL PAíS)

Las contradicciones en la información del Gobierno sobre el 11-M

JUEVES, 11
A las 7.52 del pasado 11 de marzo, Iñaki Gabilondo interrumpió el normal desarrollo del programa que dirige en la SER para anunciar que había habido una explosión en la estación de Atocha, en las vías del AVE. Se desconocían otros detalles, pero enseguida las fuentes indicaron que, por lo menos, algunas personas habían resultado heridas. Millones de familias españolas se enteraron así, a través de la radio, de las primeras noticias sobre el monstruoso atentado que costó la vida a casi dos centenares de personas. La interrogante surgió muy pronto. ¿Sería ETA o los fundamentalistas islámicos quienes estaban detrás de semejante salvajada?


La duda era lógica. La organización terrorista vasca viene actuando en España desde hace más de tres décadas, había amenazado con hacer algo sonado en Madrid antes de las elecciones legislativas, previstas para el domingo día 14, y la policía había desarticulado un par de comandos, con abundante material explosivo, que planeaban atentar contra estaciones de ferrocarril o medios de transporte en la capital. Por otra parte, Al Qaeda, y Bin Laden en persona, habían señalado ya públicamente a nuestro país como objetivo de su fanatismo terrorista, y la extensión de la amenaza del integrismo islámico era conocida de todos gracias a los constantes avisos de Washington y tras los crueles atentados de Bali y Estambul.

Los ataques a la Casa de España en Casablanca eran, además, un indicio a añadir al hecho de que nuestro país se encontraba entre los objetivos designados por Al Qaeda.

Al fin y al cabo, gran parte de la conspiración previa a la agresión contra las Torres Gemelas se había fraguado en España, de donde partieron algunos de los pilotos suicidas del 11-S. En los últimos meses, los jueces y la policía española habían desarticulado y encarcelado diversas células de apoyo a la organización terrorista islámica y la coincidencia de fechas (11-S y 11-M), que a muchos no pasó inadvertida, abonaba las sospechas de quienes se inclinaban por atribuir la autoría al fundamentalismo.

A las 8.30, informes oficiales hablaban de que podía haber 15 o 20 muertos, y el lehendakari Juan José Ibarretxe citó para una conferencia de prensa, a las 9.30 en punto. El jefe del Gobierno vasco debía estar más preocupado que otros por lo que había sucedido en Madrid. Durante la campaña electoral, que tocaba a su fin, el Partido Popular se había empleado a fondo contra el líder independentista catalán Josep Lluís Carod-Rovira, por sus contactos con la banda terrorista etarra a principios de año.

Después de esas conversaciones, ETA había declarado unilateralmente una tregua para Cataluña, con lo que la imagen encapuchada de dos etarras, haciendo una declaración al respecto, inundó los medios de comunicación españoles y fue reiterada hasta la saciedad en la televisión del Estado. El Gobierno de Madrid veía en todo aquello, sin duda, una ocasión para deslegitimar al recién creado Gobierno tripartito de Cataluña, del que forma parte Esquerra Republicana, el partido de Carod. La ministra de Administraciones Públicas llegó a acusar de asesinos a los seguidores de éste, aunque luego disculpó su calumnia como un lapsus. Por si todo esto fuera poco, a la semana siguiente debía comenzar a discutir el Parlamento vasco el famoso plan Ibarretxe, que enfatiza las tendencias independentistas del PNV y ha sido recurrido ante el Tribunal Constitucional por el Gobierno de Madrid. Era absolutamente previsible que un atentado de las características del de Atocha haría crecer el climax antinacionalista y la crispación que los hombres de Aznar se habían encargado de generar en torno al caso, por lo que el lehendakari se apresuró a salir a la tribuna –fue el primer gobernante en hacerlo- a fin de condenar sin tapujos el atentado, que atribuyó inequívocamente a ETA.

Mientras Ibarretxe hablaba a la opinión pública, en las redacciones de los periódicos se barajaba ya una cifra cercana a los 100 muertos como consecuencia de las bombas, y la gente comenzó a comprender que nos hallábamos ante un atentado de características nunca antes vistas en Europa. Si la responsable era ETA, no cabía duda de que se trataba de un salto cualitativo en su estrategia, con una trascendencia inimaginable. Pero el lehendakari no podía saber tampoco que, poco después de terminada su intervención, una dotación policial iba a encontrar en Alcalá de Henares una furgoneta robada, que mantenía sus placas originales, y en la que se hallaban numerosos indicios de que el atentado no había sido cometido por los etarras y sí, en cambio, podía ser responsabilidad de islamistas fanáticos.

Pese a la inicial atribución a ETA por parte del Gobierno vasco, las interrogantes sobre quién o quienes habían instalado las bombas comenzaron a crecer a lo largo de la mañana. Un alto responsable de PRISA asistió a un desayuno de trabajo, que terminó hacia las diez, en una importante institución financiera, y allí ya se analizó la posible autoría islamista, más creíble a medida que se conocían detalles del atentado y sus consecuencias. Antes de las doce del mediodía, en la dirección del grupo se recibieron llamadas de un periódico de Beirut, de varios diarios europeos y de una revista americana, y en todos se interesaban por idéntica eventualidad. Nadie que tenga dos dedos de frente, para utilizar una expresión empleada por Aznar, puede imaginar que en Moncloa y en el Ministerio del Interior no se contemplaran estas hipótesis, cuando la gente normal no hablaba de otra cosa, pero cabe admitir que la obsesión personal del presidente del Gobierno, que no cesa de presentarse a sí mismo como un superviviente del terrorismo etarra, le impidiera hacerlo. También es probable que algunos altos mandos de la policía y los servicios de inteligencia, subsidiarios de ese enfoque unilateral de la amenaza terrorista, indujeran al error. Sin embargo, en la sede del PP en la calle Génova, uno de los consejeros electorales que ayudaba en su campaña a Mariano Rajoy, Pedro Arriola, se hizo la misma pregunta, ¿ETA o Al Qaeda? Aunque no puede decirse que Arriola sea un experto en la materia, se trata de un hombre de la confianza personal de José María Aznar, hasta el punto de que negoció con la banda terrorista en representación de su Gobierno, cuando este creyó que una tregua decretada unilateralmente por aquella podría acabar, al estilo irlandés, con su rendición. ¿ETA o Al Qaeda? ¿Y qué impacto tendría un hecho tan monstruoso en las elecciones del domingo siguiente? Arriola hizo algunas llamadas telefónicas, comentó el caso con otros colegas, amigos y miembros del partido. Las conclusiones de ellos eran fruto exclusivo del sentido común: los atentados, en principio, supondrían una movilización del voto cuando las encuestas anunciaban un empate técnico entre los dos grandes partidos. Si era ETA la responsable, resultaba más que posible una concentración de electores en torno al Gobierno, cuando menos por instinto de seguridad de los votantes, y quizás veríamos volcarse las urnas a favor del PP. Pero si era Al Qaeda, los ciudadanos relacionarían las bombas con la participación de España en la invasión de Irak, y las consecuencias electorales podrían ser distintas, impredecibles en cualquier caso.

A media mañana, Arnaldo Otegi, representante de la ilegal Batasuna, compareció ante la prensa para negar que ETA tuviera relación con el atentado. Su mentís fue despreciado por el Gobierno, alegando que Batasuna es una organización terrorista y que sus palabras no merecían crédito. Todavía hoy nadie ha explicado por qué gozaban de credibilidad para el Ejecutivo los anuncios hechos por dos encapuchados sobre la tregua en Cataluña y no, en cambio, las declaraciones de alguien del mismo entorno que, cuando menos, daba la cara. La lógica hacía sospechar que, siendo Otegi un representante informal de ETA, nunca se atrevería a hacer una aseveración como la citada sin recabar antes seguridades de que los terroristas no habrían de desdecirle. El caso es que a la 13.30 el ministro del Interior compareció ante la prensa y dijo enfáticamente: "ETA buscaba una masacre en España... en esta ocasión ha conseguido su objetivo". El ministro estuvo rotundo y, como San Pedro, negó por tres veces la existencia de cualquier otra alternativa: "...las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado no tienen ninguna duda de que el responsable es ETA. Estamos asistiendo a un proceso de intoxicación que ha iniciado el señor Otegi de manera miserable para desviar la atención. No tenemos duda de que es una estrategia miserable, como todo lo que hace ETA y quienes le apoyan. No tenemos ninguna duda".

Sin embargo, alguien de entre los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado debía albergar en su cerebro, siquiera, una pequeña interrogante. Al rato de hablar el ministro, la furgoneta Renault Kangoo encontrada esa misma mañana fue transportada a dependencias policiales. Para entonces ya se habían realizado dos inspecciones oculares del vehículo y, sobre las tres de la tarde, se comprobó que tenía en su interior una cinta con versículos del Corán, ropas diversas, restos de explosivos y un puñado de detonadores de fabricación española. No se podía asegurar aún que la furgoneta tuviera relación con el atentado, pero la policía sabía que nunca ETA había utilizado detonadores de fabricación española, que nunca había dejado de cambiar las matrículas de un automóvil robado y, sobre todo, que habitualmente los etarras colocan en los coches que utilizan bombas trampa para borrar todo rastro. De modo que es comprensible que, poco después de las doce del mediodía, los policías que acompañaban a comisaría a un testigo que decía haber visto a los ocupantes de la furgoneta, le comentaran que el atentado no parecía obra de ETA. No obstante, a las 13.15 portavoces del Ministerio del Interior difundieron que el explosivo empleado era dinamita Titadyne, habitualmente utilizado por ETA. La agencia Efe transmitió a las 14.41 un cable en el mismo sentido.

Como algunas comprobaciones finales sobre las pruebas encontradas no se obtuvieron hasta las 15.30, es posible que en el momento de su comparecencia el ministro de Interior no hubiera recibido aún ninguna de dichas informaciones, pese a haber transcurrido cuatro horas desde el hallazgo del vehículo. Este es un punto que el ministro y sus colaboradores deberían aclarar, porque resulta crucial para juzgar su eficacia al frente del departamento. Por lo que fuera, Acebes no se cubrió en absoluto pese a que, en el momento de su primera rueda de prensa, no tenía ni una sola prueba material de la autoría de ETA, contaba por el contrario con un mentís de Otegi, y en alguna dependencia policial comenzaban a acumularse pruebas indiciarias de la participación islámica. Su declaración se basó en creencias o deducciones, pero descalificó además cualquier otra lógica que no fuera la suya.

Al poco de salir el ministro en televisión, compareció el presidente del Gobierno. En su alocución no citó textualmente a ETA pero aludió repetidas veces a la banda, y convocó personalmente a una manifestación gigantesca, para el viernes siguiente, en solidaridad con las víctimas y en defensa de la Constitución. Esta parte del eslogan remitía inequívocamente al conflicto vasco y desde luego, no tenía ningún sentido si se trataba de protestar contra Al Qaeda. Por lo demás, Arriola asegura que no habló con Aznar durante la mañana del jueves, pero es improbable que no hubiera alguien que informara al presidente del Gobierno de los análisis que expertos electorales habían transmitido al partido. Aznar, por su parte, había ya telefoneado al Rey y a los principales líderes de la oposición, a los que comunicó su decisión autónoma de convocar la manifestación dejando al margen a las fuerzas políticas. La pancarta, la hora y el itinerario de la marcha fueron decididas unilateralmente por el Gobierno que, junto a los esfuerzos en la investigación del crimen, volcaba otros no pequeños en organizar tamaña demostración. De todas maneras, parecía extraño que tras la rotundidad de Acebes, el propio Aznar no hubiera mentado ni una sola vez a ETA por su nombre, máxime cuando minutos antes de la aparición del ministro del Interior, el presidente del Gobierno había telefoneado a los directores de los principales periódicos: "Ha sido ETA con total seguridad", dijo. Era la primera vez en ocho años que José María Aznar daba personalmente, y de forma espontánea, una noticia al director de EL PAÍS. Después de tan firme aseveración, se retrasó la edición especial del periódico, cuyo titular rezaba "Matanza terrorista en Madrid", para sustituirlo por otro: "Matanza de ETA en Madrid". Unos 80.000 ejemplares del diario de mayor circulación y más influyente de España transmitieron así el mensaje equivocado. El presidente del Gobierno en persona se encargó de que eso sucediera, pese a no tener a mano ninguna prueba de lo que decía.

Funcionarios de la Moncloa se dedicaron luego a hacer llamadas similares a los corresponsales extranjeros acreditados en Madrid, y a varios se les aseguró de nuevo que el explosivo empleado en la matanza era dinamita Titadyne. Nadie, en ninguna parte, tenía en su poder nada que pudiera atestiguar la veracidad de esa información. [En nombre del presidente, el Gobierno ha remitido a El PAÍS y a la cadena SER una insólita carta de rectificación, sugiriendo que en realidad quien miente es el director de este periódico, cuando explica cómo y por qué se cambiaron los titulares de primera página de la edición especial. Existen decenas de personas y numerosas pruebas técnicas que pueden atestiguar en contra de las nuevas aseveraciones oficiales, que arrojan mayores sospechas sobre el proceder gubernamental durante la crisis].


HABLA EL REY
Unas 12 horas después del atentado, el Gobierno había comparecido ante la opinión pública en dos ocasiones, a la 13.30 el ministro del Interior y, poco después, el presidente Aznar. Pese a que no contaban con ninguna evidencia al respecto, su mensaje era inequívoco, había sido ETA. El embajador español en la ONU solicitó una reunión urgente del Consejo de Seguridad para aprobar una resolución de condena que incluyera a la banda terrorista. Así sucedió. Sobre las cinco de la tarde, la ministra de Asuntos Exteriores envió un telegrama a todas las embajadas dando instrucciones para que insistieran en ello, descartando otras hipótesis y argumentando que el explosivo empleado y el modo de operar eran los utilizados habitualmente por ETA.

La monstruosidad del atentado había sobrecogido a la opinión pública mundial y las televisiones transmitían desde Madrid, minuto a minuto, los acontecimientos. Poco después de las ocho de la tarde, la CNN Internacional interrumpió sus emisiones para emitir un mensaje de don Juan Carlos. Efectivamente, salió el Rey y pronunció un parlamento, traducido al inglés de manera simultánea. Sin embargo, a esa misma hora, quien aparecía en las televisiones españolas era, de nuevo, el ministro Acebes. Ni rastro de la declaración del monarca. El responsable máximo de la policía continuaba igual de rotundo ("...es dinamita. La habitual de ETA"), pero reconocía que se había requisado un vehículo con una cinta magnetofónica que contenía versículos del Corán.
"La cinta no tiene ninguna amenaza, se puede encontrar en distintos sitios... Ha habido muchos interesados en tratar de generar confusión y decir que esto no había sido ETA... La línea prioritaria sigue siendo la de la banda ETA, pero acabo de dar instrucciones para que no se descarte ninguna y se abran todas las vías de investigación". Sólo después de que el ministro terminara apareció la imagen de don Juan Carlos en las televisiones españolas, un cuarto de hora más tarde que en las del extranjero. Nadie ha explicado oficialmente hasta ahora semejante irregularidad, pero se sabe que el monarca pidió que, antes de su declaración, el Gobierno compareciera en público para dar a conocer que existían otras líneas de investigación diferentes a las que se habían anunciado a mediodía. Mientras Acebes lo hacía así, el ex rey Constantino de Grecia telefoneó a su cuñado para felicitarle por lo bien que había estado en la CNN. Sorpresa general en la Zarzuela, ante tanta anticipación por parte de la televisión americana A la hora de esta segunda comparecencia del ministro, la tesis de la responsabilidad islámica se extendía ya como un reguero de pólvora por los medios de comunicación de todo el mundo. A las 21.30, un grupo radical islámico reivindicó el atentado en un mensaje electrónico enviado a un diario árabe de Londres. Expertos británicos dijeron que no les ofrecía mucha fiabilidad. Sin embargo, a esa misma hora numerosos responsables policiales y de los servicios de inteligencia, españoles y extranjeros, y también jueces que habían inspeccionado el lugar de los hechos, transmitían su impresión de que nos hallábamos ante un atentado de los fundamentalistas islámicos.

Un magistrado comentó, además, que en zonas vecinas al escenario de los hechos se habían llevado a cabo, no hacía mucho, detenciones de presuntos sospechosos de colaborar con Al Qaeda. Otras fuentes policiales hablaron de la posibilidad de la existencia de un terrorista suicida o de que a alguno le hubiera estallado la bomba que llevaba. La SER dio la noticia, añadiendo que tanto el Ministerio del Interior como fuentes judiciales lo negaban. Forenses israelíes, experimentados en ese tipo de hechos, ofrecieron su colaboración para la identificación de los cuerpos, pero fue rechazada. EL PAÍS publicó en su edición del martes, día 16, que los forenses mantenían esas sospechas cinco días después del atentado, ante la aparición entre los restos humanos de una columna vertebral totalmente descarnada, lo que hacía suponer una extrema proximidad al explosivo por parte de la persona afectada. Esta historia del suicida, de quien un locutor de la radio episcopal llegó a comentar que a lo mejor era un becario de la propia SER, ha servido más tarde para tratar de desprestigiar, desde el Gobierno y con la colaboración de columnistas complacientes, a la cadena de radio del grupo PRISA. Fuera como fuera, la identificación de los cuerpos era tan dificultosa o se hizo en condiciones tan poco adecuadas que, dos semanas después de la masacre, fue rebajado el número oficial de víctimas, habida cuenta de que muchos de los despojos humanos con los que se trabajó pertenecían, quizás, a miembros amputados de los heridos. Varias personas siguen desaparecidas, por lo que quedan incógnitas todavía sin despejar.

A medianoche del día de los atentados, Batasuna había dicho que no había sido ETA, existía una reivindicación islámica, la policía tenía restos de explosivo y unos detonadores de características diferentes a los que la banda utiliza, le había enseñado al testigo que vio a los ocupantes de la furgoneta fotografías de ciudadanos árabes, por si los identificaba, y tenía en su poder una cinta magnetofónica con versos del Corán.

Por si fuera poco, esa tarde la policía ya había recogido una bolsa con una bomba sin explotar, que podía aportar importante información sobre los autores de la matanza.

Nada de eso parecía suficiente para el Gobierno, cuyo portavoz declaró a las doce de la noche a Televisión Española que la pista principal conducía a ETA, y cuya ministra de Asuntos Exteriores dijo a la BBC que la responsabilidad más probable era la de ETA. Los representantes del PSOE que habían atribuido la autoría a los etarras, los dirigentes del PNV, quienes se dejaron arrastrar por la primera impresión del momento, reconocían mientras tanto su error.


VIERNES, 12
A las siete de la mañana del día siguiente, viernes, 12 de marzo, Iñaki Gabilondo informó en la SER sobre la doble vía abierta en la investigación, lamentando que media España "parece estar deseando que sea ETA y otra media Al Qaeda". Los comentarios de todas las tertulias se referían a la eventual influencia del atentado en los resultados electorales. La SER añadió que durante la madrugada se había desactivado una bomba, encontrada en una bolsa de deportes entre los restos de un vagón; la bolsa había sido llevada, junto con otros equipajes, a la comisaría de Vallecas, donde fue descubierta por casualidad. Los especialistas pudieron confirmar que el explosivo del artefacto no era el que ETA utiliza habitualmente y el detonador, de fabricación española, resultaba idéntico a los hallados en la furgoneta. A media mañana el presidente del Gobierno en persona dio cuenta de la reunión del Consejo de Ministros e informó sobre el atentado. Rebatió las acusaciones procedentes del partido socialista en el sentido de que el Gobierno no estaba dando toda la información que tenía.

Insistió en que "no concede ni concederá ningún crédito a las declaraciones de portavoces de organizaciones ilegales que exculpan o hablan en nombre de una organización terrorista", e hizo otra vez un llamamiento a los ciudadanos para que acudieran masivamente a la manifestación. Preguntado por los periodistas sobre qué línea de investigación barajaba con mayor fuerza el Gobierno, de acuerdo con los datos en poder de las fuerzas de seguridad, espetó: "¿Es que alguien piensa que un Gobierno con dos dedos de frente en España, después de 30 años de terrorismo, ante un atentado como el de ayer, no tiene que pensar lógicamente, razonablemente, que puede ser esa banda su autora? Esa organización terrorista está hecha para matar y mata todo lo que puede. Es lo que hace y a veces lo consigue... Esa es una línea de investigación que cualquier Gobierno de España que no haya perdido la cabeza tiene que seguir y que nosotros seguimos. Naturalmente, si hay otras hipótesis, también las vamos a seguir". Y más tarde dijo: "No me pida usted, por favor, que yo juegue a las quinielas. No voy a jugar a las quinielas. Yo no evalúo quién tiene posibilidad. Nosotros jugamos sobre hechos determinados, sobre hechos constatados". No existía en ese momento ningún hecho constatado, ninguna prueba material, que apoyara la tesis de la autoría etarra, y sí muchas otras que indicaban lo contrario, pero el ministro del Interior volvió a salir en la televisión a la una de la tarde para insistir en que la principal vía de investigación seguía siendo ETA. A media tarde, el ministro repitió rueda de prensa, sobre las 18.30, en la que dio noticia de la bomba hallada en Vallecas y dijo que todavía no se habían traducido los versos del Corán contenidos en la cinta de la furgoneta. El día anterior, no obstante, había asegurado que no había en ellos ningún tipo de amenaza. Dos semanas después, nadie ha hecho público el contenido de dichos versos. Poco antes de esta comparecencia de Acebes, ETA había llamado al diario Gara y a Euskal Telebista para rechazar cualquier responsabilidad sobre el atentado. La televisión autónoma vasca tardó poco tiempo en confirmar la autenticidad del comunicado como procedente de un portavoz de la banda.

A las siete de la tarde comenzó la manifestación de Madrid. En esta, como en la de Barcelona, el presidente del Gobierno y los ministros fueron increpados por algunos ciudadanos que les interrogaban, a veces airadamente, por la autoría de los hechos.

En muchos sectores cundía la sospecha de que el Gobierno manipulaba la información, igual que en una primera instancia parecía haberse querido apropiar de las manifestaciones populares que había convocado.

Por la noche, la práctica totalidad de los servicios de inteligencia europeos consideraban ya que la única pista buena era la islámica. Pero el Ejecutivo seguía insistiendo en que, para él, la línea prioritaria era la de ETA. No contaba con un solo indicio que pudiera avalarla.


SÁBADO, 13
El sábado, víspera de las elecciones y día de reflexión, en una entrevista publicada en la primera página del diario El Mundo, 48 horas después del hallazgo de la furgoneta con los detonadores, la cinta en árabe y los restos de un explosivo que no era el utilizado por los terroristas vascos, el candidato del Partido Popular, Mariano Rajoy, confesaba: "Tengo la convicción moral de que ha sido ETA".

Nuevamente se trataba de deducciones, convicciones o corazonadas, frente al rigor del trabajo policial y la sensatez del análisis político. EL PAÍS publicó también ese día unas declaraciones de Rajoy. En la jornada de reflexión está prohibido que los candidatos pidan el voto, por lo que los dirigentes socialistas evaluaron la posibilidad de elevar una queja por esta vulneración de las normas. Los periódicos podrían, sin embargo, explicar que lo excepcional de las circunstancias justificaba la alteración en las fechas de publicación de la entrevista con el candidato. Por lo demás, a esa hora, los últimos sondeos apuntaban ya a una mejora considerable del PSOE en las elecciones, y les pareció superfluo hacer ruido por un tema así.

A mediodía, el ministro Acebes, cumpliendo con el deber de transparencia que el Gobierno se había impuesto a sí mismo, aseguró que ningún responsable de las fuerzas de seguridad le había dicho aún que las investigaciones se estuvieran centrando ya en Al Qaeda. El ministro debía ser, entonces, el único al que no se lo comunicaron porque, apenas hora y media más tarde de que pronunciara estas palabras, se produjeron las primeras detenciones en relación con los atentados: tres marroquíes y dos indios, algunos de ellos ya incursos en un sumario abierto por el juez Garzón. Al mismo tiempo, Miguel Platón, director de la agencia oficial Efe, ordenaba la transmisión de un telegrama noticioso: "Las pistas apuntan a ETA y descartan a Al Qaeda".

Previamente, el telediario de las tres de la tarde había sostenido la hipótesis etarra y centrado las imágenes de las manifestaciones del viernes en las pancartas contra ETA.

De modo que, mientras sospechosos de colaborar con el fundamentalismo islámico entraban en comisaría, la televisión del Gobierno, la agencia del Gobierno y los ministros del Gobierno seguían asegurando que era ETA la responsable de los atentados.

A las 18.30, la cadena SER informó que cientos de ciudadanos, convocados a través de teléfonos móviles y mensajes en Internet, se estaban manifestando, desde tres cuartos de hora antes, frente a la sede del PP en Génova. La cadena noticiosa de televisión CNN+ envió cámaras para cubrir el evento en directo. Las imágenes fueron transmitidas también por CNN Internacional y otras televisiones europeas y americanas. La COPE informó igualmente de esas manifestaciones, interrumpiendo su programación deportiva. A las siete de la tarde, un ministro del Gobierno telefoneó de forma institucional, y también en nombre del candidato del Partido Popular, a un alto responsable del Grupo PRISA para protestar porque la SER y CNN+ estaban, a su juicio, "llenando las calles de manifestantes". Dijo, además, tener pruebas de que las concentraciones ilegales se habían convocado desde teléfonos del PSOE. Varias encuestas electorales anunciaban ya una posible victoria socialista para el día siguiente, aunque por estrecho margen, y en PRISA se atribuyó esa llamada al nerviosismo que probablemente había hecho presa en las filas del Partido Popular.

Este reclamó una reunión de la Junta Electoral Central para que se pronunciara sobre las manifestaciones, al tiempo que Rajoy comparecía en público a fin de denunciar la ilegalidad de las mismas y de advertir sobre las eventuales consecuencias para aquellos que las hubieran instigado. Fue contestado de inmediato por Alfredo Pérez Rubalcaba, que pidió para los españoles "un Gobierno que no les mienta" e hizo uso del derecho de dúplica el ministro portavoz, Eduardo Zaplana, quien, siempre ante las cámaras de televisión, rechazó las acusaciones del dirigente socialista. En medio del guirigay, corrió el rumor de que el Gobierno se podía estar planteando un aplazamiento de las elecciones. No existe ningún indicio fiable de que eso fuera así, pero al menos pudo estar en la cabeza de alguien porque el propio diario El Mundo, en un editorial publicado el mismo día de los comicios, dijo que "ante una crisis tan grave, quizá por prudencia debería haberse aplazado la votación de hoy, si hubiera habido margen legal para ello". Por lo demás, el ministro del Interior, pasada la medianoche, y ya en jornada electoral, por lo tanto, confirmó que habían encontrado un video en el que Al Qaeda reivindicaba el atentado de Atocha. Por fin, y por vez primera, el Gobierno parecía dar credibilidad a un comunicado procedente de los terroristas y no argumentaba que la condición moral de sus firmantes impedía concederles siquiera el beneficio de la duda.

Esta fue, no obstante, la única ocasión en que la comparecencia de Acebes no fue retransmitida en directo por Televisión Española, que había cambiado su programación para emitir, a esa hora, Asesinato en febrero, una película sobre la muerte del diputado socialista Fernando Buesa y su escolta, a manos de ETA.



11M | Historia de una manipulación fallida (www.elotrodiario.com)


4-06-2004 - Javier Pueyo (ELOTRODIARIO)

Faltan unos minutos para las ocho de la mañana del 11 de marzo de 2004. Madrid amanece nublado y quedan pocas horas para que finalice la campaña electoral. Hay convocada una huelga universitaria en Madrid y son pocos los estudiantes que cogen los trenes de cercanías para acudir a las universidades Autónoma y de Alcalá. Los medios informativos repasan las noticias de campaña y hacen referencia a Guinea Ecuatorial y al Real Madrid.

Sin embargo, algo sucede en la estación de Atocha. Comienzan a llegar los primeros datos. Iñaki Gabilondo, en la SER, comparte con sus oyentes la información disponible a las 07:52. No hay más que confusión. En La Mañana de la COPE, los responsables de la desconexión territorial de Madrid logran hablar por teléfono con vecinos de la zona. En Telemadrid se emiten dibujos animados, y en La Primera de TVE se comienza a mencionar el asunto en el tramo posterior a las 08:00. Cuatro medios de comunicación, dos privados y dos públicos, que no tardarían en convertirse en los protagonistas de la noticia.

Tras las elecciones del 14 de marzo, que conceden una mayoría inesperada al PSOE, muchos analistas coinciden en afirmar que entre el jueves y el domingo hubo manipulación y mentiras, y que alguien quiso aprovechar la tragedia en su propio beneficio. ¿Pero quién fue? ¿El Partido Popular sostuvo hasta el final la tesis de ETA para alcanzar la mayoría absoluta y romper el tripartito catalán o el Partido Socialista, en colaboración con el Grupo Prisa, dio un golpe de Estado para llegar a La Moncloa?

A lo largo de este reportaje reviviremos aquellas terribles horas de tensión y angustia, y fijaremos nuestra mirada en el comportamiento de los políticos y de los medios de comunicación –y más concretamente en el de los que, de un modo u otro, se convirtieron en los grandes protagonistas del momento.


PRIMERAS HORAS
Mientras el Gobierno vasco anuncia la comparecencia de Juan José Ibarretxe para las 09:30 de la mañana (en la que el lehendakari condenaría sin paliativos los atentados y tacharía a los etarras de “alimañas y asesinos”), comienzan las primeras tertulias radiofónicas del día. En la Cadena SER, Iñaki Gabilondo asume la autoría de ETA y afirma que hay que estar con el gobierno, con “nuestro gobierno”. A lo largo de esa edición especial de Hoy por Hoy, Gabilondo pide a los ciudadanos que el domingo vayan a votar masivamente, y que lo hagan sin cambiar el voto que tuvieran pensado.

En la COPE, Federico Jiménez Losantos también se refiere al gobierno de Aznar: “En los últimos años, el gobierno de España ha demostrado que mantiene una política coherente, y es la que hay que hacer”. Pero añade que “ERC comparte la abyección moral con ETA”. A lo largo de la mañana, en la cadena de los obispos se aprovecha la masacre para atacar a las fuerzas nacionalistas: “Ibarretxe estaba y está en el pacto de Estella que hizo precisamente el PNV cuando toda España, después del asesinato de Miguel Ángel Blanco, se movilizó contra ETA y el PNV se lanzó a apoyar a ETA”. Pedro J. Ramírez, director de El Mundo, exige en la tertulia a Zapatero que pida responsabilidades políticas a Maragall, por gobernar con “partidos que están estimulando a la banda terrorista”.

Las principales fuerzas políticas, PP, PSOE e Izquierda Unida, anuncian la conclusión de la campaña electoral. Pero la campaña, sin embargo, sigue adelante.


“En la sede del PP en la calle Génova, uno de los consejeros electorales que ayudaba en su campaña a Mariano Rajoy, Pedro Arriola, se hizo la misma pregunta: ¿ETA o AlQaeda? Aunque no puede decirse que Arriola sea un experto en la materia, se trata de un hombre de la confianza personal de José María Aznar, hasta el punto de que negoció con la banda terrorista en representación de su gobierno, cuando este creyó que una tregua decretada unilateralmente por aquella podría acabar, al estilo irlandés, con su rendición. ¿ETA o AlQaeda? ¿Y qué impacto electoral tendría un hecho tan monstruoso en las elecciones del domingo siguiente? Arriola hizo algunas llamadas telefónicas, comentó el caso con otros colegas, amigos y miembros del partido. Las conclusiones de ellos eran fruto exclusivo del sentido común: los atentados, en principio, supondrían una movilización del voto cuando las encuestas anunciaban un empate técnico entre los dos grandes partidos. Si era ETA la responsable, resultaba más que posible una concentración de electores en torno al gobierno, cuando menos por instinto de seguridad de los votantes, y quizás veríamos volcarse las urnas a favor del PP. Pero, si era AlQaeda, los ciudadanos relacionarían las bombas con la participación de España en la invasión de Irak, y las consecuencias electorales podrían ser distintas, impredecibles en cualquier caso.”
Juan Luis Cebrián (periodista)


A mediodía, el líder de Batasuna, Arnaldo Otegi, condena la masacre y niega cualquier participación de ETA en ella. El partido ilegalizado por su relación con la banda terrorista jamás ha condenado un atentado de ETA.

A la una y media, Ángel Acebes, ministro del Interior, afirma en rueda de prensa que “las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado no tienen ninguna duda de que el responsable es ETA. Estamos asistiendo a un proceso de intoxicación que ha iniciado el señor Otegi de manera miserable para desviar la atención. [...] No me cabe ninguna duda de que es una estrategia miserable como todo lo que hace ETA y los que le apoyan”. Acebes no otorga ninguna credibilidad a ETA. Sí se la concedía, sin embargo, Jaime Mayor Oreja el 20 de febrero de este mismo año, al referirse al comunicado de la banda sobre la tregua decretada en Cataluña tras la reunión con Carod-Rovira: “ETA dice la verdad. [...] ETA mata, pero no miente”.

Mientras Ángel Acebes realiza estos comentarios en rueda de prensa, su Ministerio emite un comunicado –del que se hace eco la agencia EFE- en el que se explica que la dinamita empleada en los atentados es Titadyne, la que usa ETA. En realidad, la dinamita es Goma 2, pero esto no se reconoce oficialmente hasta el día siguiente, cuando se hacen públicas las conclusiones del estudio de la mochila encontrada el jueves en uno de los trenes.

Antes de que Acebes comparezca en rueda de prensa, José María Aznar llama a los directores de los principales periódicos españoles para confirmarles la autoría de ETA: “Ha sido ETA con total seguridad”. Tampoco se libran de las llamadas del Gobierno los corresponsales extranjeros que se encuentran en Madrid.

“Desgraciadamente tenemos que comunicar nuestro malestar con la actuación de la dirección general de comunicación del área internacional del ministerio de la Presidencia. Algunos corresponsales oficialmente acreditados en La Moncloa, miembros del Círculo, han recibido a lo largo de la tarde del Jueves pasado, día 11 de marzo, una llamada desde su dirección general con el explícito llamamiento de apuntar en nuestras crónicas y difusiones que ETA fue el autor de los atentados en Madrid.”
Círculo de Corresponsales Extranjeros (16/03/2004)


Pero las presiones no acaban aquí. El embajador español en la ONU, Inocencio Arias, logra el mismo día 11 que el Consejo de Seguridad apruebe, no sin cierta reticencia, una resolución de condena en la que se menciona explícitamente al grupo terrorista ETA.

A las cinco de la tarde, para fortalecer la tesis de ETA allende nuestras fronteras, el Ministerio de Exteriores se pone en marcha y contacta con todas las embajadas para que insistan en la autoría de ETA y no den pábulo a otras hipótesis.

Hasta este momento, las fuerzas de la oposición se mantienen en silencio. PSOE e IU siguen respaldando al Gobierno y piden “unidad frente al terror”.


EL DISCURSO DEL REY
Juan Carlos de Borbón graba en la tarde del jueves 11 de marzo un mensaje que en España sería emitido pasadas las ocho y media de la tarde, entre veinte y treinta minutos después que en Estados Unidos. En ningún momento se oye en boca del Monarca la palabra “ETA”.

El retraso en la emisión televisiva del mensaje del Rey se debe a la comparecencia realizada unos minutos después de las ocho por el ministro Acebes. Juan Luis Cebrián afirma que “se sabe que el monarca pidió que, antes de su declaración, el Gobierno compareciera en público para dar a conocer que existían otras líneas de investigación diferentes a las que se habían anunciado a mediodía”. De hecho, el diario francés Libération, en un artículo titulado “Atentados del 11 de marzo: una intoxicación llevada en directo por Aznar”, sostiene que el Rey solicita en la tarde del jueves al presidente Aznar que se retracte de la teoría que responsabiliza a ETA de los atentados en Madrid. La estrategia informativa planeada por el Gobierno “llega a provocar tensiones con el jefe de Estado, el rey Juan Carlos”. Según la información de este diario, “al atardecer, el Rey decide dirigirse a los españoles. Pero exige al Gobierno que reconozca públicamente, antes de intervenir, que la pista islámica no está excluida”.

Y, en efecto, Ángel Acebes reconoce en la rueda de prensa previa a la emisión del mensaje del Monarca que acaba de “dar instrucciones para que no se descarte ninguna y se abran todas las vías de investigación”, aunque insiste en que la dinamita es la “habitual de ETA”. Añade, eso sí, que se ha localizado un vehículo, supuestamente empleado por los terroristas, que contiene versículos del Corán. El vehículo en cuestión, un Renault Kangoo, fue hallado por la policía a media mañana.

La noche aún no ha acabado. La Cadena SER informa de que tres fuentes distintas confirmaron a la emisora la existencia de un terrorista suicida entre los restos de los trenes, añadiendo siempre que tanto el Ministerio del Interior como fuentes judiciales lo niegan. En el programa especial conducido por Carlos Llamas esa noche, se recuerda que “nada hay confirmado, todo está abierto, todas las hipótesis son posibles”, mientras se pide “prudencia” ante las noticias que van apareciendo. Varios tertulianos afirman una vez más que, en todo caso, confían “en el Ministerio del Interior, en lo que dice el Gobierno”.

Pasadas las 22:00 horas un grupo integrista islámico reivindica los atentados, pero a medianoche Eduardo Zaplana declara en TVE que la pista principal conduce a ETA. También Ana Palacio insiste en esa vía, asegurando a la BBC que todo apunta a ETA.

Nos vamos a dormir con la edición final del 11 de marzo del diario electrónico Libertad Digital (cercano al Partido Popular), en la que se recogen de forma destacada declaraciones de Aznar, Rajoy, Acebes y Ana Palacio. Ningún político de la oposición tiene un titular destacado en la portada. Sí lo tiene, sin embargo, el futbolista Salva, que pide que demos “72 horas a los que hay que dárselas y verás cómo con esto se acaba rápido. Que se olviden del luto, brazaletes, pésames y mierdas, hablar no vale para nada”. La utilización partidista de los atentados que se pudo percibir en la COPE durante las primeras horas del día, se evidencia de un modo excepcional en los artículos que el diario dirigido por Javier Rubio y editado por Federico Jiménez Losantos publica a lo largo del día.

“Esta sangre de marzo es la consecuencia lógica del regalo que un fundamentalista visionario convertido en presidente autonómico en funciones le hizo a ETA. Que la reunión de Perpiñán y la matanza de Madrid, que marcará nuestras vidas, son los dos extremos de la misma estrategia de los enemigos de España y de la libertad es una obviedad que no admite discusión.”
Juan Carlos Girauta

“Los objetivos que persigue ETA y el pensamiento -que la nutre y guía- también han de ser condenados. Los delincuentes y asesinos cuando se organizan lo hacen en torno a una ideología afín, a iconos como el Che y personajes como Arana, que les dan un aval para ellos seguir cometiendo sus mismos crímenes, ya sean estos físicos como excluyentes, racistas y xenófobos. [...] El pueblo español hoy sufre más, pero solo deberá cerrar los ojos para ocultar la lágrima del dolor, deberá abrirlos para asegurar su futuro. Su voto, en las elecciones, será el castigo a los errores de los que ahora quieren eximirse de sus responsabilidades con lágrimas de cocodrilo.”
Wenceslao Cruz

“Una vez más en la historia de la democracia en España, el PSOE no estuvo a la altura de las circunstancias y traicionó la Constitución, como hizo en 1934 y como hizo en los meses 'operación de acoso y derribo de Suárez' anteriores al golpe de estado de Tejero. Ahora, el traidor es Maragall, el cual, primero, se niega a desprenderse de Carod, para aceptar después su sustitución por otro miembro de Esquerra, que nunca rectificó la posición política que significó el encuentro de Carod con ETA. La responsabilidad llega hasta Rodríguez Zapatero, máximo dirigente del PSOE, quien, en una muestra de oportunismo político y falta de ética, pretende que no ha pasado nada, que lo ocurrido en el tripartito catalán es un tema menor; incluso que es una maniobra política del PP para influir en la campaña, filtrando la entrevista y no deteniendo 'pudiendo haberlo hecho' a la cúpula de ETA, según declaraciones de 'rencor' González.”
Alberto Recarte

“Estamos consternados. Pero aún nos queda memoria e inteligencia para preguntarle a los mal-nacidos que juegan a la política: ¿Dónde están los actores que no quisieron ponerse la pegatina de 'ETA NO'? Hoy, cuando hayan visto las imágenes de los cuerpos destrozados, espero que hayan sentido vergüenza de que alguien los reconozca por su humanidad. ¡Son alimañas que desconocen lo que traen adentro las palabras solidaridad y compasión! Sus miserables actitudes ya no valen ni como abono para que crezcan los partidos políticos que los amparan. ¿Dónde están los 'intelectuales' que hablan de miedo? Ellos son los que producen miedo porque quieren dialogar a toda costa con los nacionalistas. Hoy, toda esa gentuza, nos hablará de unidad, de ser una piña, etcétera para acabar con ETA. ¡Ratas! Salid a la calle, si tenéis valor, y mirad los rostros tristes de los españoles para que aprendáis qué es la dignidad. [...] La sangre de las víctimas de ETA es el argumento para terminar con los terroristas, los independentistas y los nacionalistas. [...] ¿Dónde está Carod que aún sigue hablando de dialogar con ETA? ¿Dónde hallar a los brivones (sic) que hablan de formas plurales para convivir con los nacionalistas y sus tutores terroristas?”
Agapito Maestre



“LA MÁQUINA DE MENTIR ACOMPAÑA A LA DE MATAR”

Ya es viernes. El horror comienza a tornarse en crispación y empiezan a surgir serias dudas sobre el comportamiento del Gobierno. Iñaki Gabilondo, acusado junto con la Cadena SER de manipular los atentados en favor del PSOE, inicia su programa a las seis de la mañana, a la vez que Federico Jiménez Losantos, su principal acusador.

Mientras Gabilondo explica en la SER que hay dos vías abiertas en la investigación, informa de las noticias registradas en las últimas horas y se lamenta de que media España “parezca estar deseando que sea ETA y otra media Al Qaeda”, Jiménez Losantos, en la COPE, dice: “Estamos en campaña electoral y hay gentuza que con tal de lavar su sucia conciencia, y sobre todo la sucia conciencia de sus votantes, de los que pactaron con ETA que matara en Madrid pero no en Barcelona, son capaces de cualquier cosa; lo han demostrado ya y lo seguirán demostrando”. Y aclara, por si quedara alguna duda: “Podrían haber sido los de Al Qaeda, pero no; los cómplices del terror, los del pacto con la ETA, los de Perpiñán, tienen que disimular, no porque se arrepientan, sino porque temen por sus resultados electorales. [...] Todo criminal lo primero que hace es borrar sus huellas, y desde luego los criminales en España cuentan con una brigada importantísima y privilegiada por este Gobierno [...] que se ha esmerado en borrar las huellas del crimen; es que claro, es que está Perpiñán, es que está el Gobierno autónomo de Cataluña, es que está el tripartito, y es que está el PSOE detrás, que tiene sin duda una gravísima responsabilidad moral en los atentados pasados, presentes y futuros de la ETA. [...] Rovireche se fue en condición de presidente de la Generalidad en funciones a pactar con los etarras en Perpiñán que mataran en el resto de España pero no en Cataluña; ese pacto respaldado por el tripartito y por el PSOE de Zapatero fue ayer puesto más en evidencia que nunca”.

El comunicador turolense, votante confeso del PP, tras llamar “merluzos” y atacar a los altos cargos del Gobierno por informar el día anterior del hallazgo de la cinta con versículos del Corán, se vuelve a referir al Grupo Prisa afirmando: “El domingo hay elecciones, y la máquina de mentir tiene que acompañar a la máquina de matar”.

Iñaki Gabilondo, por su parte, deja claro a lo largo de la mañana que asume la versión del Gobierno, pero asegura que sería “muy feo” que nos llevaran a votar culpando a ETA de la masacre y que el lunes nos dijeran otra cosa. Gabilondo convoca a los oyentes a la manifestación contra el terrorismo del viernes por la tarde y les pide nuevamente que el domingo acudan a votar de forma masiva sin dejarse influenciar por los atentados.


¿QUIÉN HA SIDO?
Hoy por Hoy concluye con la rueda de prensa del presidente Aznar, que repite –en un tono extraordinariamente duro- que la vía principal de la investigación sigue la pista de ETA: “¿Es que alguien piensa que un Gobierno con dos dedos de frente en España, después de treinta años de terrorismo, ante un atentado como el de ayer, no tiene que pensar lógicamente, razonablemente, que puede ser esa banda su autora? Esa organización terrorista está hecha para matar y mata todo lo que puede”. Unos minutos después es Ángel Acebes quien comparece ante las cámaras para insistir en la tesis de ETA.

Sin embargo, tanto Otegi como ETA –esa misma mañana, a través de un comunicado a Gara y ETB- han desmentido su participación. Las pruebas materiales no señalan nada en esa dirección: las fuerzas de seguridad, que llevan desde la madrugada investigando la mochila que no explotó y que se encontró finalmente en la comisaría de Vallecas, confirman que el explosivo y los detonadores de las bombas no son los usados habitualmente por ETA. Tampoco el ‘modus operandi’ de los atentados del 11M coincide con el del resto de atentados de la organización terrorista. Así pues, ¿qué prueba o indicio lleva a Aznar y su gobierno hasta ETA? Ninguno. Y no son pocos los medios extranjeros que, citando fuentes de servicios de inteligencia de toda Europa, descartan la participación de ETA.

Mientras los ciudadanos se acercan al centro de Madrid para expresar su dolor por los atentados del jueves, Ángel Acebes organiza una rueda de prensa en el Ministerio para anunciar públicamente los datos que se desprenden de la investigación de la mochila de Vallecas –que, no lo olvidemos, comienza en la madrugada del jueves al viernes- y que ya se conocían en Interior. Además, Acebes asegura que aún no se ha traducido la cinta hallada en el coche descubierto en la mañana del jueves. ¿Debemos deducir que el Ministerio guarda una cinta -que podría ser clave para el desarrollo de la investigación de los mayores atentados sufridos en España- durante más de treinta horas sin que nadie la traduzca?

Comienza la manifestación. Telemadrid inicia un especial informativo que cuenta con los comentarios en directo de Gabriel Albiac, Amando de Miguel y César Alonso de los Ríos, todos colaboradores de la COPE. Se da por descontada la autoría de ETA y se hace especial hincapié en el lema de la manifestación: “Con las víctimas, con la Constitución, por la derrota del terrorismo”. ¿Qué tiene que ver la Constitución con esa manifestación? ¿O es que se trata de hacer política con casi doscientos muertos sobre la mesa?

Posteriormente, la televisión pública madrileña emite “Asesinato en febrero”, una película sobre los asesinatos de Fernando Buesa y de su escolta perpetrados por ETA. Manuel Soriano, ex jefe de prensa de la presidenta Esperanza Aguirre y actual director general de Telemadrid, explicaría posteriormente que se decidió poner esa película porque estaba relacionada con el terrorismo. Pero con el de ETA, añadimos.
Es difícil no ver segundas intenciones en la decisión de Soriano.

Telemadrid, medio de comunicación pagado con nuestros impuestos, no atiende a los ciudadanos que piden explicaciones al grito de “¿Quién ha sido?”. Sin embargo, sí atiende –y sobradamente- a aquellos que hacen referencia a ETA. El propio Manuel Soriano reconoce haber entrado en la sala de realización de TM para decir qué planos de la manifestación debían pincharse y cuáles no. La actuación de TVE, sin llegar a tal grado de bochorno, se queda cerca.

Sin embargo, a juicio de Federico Jiménez Losantos, la censura de Televisión Española no fue lo suficientemente rigurosa: “La desastrosa actuación informativa del Gobierno, incapaz de explicar policial, y sobre todo, políticamente, la naturaleza y responsabilidad de los atentados tuvo su corolario natural en la glosa de Urdaci en TVE a una pancarta particularmente estúpida: ‘¿Quién y por qué?’. Y dijo Urdaci: ‘Eso es lo que nos preguntamos todos’. [...] Otra vez se ha confiado todo a la improvisación en directo de los reporteros de las televisiones, muchos de ellos carentes de las más mínimas nociones de gramática y prosodia, todos ayunos de un guión político que les evite improvisar sandeces como la ya citada de la Primera Cadena de TVE”.

La madrugada se acerca con la unidad política rota. Los ciudadanos comienzan a pedir explicaciones en las calles y la oposición (Zapatero, Llamazares, Blanco e Ibarretxe) exige que los ciudadanos conozcan “toda la verdad”.


PÁSALO
Día de reflexión. Y entrevistas de Mariano Rajoy en El Mundo y El País. En el diario de Pedro J. Ramírez, Rajoy insiste: “Tengo la convicción moral de que ha sido ETA”. Y pide, indirectamente, el voto: “Ahora sería bueno que hubiera un Gobierno con mayoría absoluta”.

El Gobierno del Partido Popular se pone en marcha y decide ocupar los informativos con sus declaraciones. Aunque ya todo apunta al integrismo islámico, Eduardo Zaplana se pregunta por qué no podría ser ETA: “Cuando hay un atentado de esta naturaleza, gravedad y trascendencia y con similitudes evidentes a las intentonas abortadas recientemente a la banda terrorista ETA, resulta que algunos parece que quieren descartar que pueda ser la banda criminal y asesina ETA, cuando todo apunta y hay líneas de investigación en marcha, de las que se ha dado cuenta, que no nos debería causar ninguna sorpresa que fueran los criminales de ETA” (13:10).

Una hora y veinte minutos después, Ángel Acebes comparece en rueda de prensa para decir, esencialmente, que “la prioridad sigue siendo ETA”.

Televisión Española y Antena 3 TV se suman a la línea marcada por el Partido Popular e insisten en la tesis de ETA. Miguel Platón, director de la agencia pública EFE, ordena el envío de un telegrama con el siguiente titular: “Las pistas apuntan a ETA y descartan a Al Qaeda”. No se había producido ninguna noticia de la que se pudiera concluir eso.

Mientras tanto, la Cadena SER asegura que fuentes del Centro Nacional de Inteligencia confirman que se está trabajando con el convencimiento, al “99%”, de que el atentado fue obra de grupos integristas islámicos. Pocos medios se hacen eco de la exclusiva de la SER y el máximo responsable del CNI, Jorge Dezcallar, que depende directamente del gobierno, la desmiente. La confirmación de su veracidad, en todo caso, no tardaría en llegar: Telecinco y la Cadena SER anuncian unos minutos antes de las ocho de la tarde que ya se han producido las primeras detenciones y que estas afectan a ciudadanos marroquíes e hindúes no relacionados con la organización terrorista ETA.

Recordemos las declaraciones que Acebes realiza por la tarde insistiendo en la tesis de ETA, tan solo una hora y media antes de que se produzcan las primeras detenciones de individuos no relacionados con la banda. ¿No conocía Acebes la operación que estaba a punto de llevarse a cabo en Madrid? ¿Mintió? ¿No conocía Platón la operación que estaba llevándose a cabo en Madrid? ¿Mintió? ¿No conocía Dezcallar la operación que ya se había llevado a cabo a Madrid? ¿Mintió?

Los responsables policiales de la lucha antiterrorista lo tienen claro. Según informaría con posterioridad El Periódico de Catalunya, “los responsables policiales de la lucha antiterrorista expresaron en privado su malestar por la utilización política del atentado por parte del Gobierno. Desde el primer momento, el ministro del Interior, Ángel Acebes, ocultó los datos más significativos sobre las pistas policiales en relación con la autoría del atentado. El comisario general de información antiterrorista, Jesús de la Morena, amenazó con dimitir, según informaron fuentes policiales”.

Telemadrid decide no emitir en directo la rueda de prensa de Acebes, celebrada alrededor de las 20:15 (hay un partido de fútbol), en la que se anuncian las detenciones. El ministro, pese a todo, sigue afirmando que “no hay que descartar la opción de ETA”. TM tampoco informa en el telenoticias nocturno de las concentraciones espontáneas que se están produciendo frente a las sedes del Partido Popular de toda España.

Sí lo hacen, sin embargo, otros medios, como la Cadena SER, los servicios informativos de la Cadena COPE, CNN+ o Localia, que interrumpen sus respectivas programaciones para informar de lo que está sucediendo en la calle. En la SER conectan con Génova, donde se está produciendo la concentración frente a la sede nacional del PP, y entrevistan a un manifestante, que entiende que “el gobierno ha insistido en ETA para sacar votos mañana”. Uno de los conductores del especial de la SER, se pregunta: “¿Por qué nos empujaron en una dirección y ahora tenemos que dar un giro completo? ¿Había alguien interesado?”. Carlos Llamas recuerda que estas concentraciones espontáneas son tan respetables como las del día anterior, pero tanto él como el presentador del especial, José Antonio Marcos, piden calma y tranquilidad a los ciudadanos.

Los dirigentes populares se ponen nerviosos. Según afirma el periodista Juan Luis Cebrián, “un ministro del gobierno telefoneó de forma institucional, y también en nombre del candidato del Partido Popular, a un alto responsable del grupo Prisa para protestar porque la SER y CNN+ estaban, a su juicio, ‘llenando las calles de manifestantes”. Mariano Rajoy decide convocar a la prensa en la sede de Génova y exige a los manifestantes que dejen de presionarles. Rajoy, en directo a través de TVE, pide a los “convocantes” que “cesen en su actitud” y “al resto de partidos políticos que desautoricen de manera expresa estas presiones intolerables que repiten el acoso a las sedes del PP de las pasadas elecciones municipales y autonómicas”. Pero lo cierto es que es una concentración espontánea para que el Gobierno cuente la verdad antes de que se abran las urnas. Rubalcaba puede salir a pedir indirectamente el voto a los ciudadanos -que, según él, “se merecen un Gobierno que no les mienta”-, pero no a desconvocar las concentraciones; el PSOE no tiene ninguna relación con ellas.

Pasada la medianoche, Acebes desvela el hallazgo de una cinta de vídeo -de cuya existencia se tiene constancia en Telemadrid entre las siete y las ocho de la tarde- que confirma la autoría de Al Qaeda. Es la primera vez que Televisión Española no retransmite una rueda de prensa del Ministro.


COMISIÓN DE INVESTIGACIÓN
La crispación duraría hasta pasadas las elecciones, y aún hoy hay quien asegura que en aquellos días se produjo un “golpe de Estado”; que tras aquel terrible atentado, se “robaron” unas elecciones. Y la comisión de investigación que pronto comenzará a andar en el Congreso será utilizada por muchos para deslegitimar aquellas elecciones y para acusar a media España de golpismo político-mediático. Sin embargo, los “golpistas” se dedicaron primero a apoyar al gobierno, después a preguntarle, más adelante a exigirle la verdad y, finalmente, a manifestarse para conseguir una verdad que sólo facilitaba la Cadena SER (con el consabido y único patinazo del terrorista suicida, que así reconocería Antonio García Ferreras, director de la emisora, en días sucesivos). Los “agredidos”, los “afectados”, los “golpeados” deberían explicar por qué quisieron cargar sobre ERC, sobre el PSC, sobre el PSOE, sobre IU y sobre el conjunto de la izquierda y de los nacionalismos periféricos, la responsabilidad moral de aquellos atentados. Cómo se atrevieron a decir que Carod firmó con ETA que sucediera esto. Por qué exigieron al Gobierno que mintiera o que no dijera todo lo que sabía. Cómo se atrevieron a pedir abiertamente que estos acontecimientos nos llevaran a votar al PP, y no a las “ratas” de la izquierda. Y los “expulsados”, los “empujados”, los “engañados” deberían contar por qué sostuvieron la tesis de ETA cuando se sabía que el ‘modus operandi’ no era el suyo, cuando se tenía la certeza de que las bombas empleadas no eran las suyas, cuando se conocían los desmentidos de Otegi y de la propia ETA, cuando se conocían las opiniones de los servicios secretos propios y extraños, cuando se estaban produciendo detenciones y cuando se habían localizado cintas en árabe. Cómo se atrevieron a presionar a los directores de periódicos, a la ONU, a las embajadas y a los corresponsales extranjeros en Madrid para que defendieran la tesis de ETA. Por qué emplearon todos los medios a su alcance (RTVE, Telemadrid, Canal 9, Agencia EFE, CNI...) para sostener sus mentiras y desmentir a los que contaban la verdad. Quién decidió acusar a ETA para obtener la mayoría absoluta. Cómo pensaban explicar a los ciudadanos el lunes 15 de marzo, tras ganar las elecciones, que todo lo que les habían contado era mentira.

“El gobierno hizo un intento de manipulación; Aznar aseguró personalmente a la prensa la veracidad del rastro de ETA; los servicios secretos alemanes fueron incorrectamente informados.”
De Standaard

“Los servicios secretos de España condujeron a los alemanes por la pista falsa. El gobierno español ha intentado por motivos claramente electorales desviar las sospechas hacia ETA tras los atentados de Madrid.”
Sueddeutsche

“A pesar de las evidencias que había en contra, el gobierno español llevó a cabo una intensa campaña para convencer a los españoles y a los creadores de opinión del mundo de que era el grupo separatista vasco ETA el autor de los atentados.”
The Washington Post

“España puede haber puesto en riesgo la seguridad europea al insistir en atribuir los atentados a los terroristas domésticos. [...] El Gobierno puso en marcha una agresiva campaña para persuadir a los votantes de que las bombas de Madrid eran obra de separatistas vascos, mucho después de que surgieran pruebas de que era bastante más probable que los atentados hubieran sido perpetrados por terroristas islámicos.”
Financial Times

“Creo que en mi cadena, y concretamente en informativos, se hizo un esfuerzo máximo para afrontar el hecho de que teníamos información propia que no coincidía con la que facilitaba el Gobierno.”
Montserrat Domínguez (periodista de Telecinco en marzo de 2004, actual directora de un programa informativo en A3TV)

La comisión de investigación de las próximas semanas debe servir para que no se vuelva a producir un atentado de estas características en España, para ver cómo se podría haber evitado el 11M y para determinar qué sabían los responsables políticos en cada momento, y si acaso mintieron, lo que a estas alturas ya se encuentra en el terreno de lo evidente.

Pero la comisión de investigación no debe ser un elemento de confusión ni una fuente de acusaciones gratuitas hacia los que se limitaron a pedir o a contar la verdad. Por principios, por honestidad y por respeto a la memoria de las casi doscientas víctimas de la barbarie, no podemos permitir que la realidad sea reinterpretada, rescrita o, simplemente, confundida con la mentira.




Los tres días que derribaron el Gobierno del PP (La Voz de Galicia)


El Ejecutivo de Aznar se vio obligado a admitir la verdad el sábado por la noche acosado por los medios de comunicación, las evidencias policiales y la necesidad de la población de estar informada


(Tomás García / Paloma Abejón)

En el PP y en el PSOE se enteraron casi a la vez de lo que acababa de ocurrir en Madrid entre las 7.39 y las 7.43 del fatídico jueves 11 de marzo. Los asesores de José María Aznar fueron los encargados de darle la primera noticia al presidente del Gobierno. A José Luis Rodríguez Zapatero se lo comunicó José Blanco por teléfono desde el hotel Puerta del Camino de Santiago, en el que había dormido para grabar a primera hora de la mañana una entrevista en televisión. El propio Blanco contactó hora y media después, cuando ya estaba confirmado que había víctimas mortales, con Gabriel Elorriaga, responsable electoral del PP, y ambos pactaron una suspensión conjunta de la campaña.

Jueves. 10.15. Aznar pide a Zapatero que nadie dude de que fue un atentado de ETA

La mañana es de vértigo. A las 10.15 horas, cuando ya se sabe que España afronta la mayor masacre desde la Guerra Civil, Aznar telefonea desde la Moncloa -donde ya está reunido su gabinete de crisis- a Zapatero para darle los primeros datos. «Espero que nadie ponga en duda que esto es un atentado de ETA», advierte. El primer líder político que aparece en los medios es Juan José Ibarretxe, que no duda en atribuirle el atentado a ETA y asegurar que sus autores «no son vascos, sino alimañas». Para esa hora, algunos diarios ultiman una edición especial sobre los atentados. La cifra de muertos supera ampliamente el centenar y la mayoría de ellos, salvo uno muy cercano al Gobierno, titulan con la «matanza de ETA».

12.30. La principal hipótesis en el PSOE ya es Al Qaida

Expertos policiales españoles y franceses alertan al PSOE de que los indicios no permiten garantizar que sea así. A las 12.30 de la mañana, en la sede socialista de Ferraz, la principal hipótesis es que el atentado ha sido cometido por terroristas islámicos. Las sospechas crecen a las 13.30, cuando fuentes del PSOE en la lucha antiterrorista desvelan que en Alcalá ha aparecido la furgoneta con las cintas de audio con versículos del Corán. Cinco minutos antes, Acebes ha empezado a cavar su propia tumba política y la del candidato de su partido. En su primera comparecencia ante los medios, seis horas después de los atentados, da cuenta de las cifras de muertos y heridos y pronuncia una frase para la historia de la democracia española: «El Gobierno no tiene ninguna duda de que ETA está detrás de los atentados. Resulta intolerable cualquier tipo de intoxicación que vaya dirigida, por parte de miserables, a desviar el objetivo y los responsables de esta tragedia».

El ministro se refiere al líder aberzale Arnaldo Otegi, que poco antes ha calificado lo ocurrido como «una masacre sin justificación», sobre la que muestra su «rechazo más absoluto». Otegi no se plantea, «ni siquiera como hipótesis», que ETA esté detrás de los atentados y lo atribuye a la «resistencia árabe».

14.30. Aznar no cita a ETA

Con las ediciones especiales de muchos diarios en los quioscos sale a la palestra Aznar, que repite los argumentos de Acebes y los aliña con un rosario de atentados o intentos de atentado cometidos en los últimos años por «esa banda terrorista que todos conocemos». No menciona la palabra ETA pero vuelve a llamar a Zapatero e insiste con ETA. Aún no son las ocho de la tarde y en el PSOE, además de la furgoneta de Alcalá, ya conocen también la existencia de la mochila con el teléfono móvil que horas después acabará llevando a los supuestos terroristas. Zapatero se lo comunica a Aznar. Esta segunda noticia es conocida por una cadena de radio, que también llama a la Moncloa para confirmarla.

20.20. Acebes y la furgoneta

Se produce la segunda rueda de prensa del día de Ángel Acebes. Para entonces el número de periodistas se ha duplicado, puesto que comienzan a llegar enviados especiales de medios de todo el mundo. El ministro se alarga en una tediosa exposición de los hechos y sólo al final, tras reiterar que la principal línea de investigación sigue siendo que el atentado ha sido obra de ETA, da cuenta de la furgoneta encontrada en Alcalá.

En una reunión a última hora de la noche en la sede socialista, Zapatero y sus asesores debaten sobre la oportunidad de salir a la opinión pública con la información que poseen. La prioridad es que nadie les pueda acusar de hacer electoralismo con las víctimas, muchas de las cuales aún no han sido ni siquiera identificadas. La solución es salomónica. A la mañana siguiente, en una entrevista por teléfono que Antena 3 le hará a José Blanco, éste dará el primer aviso. Y así lo hace: «El Gobierno retiene información», dice Blanco, que se niega a profundizar.

Viernes. 11.15. Aznar reemplaza a Acebes

«¿Qué Gobierno con dos dedos de frente no barajaría la autoría de ETA?», espeta a media mañana un desgastado Aznar. A las 18.15 horas se produce la tercera rueda de prensa de Acebes desde la explosión de las bombas. Falta poco para que comiencen las manifestaciones de protesta. El ministro insiste en su frase fetiche: «La principal línea de investigación es ETA». Y no da crédito a la reivindicación de las Brigadas de Abú Hafs al Masri, que se acaba de producir en la sede de Reuters en Dubai y en el diario londinense Al Quds al Arabi .

Millones de ciudadanos salen a las calles, muchos de ellos con pancartas contra ETA. Quince minutos después, nada más acabar la comparecencia del ministro, el diario aberzale Gara y la ETB difunden un escueto comunicado de la cúpula etarra que niega la autoría. A las 18.40, el Ministerio del Interior no da crédito a la banda. Estas dos últimas noticias llegan por radio y teléfono móvil a muchos manifestantes de toda España. «Queremos la verdad antes del domingo», es el grito más coreado en el último tramo de la inmensa protesta de Madrid.

22 horas. En el PSOE ya saben que pronto habrá detenciones

A las 22 horas del viernes el PSOE ya sabe que la policía nacional sigue la pista a varias personas de nacionalidad árabe y que pronto habrá detenciones. La ministra Ana Palacio envía en cambio una carta a los embajadores españoles en la que les pide que a la hora de condenar los atentados incidan en que la autoría de los mismos es de ETA. A primera hora de la madrugada, los servicios secretos noruegos filtran la existencia de un documento según el cual grupos islamistas radicales habrían planeado atentados indiscriminados en España antes de las elecciones.

Sábado. Rajoy es entrevistado

El sábado es jornada de reflexión. Pese a ello, el candidato del PP aparece entrevistado en dos periódicos de Madrid. En uno de ellos asegura que su «convicción moral» le dice que el atentado es de ETA y que ahora, más que nunca, sería bueno para España un Gobierno con mayoría absoluta. El diario Gara publica un extenso comunicado de ETA en el que la banda se desvincula de lo ocurrido. En Ferraz tienen datos de Francia. La jueza antiterriorista Laurence Le Vert tiene pruebas que demuestran que ETA no ha sido. La pista buena es la islámica.

14.20. Acebes vuelve a negar la evidencia

Por primera vez Acebes habla de la posibilidad de dos organizaciones asociadas. Pero la línea principal sigue siendo la misma. Un periodista le pregunta directamente si el Gobierno tiene datos que impliquen a grupos árabes. El ministro lo niega. Segundos después, la Cadena Ser asegura que el CNI ha informado al Gobierno de que ETA no tiene nada que ver. Un teletipo posterior de la agencia pública Efe dice todo lo contrario: «Las pistas apuntan a ETA y descartan a Al Qaeda». El director del CNI, Jorge Dezcallar, desmiente lo dicho por la Ser. A esa hora comienzan a circular por la red de telefonía móvil los mensajes de texto convocando a concentrarse frente a las sedes del PP. A las 18 horas ya hay más de 2000 personas en la calle Génova. Todas las cadenas, salvo TVE -que para a esa hora programa Cine de Barrio - dan imágenes.

20. Acebes se rinde

El ministro Acebes es el encargado de echar las últimas dos paladas sobre la tumba electoral de su partido. A las 20 horas comparece para confirmar las detenciones de cinco ciudadanos árabes, adelantadas minutos antes por todas las agencias. Poco después, Rajoy lee un comunicado en el que condena lo ocurrido frente a las sedes del PP y pide a la junta electoral que intervenga. La réplica no se la da Zapatero, sino Alfredo Pérez Rubalcaba, que acusa directamente al Gobierno de mentir.

Después de las doce, ya en jornada electoral, informa sobre la cinta en la que Al Qaida vincula los antentados a la presencia española en Irak. A esta hora, TVE pasa, fuera de las previsiones de programación, Asesinato en febrero , un documental sobre el asesinato del socialista Buesa y su escolta a manos de ETA, que la noche anterior dio Telemadrid. La cinta no se interrumpe para dar a Rubalcaba, pero sí para escuchar cómo Zaplana arremete contra el PSOE. El último esfuerzo de Urdaci es inútil. Apenas faltan siete horas para que se abran las urnas que echarán al PP del poder tras dos legislaturas, la última con una abultada mayoría absoluta.



Cronología del silencio (EL PERIÓDICO)

España disipó a tiempo la cortina de humo que el PP tejió en torno al 11-M. Ésta es, minuto a minuto, la historia de una gran fábula contada contrarreloj.

21-03-04 - Enric Hernández (El Periódico)

Ganar tiempo. Ésa fue, probablemente, la obsesión del Gobierno tras los brutales atentados del 11-M. A sólo 72 horas de las elecciones generales, José María Aznar sabía que, de confirmarse el origen islámico del zarpazo terrorista, España castigaría al PP por haber apoyado la guerra de Irak. Y también que, si calaba el bulo de que la masacre era obra de ETA, la previsible ola de solidaridad beneficiaría al PP. De cómo se dosificara la información dependía en gran medida el resultado electoral.

El pasado jueves, el Gobierno difundió un relato cronológico de los hechos deliberadamente moldeado para defender su actuación en aquellas trágicas horas. La que sigue es otra cronología de esas tres jornadas, reconstruida a partir de las informaciones recogidas en tiempo real por este diario en las horas posteriores a lamatanza de Madrid.


Pesquisas sobre el terreno

JUEVES, 11 DE MARZO. 07.37 horas.

En plena hora punta, cuando miles de pasajeros se dirigen medio dormidos al trabajo, estalla en la estación de Atocha la primera de las 13 mochilas bomba distribuidas en cuatro trenes de cercanías. Madrid amanece entre columnas de humo, despierta teñida de sangre. En menos de una hora, agentes de los servicios de información empiezan sus investigaciones.

10.30. La pista islámica.
Calle Infantado de Alcalá de Henares, cerca de la estación de Renfe. Avisada por un vecino, Luis del Moral, la policía investiga una furgoneta blanca. Antes de abrirla, los agentes averiguan por la matrícula que había sido robada en el madrileño barrio de Tetuán, donde viven muchos magrebís.


El hallazgo policial

11.10. Carátula en árabe.
Tras comprobar que no oculta explosivos, los policías inspeccionan la Renault Kangoo, en la que hallan un teléfono móvil, siete detonadores, un guante, varias prendas de vestir y una cinta comercial inserta en el radiocasete del vehículo. Nervioso, uno de los agentes comunica el hallazgo a sus superiores: la carátula de la cinta está impresa en árabe.

12.00. Dudas sobre la autoría.
El ministro del Interior, Ángel Acebes, tras visitar los escenarios de la masacre, reúne a los mandos antiterroristas en el ministerio. Los expertos policiales desgranan los detalles sobre los atentados y confiesan sus dudas acerca de la autoría. ETA planeaba una masacre, sí, pero el método no concuerda: la ausencia de aviso previo, el explosivo utilizado...
Demasiadas piezas no acaban de encajar, comenta entre otros Jesús de la Morena, comisario general de información antiterrorista. Algunas voces plantean la hipótesis de que el 11-M sea obra de Al Qaeda, pero Acebes arruga la nariz. Apenas presta atención a los reparos policiales sobre la autoría de ETA y las sospechas respecto a Al Qaeda. La gran desinformación empieza a fraguarse.

12.13. La filtración.
En Alcalá, la policía espera a la grúa que debe llevarse la furgoneta a las dependencias de la Unidad Central de Información, donde será analizada. Los traductores de árabe ya están alertados de que deben transcribir a toda prisa la grabación de la cinta hallada en el radiocasete. A esa hora, una fuente policial informa a EL PERIÓDICO que tras hallar la furgoneta las pesquisas apuntan a la pista islámica.

12.25. «Aguantad un poco».
Un responsable de este diario telefonea al móvil de la directora de comunicación del Ministerio del Interior, que ha acompañado al ministro durante toda la mañana. La conversación se desarrolla en estos términos: –Sacamos una edición especial esta tarde y nos dicen que no está claro que haya sido ETA (la autora del atentado). ¿Lo damos ya por seguro pueden ser los [terroristas)
islámicos?, pregunta el periodista. –Aguantad un poco, que aún no lo sabemos con seguridad,–aconseja la portavoz de Acebes.



El enigma

2.45. Las confidencias.
Hace casi dos horas que Aznar ha reunido al Gabinete de crisis. Acebes llega tarde, pero ya ha informado por teléfono al presidente. Colaboradores del ministro aseguran que éste informó a Aznar de «todos los detalles» de la investigación, pero no aclaran si citó la sospecha policial respecto a Al Qaeda. Eso formará parte, tal vez para siempre, de los secretos del 11-M.

12.57. La rotunda convicción.
Ante los vicepresidentes Rodrigo Rato y Javier Arenas; la ministra de Exteriores, Ana Palacio; y el portavoz, Eduardo Zaplana, Acebes es rotundo: «No cabe ninguna duda de que ha sido ETA». Apenas ninguna pregunta. Ni el menor comentario sobre las sorprendentes declaraciones del portavoz de la ilegalizada Batasuna, Arnaldo Otegi, que por vez primera condena sin paliativos un atentado atribuido a ETA. Acebes cita los precedentes que abonan la «convicción» de que la banda quería sacudir Madrid con una masacre: la intercepción de la caravana de la muerte en el 2000; las maletas bomba halladas en un tren con rumbo a la estación de Chamartín, en Navidad; y la reciente captura de dos etarras que llevaban a la capital media tonelada de explosivos.


13.05. Maniobras de distracción.
Aznar concluye la reunión del Gabinete de crisis y ordena a Acebes que informe a los medios de comunicación de sus averiguaciones «con toda transparencia». Ambos comparecerán de forma consecutiva ante los informadores en la Moncloa.

Mientras el ministro recaba información adicional, Aznar inicia su maniobra personal. El presidente sabe que varios rotativos pondrán en circulación esa tarde ediciones especiales sobre el 11-M. Por eso descuelga el teléfono y llama a los directores de los grandes diarios. «Ha sido ETA, no tengas la menor duda», les garantiza. Idénticomensaje transmite al líder del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero.

13.30. «Intoxicación miserable».
Entretanto, Acebes se instala en unas dependencias cercanas a la sala de prensa de la Moncloa con su jefe de gabinete, su asesora de comunicación, el ministro Zaplana y el secretario de Estado de Comunicación, Alfredo Timmermans, entre otros altos cargos. En el comedor del edificio, Acebes se cuelga del teléfono y garabatea en un cuaderno los últimos datos de la investigación.


Omisión consciente

Su interlocutor es el secretario de Estado de Seguridad, Ignacio Astarloa, quien le relata las últimas pesquisas policiales. A esa hora la policía ya había informado a la cúpula de Interior de que la cinta en árabe encontrada en la furgoneta de Alcalá, aunque pendiente de ser traducida, indicaba que el atentado era obra del terrorismo islámico. Pero ante los periodistas Acebes omite el dato y remacha la consigna de Aznar: la culpable es ETA y cualquier otra hipótesis es una «intoxicación miserable».

14.10. Mensaje televisado.
Aznar ocupa el atril de la Moncloa que su ministro acaba de abandonar. Varias cadenas de televisión retransmiten en directo su comparecencia, seguida por millones de españoles. El presidente lee ante las cámaras un mensaje institucional supervisado por el director de su gabinete, Carlos Aragonés, y el secretario general de Presidencia, Javier Zarzalejos.

Deliberadamente, el texto no menciona las siglas de ETA, pero la culpa inequívocamente de la matanza: «Los terroristas (...) han matado a muchas personas por el mero hecho de ser españoles». «Todos sabemos que este asesinato no es la primera vez que se intenta». «Lograremos acabar con la banda terrorista (...) con la unidad de todos los españoles». Como colofón, Aznar convoca para el día siguiente una manifestación en todas las capitales de España con un lema destinado a plantar cara a los desafíos soberanistas en Euskadi y Catalunya: Con las víctimas, con la Constitución, por la derrota del terrorismo.

15.10. Misión cumplida.
Gracias a sus gestiones, Aznar logra parar el primer golpe: las ediciones especiales de los diarios empiezan a imprimirse con las siglas de ETA asociadas a la matanza del 11-M. Sin embargo, la de EL PERIÓDICO reseña que, pese a los desmentidos oficiales, el hallazgo de una furgoneta en Alcalá ha llevado a la policía a «mantener abierta la línea de investigación de su equipo especializado en organizaciones terroristas islámicas».

15.30. El viaje infinito.
La policía se lleva de Alcalá la furgoneta a las 13.30, según los testigos. El informe del Gobierno retrasa la hora del traslado hasta las 14.15, y sitúa a las 15.30 su llegada al Complejo Policial de Canillas, donde será analizada. Según estas versiones, la grúa tardó entre una hora y cuarto y dos horas en recorrer los 25 kilómetros que separan ambos puntos.

15.45. Comprobación de la cinta.
La policía, según admitió una semana después el Gobierno, confirma que la cinta contiene una grabación en
árabe. Así lo comunica, de nuevo, a sus superiores políticos, que hacen caso omiso.

15.51. «Casi seguro».
Según el propio Gobierno, el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) entrega a Aznar un informe en el que considera «casi seguro que ETA es la autora de estos atentados», al tiempo que reconoce «ciertas similitudes» con «los realizados por grupos islámicos radicales ». Un diagnóstico mucho más ponderado que los formulados por Aznar y Acebes.


Telegrama a las embajadas

17.28. Ofensiva internacional.
La propaganda no se circunscribe al territorio español. La ministra Palacio cursa un telegrama a todos los embajadores con la siguiente orden: Deberá Vuestra Excelencia aprovechar aquellas ocasiones que se le presenten para confirmar la autoría de ETA de estos brutales atentados, ayudando así a disipar cualquier tipo de duda que ciertas partes interesadas puedan querer hacer surgir. En el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, España presiona hasta lograr que la resolución de condena del 11-M cite a ETA.

18.15. Nueva demora.
Acebes se niega a hacer pública la pista islámica hasta conocer la traducción de la enigmática grabación en árabe. La transcripción revela son unos versículos destinados a la enseñan

18.35. Crispación policial.
Se dispara la tensión entre la cúpula de Interior y los mandos policiales por el oscurantismo del Gobierno. De la Morena, consciente de las motivaciones electorales del ministro, amenaza con dimitir como responsable de la lucha antiterrorista si no se difunde de inmediato que las investigaciones apuntan al terrorismo islámico.
Secunda a De la Morena el jefe de la brigada de información antiterrorista, Ángel Álvarez, quien también ha mantenido discusiones.


Filtraciones al PSOE

La desmoralización de los investigadores llega a un grado que, para forzar al Gobierno a decir la verdad, algunos de ellos informan de sus pesquisas directamente a algunos medios de comunicación, y también a destacados dirigentes del PSOE. Uno de los destinatarios de la información es el socialista Alfredo Pérez Rubalcaba.

18.50. La advertencia.
Zapatero, secretario general del PSOE, telefonea a Acebes y le pregunta si es cierto que la policía prácticamente excluye que ETA cometiera los atentados, conjetura que el Gobierno aún se empeña en sostener. Como quiera que el ministro le confirma el hallazgo de una cinta con versículos del Corán, Zapatero le lanza un desafío:«O sales tú a contarlo o lo hacemos nosotros». El ministro informa de inmediato al presidente.

No hay confirmación oficial de una posible actuación del Rey pidiendo juego limpio informativo. Este extremo ha sido divulgado por fuentes que este diario considera absolutamente creíbles.

20.10. Nuevas llamadas.
Aznar mantiene una nueva ronda de conversaciones telefónicas con Zapatero y
con los directores de los diarios. Esta vez les informa por encima de las novedades de la investigación que apuntan al terrorismo islámico, pero ratifica su convicción de que fue ETA la que cometió los atentados.

20.20. Comparecencia forzosa.
Presionado por la policía y la oposición, Acebes convoca de nuevo a la prensa, revela la existencia de una cinta en árabe usada por los terroristas y, restándole importancia, se limita a anunciar: «Acabo de dar instrucciones para que no se descarte ninguna vía de investigación». La «prioritaria», insiste, sigue siendo la de ETA. 45 minutos más tarde, el informativo de TVE recoge las declaraciones del ministro, pero sin destacarlas. En las piezas de apoyo, ETA sigue apareciendo como la única responsable del 11-M. Al Qaeda ni siquiera es citada en antena.

21.30. La reivindicación.
Las agencias de noticias empiezan a informar de que Al Qaeda ha reivindicado ya los atentados de Madrid a través de una carta enviada al diario Al Quds Al Arabi, editado en árabe y con sede en Londres. Los medios públicos de comunicación no se hacen eco de este comunicado, al que el Gobierno niega toda credibilidad.


VIERNES, 12 DE MARZO. 2.40 horas.

Entre los restos de los atentados, la policía encuentra una mochila con explosivos que no estallaron y un teléfono móvil que apunta al origen árabe de su usuario.

11.15. La comparecencia.
Aznar, en la Moncloa, insiste en que ETA es la principal sospechosa, pero rehúsa «hacer quinielas» sobre la autoría de los atentados.

12.15. El malestar.
La insistencia de Aznar en culpar a ETA inquieta a la policía, que sutilmente traslada a los medios de comunicación datos relevantes que Interior se niega a confirmar: que el explosivo utilizado es una variedad de la goma 2 jamás empleada por ETA; que los móviles hallados en una mochila y en la furgoneta sugieren que los terroristas eran árabes... Pese al silencio oficial, o precisamente como consecuencia de ese hermetismo, la hipótesis islámica va cobrando cuerpo.

16.04. Informe del CNI.
Llega al Gobierno un dosier –desclasificado y difundido el pasado jueves por el ejecutivo en el que los servicios de inteligencia cuestionan la veracidad de la reivindicación del 11-M a cargo de Al Qaeda. Los servicios de información de la mayoría de los países, al igual que sus medios de comunicación, ya señalan que la hipótesis más verosímil es que el terrorismo islámico hubiera golpeado a España. EEUU y el Reino Unido, invasores de Irak y también en la diana de Al Qaeda, refuerzan la seguridad de sus redes ferroviarias.

18.00. El desmentido etarra.
Un comunicante anónimo llama en nombre de ETA al diario aberzale Gara y a Euskal Telebista (ETB), la televisión pública vasca, para asegurar que la organización terrorista «no tiene ninguna responsabilidad» en el 11-M. Ante ETB se identifica como el portavoz que el 18 de febrero, también por teléfono, anunció la llegada de un vídeo en el que la banda decretaba una tregua sólo para Catalunya.
Con tal de atacar al PSOE por el caso Carod, a aquel primer aviso el Gobierno le dio toda la credibilidad; a éste último, ninguna.

18.15. «La prioridad es ETA».
Finalmente, y tras reunirse de nuevo con los mandos policiales, Acebes informa
del material incautado en la furgoneta y hallado en la mochila bomba que no explotó, pero no da un solo paso atrás. Mantiene que la «prioridad de la investigación es ETA» pese a que cada vez haymás indicios que conducen al terror islámico.

20.00. Los interrogantes.
En toda España se celebran manifestaciones en repulsa del 11-M. En Madrid, la más multitudinaria, Aznar y Acebes sostienen la pancarta junto a Zapatero. «¿Quién y por qué?», preguntan, a voz en grito y en los carteles, algunos de los manifestantes. Antes de subir a su coche, el presidente escucha a sus espaldas gritos de «asesino, asesino». Se empieza a desvanecer la cortina de humo del PP.


SÁBADO, 13 DE MARZO. 13.30 horas.

En la Moncloa, Zaplana celebra el éxito de las manifestaciones de la víspera, «convocadas por el Gobierno ». Pese a saber que las investigaciones han tomado un derrotero distinto al que desea el Ejecutivo, el ministro portavoz ratifica que «todo apunta» a ETA. 14.30. La colaboración. Acebes vuelve a comparecer en el ministerio. No ofrece ningún dato relevante de la investigación, pero, a la desesperada, da crédito a una noticia publicada por el Corriere de la Sera, al que define como «un prestigioso diario italiano». La información sugiere que el 11-M puede ser fruto de una colaboración entre ETA y Al Qaeda.

16.00. Las detenciones.
Según el informe oficial del Ejecutivo, a esta hora la policía arresta a tres ciudadanos marroquís y dos indios por presunta colaboración con los autores materiales de los atentados. Antes se ha tenido que solicitar la preceptiva orden de detención al juez de guardia en la Audiencia Nacional, Juan del Olmo. Casi al mismo tiempo que el juez ordenaba la detención de los supuestos terroristas islámicos, el ministro seguía señalando a ETA.

17.30. Cumbre policial.
Los mandos policiales presentan a Acebes los datos que consolidan la pista integrista. La reunión refleja la tensión entre la cúpula de Interior y los responsables de la lucha antiterrorista. Dos redactoras de EL PERIÓDICO averiguan por fuentes distintas que se han practicado los arrestos.

19.40. La llamada.
Telemadrid avisa a la policía de que un comunicante con acento árabe ha anunciado por teléfono la existencia de un vídeo relacionado con los atentados.

20.00. La penúltima explicación.
El ministro, con el rostro crispado, cita de nuevo a la prensa para informar de las detenciones. En las inmediaciones del ministerio, próximo a la sede del PP, miles de personas protestan por esta manipulación informativa en la jornada de reflexión.

20.30. La reivindicación.
La policía recoge la cinta de vídeo y, al cabo de dos horas, informa al ministro de que en ella un supuesto portavoz de Al Qaeda se atribuye los atentados.


Domingo, 14 de marzo. 00.45 horas.

Tercera comparecencia seguida de Acebes, que informa de la atribución y alerta de su poca fiabilidad.

A sólo ocho horas de la apertura de las urnas, los españoles ya se han formado una opinión. La fábula del PP, como sus expectativas electorales, saltan hechas añicos.



La indigestión de la crisis (EL PAÍS)

Aznar reaccionó al 11-M como si fuera el asesinato de Miguel Ángel Blanco y no fue capaz de rectificar

Inmediatamente después de que se produjera el atentado, sin escuchar al Gabinete de Crisis ni a los expertos policiales, Jose María Aznar responsabilizó a ETA y planeó una gran movilización ciudadana contra la banda terrorista vasca. Cuando los hechos le desmintieron no quiso cambiar la estrategia.

13-03-05 - EL PAÍS

"Espero que esta vez nadie dude de que es un atentado de ETA", le espeta José María Aznar a José Luis Rodríguez Zapatero. Son las 9.55 del 11 de marzo. Todavía no han pasado dos horas y media desde la explosión de diez artefactos en cuatro trenes de cercanías de Madrid. Ni siquiera se conoce la verdadera magnitud de la tragedia. En ese momento, la agencia Efe habla de 62 muertos, menos de un tercio de la cifra real.
El jefe del Gobierno no resiste la tentación de reprochar veladamente al secretario general del PSOE las declaraciones que, diez días atrás, hizo el presidente extremeño, Juan Carlos Rodríguez Ibarra. Éste afirmó que el uso electoral del terrorismo por parte del PP había llevado a muchos ciudadanos a dudar de que la Guardia Civil hubiera interceptado una furgoneta de ETA con 536 kilos de explosivos el 29 de febrero en Cañaveras (Cuenca).

Pero esta mañana Aznar no tiene motivo de queja. Zapatero ha sido, a las 8.42, en la Cadena COPE, el primer dirigente político en atribuir a ETA la masacre. El siguiente, a las 9.30, fue el lehendakari Ibarretxe, quien se expresó con una contundencia sin precedentes. "Los terroristas están escribiendo su final", dijo, dando por sentado que ETA era responsable.

Se dijo que Ibarretxe había sido inducido a error por el Gobierno central. Pero el ministro del Interior, Ángel Acebes, no habló con su homólogo vasco, Xabier Balza, hasta por la tarde. Aznar, en su comparecencia ante la comisión de investigación, quiso dejarlo claro: "El lehendakari no tuvo información de las investigaciones policiales porque es imposible. ¿Saben por qué? Porque la primera conclusión de las investigaciones se tuvo a partir del momento en que el ministro del Interior llegó a La Moncloa y lo transmitió a la reunión que yo presidía".

Acebes llegó a La Moncloa pasadas las 11.30. Pero a las 9.55 Aznar ya había comunicado a Zapatero su decisión de convocar, para el día siguiente, manifestaciones en toda España bajo el lema: "Con las víctimas, con la Constitución, por la derrota del terrorismo". La alusión a la Constitución planteaba problemas a ERC y PNV. Zapatero sugirió la conveniencia de reunir a las fuerzas democráticas y pactar una convocatoria unitaria. "El Gobierno va a convocar esa manifestación, el que no quiera que no vaya", le respondió Aznar. La decisión no tenía marcha atrás. A los diez minutos, la Moncloa difundió el lema de la manifestación.

Cuando llegó a la sede del PSOE, Zapatero llamó al candidato a presidente del PP, Mariano Rajoy. "He hablado con Aznar. Me ha informado de que el Gobierno convoca la manifestación, creo que deberíamos tener una reunión del Pacto [Antiterrorista] o de la Diputación Permanente [del Congreso]", le dijo Zapatero. "Bueno, ya sabes cómo es [Aznar]", le contestó Rajoy.

Aznar ya había diseñado la respuesta política a la matanza: reeditar las multitudinario movilizaciones ciudadanas que rodearon el secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco y pusieron a ETA contra las cuerdas en julio de 1997. Y aún ni siquiera había escuchado al mal llamado Gabinete de Crisis.

Federico Trillo-Figueroa estaba aquella mañana en Alicante. Nada más conocer la noticia, regresó a Madrid para enterarse, a su llegada, de que no se contaba con él. Aznar no creía necesario convocar la Comisión Delegada para Situaciones de Crisis, de la que el ministro de Defensa era miembro nato. El órgano legalmente previsto para este tipo de emergencias no se reunirá hasta el 17 de marzo, tres días después de las elecciones. Será entonces cuando se apruebe un plan contra el terrorismo islamista con participación de las Fuerzas Armadas.

El presidente justificaría más tarde la no convocatoria del Gabinete de Crisis con el argumento de que "requería la presencia física continuada [en Moncloa] de ministros y altos cargos que debían dirigir la actuación sobre el terreno".

En realidad, la reunión no duró más de 40 minutos. Los convocados fueron los dos vicepresidentes, Rodrigo Rato y Javier Arenas, el ministro portavoz Eduardo Zaplana -que regresó esa mañana desde Valencia-, el secretario general de la Presidencia, Javier Zarzalejos, y el secretario de Estado de Comunicación, Alfredo Timermans, además de Acebes.

A las 11 de la mañana, todos están ya en el comedor de la residencia del presidente, salvo el ministro del Interior, que se encuentra en la sede de su departamento reunido con la presidenta regional, Esperanza Aguirre, y el alcalde de la capital, Alberto Ruiz-Gallardón organizando la atención a las víctimas y sus familias.

Acebes había acudido a primera hora a la estación de Atocha. La explosión controlada de una bolsa obliga a desalojar la zona y en el cercana sede del Ministerio de Agricultura hace sus primeras declaraciones, en las que no apunta autoría alguna.

Aznar sí que señala a ETA en presencia de los altos cargos que esperan en Moncloa al titular de Interior. Cuando por fin llega, les explica que, en opinión de los expertos de las Fuerzas de Seguridad del Estado, la banda terrorista vasca es responsable de la matanza. Eso es lo que Acebes dijo ante la comisión de investigación del Congreso, el 28 de julio.

Sin embargo, la reunión de mandos policiales no empezó hasta las 12. En la sala de crisis de la sede de la Secretaría de Estado para la Seguridad, presididos por su titular, Ignacio Astarloa, se reúnen los directores de la Policía y la Guardia Civil, Agustín Díaz de Mera y Santiago López Valdivielso, los subdirectores de ambos cuerpos, Pedro Díaz Pintado y Vicente Faustino Pellicer, y sus jefes de Información, Jesús de la Morena y José Manuel García Varela.

Varios asistentes definen la reunión como una "tormenta de cerebros". Sobre la mesa se ponen los pro y los contra de una supuesta autoría de ETA. Se evalúan los antecedentes, que serán esgrimidos hasta la saciedad por el Gobierno -el atentado frustrado de Chamartín de la Navidad de 2003 o el plan para colocar doce mochilas-bomba en Baqueira Beret-, pero también las diferencias -la falta de aviso o el carácter indiscriminado- y, sobre todo, el estupor ante la posibilidad de que una ETA supuestamente agónica haya sido capaz de introducir en Madrid al menos una decena de terroristas. "Si ha sido ETA ya podemos ir dimitiendo todos", afirma López Valdivielso.

Astarloa urge a Díaz Pintado para que aporte datos de la investigación y éste telefonea al comisario de Seguridad Ciudadana, Santiago Cuadro, de quien dependen los equipos de desactivación, para que le informe del tipo de explosivo. Cuadro le replica molesto que no hay que precipitarse, que las prisas llevan a errores, pero promete comunicarle cualquier indicio.

Hacia las 12.45, se produce la conversación del equívoco. Según Díaz Pintado, Cuadro le llama y le informa: "Es Titadyne con cordón detonante". Díaz Pintado le pregunta: "¿Seguro?", y éste contesta: "Seguro". La versión de Cuadro es muy distinta. "Lo único que transmito es que podría ser una dinamita reforzada con cordón detonante. Yo no dije seguro sí. Si dije seguro, fue seguro no".

Lo que los presentes ven es que Díaz Pintado se lo transmite a Astarloa como un hecho probado y que éste se aparta para telefonear al ministro. "Tranquilo, secretario. Al 99% que es ETA", le insiste el número dos de la policía.

La mención de la marca de dinamita utilizada por ETA desde 1999 zanja el debate. "El indicio objetivo fue Titadyne; si sólo es dinamita la afirmación categórica de ETA no se habría producido", dice el comisario De la Morena.

"Cuando se me pide valorar quién es el autor digo que no tengo ni idea, puesto que no tengo ningún elemento de juicio que me lleve a la más mínima conclusión. Y ese dato se aporta al saber que el explosivo era Titadyne", afirma el general Varela, que, se muestra escéptico sobre la autoría de ETA.

En el momento en que Astarloa habla con Acebes ya ha concluido la reunión del mal llamado Gabinete de Crisis, pero el ministro aún no ha comparecido ante los medios de comunicación. Cuando lo hace, a las 13.30 en La Moncloa, no menciona este dato. Pero el Gobierno lo filtra a las agencias, que lo atribuyen a "fuentes de la investigación".

Poco antes de que hable Acebes, Aznar telefonea a los directores de los principales diarios de Madrid y Barcelona. "Tenemos la seguridad de que ha sido ETA", le dice al director de EL PAÍS, Jesús Ceberio. "Para mí no hay ninguna duda de la autoría", le insiste al de El Mundo, Pedro J. Ramírez.

También los corresponsales extranjeros en Madrid reciben una llamada de La Moncloa. "Es ETA, que no os engañen", les dice una funcionaria de la Secretaría de Estado de Comunicación. Y esgrime tres razones: ETA tarda varios días en reivindicar sus acciones, el explosivo es el habitual de la banda, y ésta nunca avisa antes de sus atentados. Los dos últimos argumentos son falsos.

A las 17.29, el secretario de Estado de Asuntos Exteriores, Ramón Gil-Casares, hombre de confianza personal de Aznar, remite un telegrama a los embajadores de España en el extranjero en el que les insta a "aprovechar todas las ocasiones que se le presenten para confirmar la autoría de ETA". A las 18.30, el Consejo de Seguridad de la ONU aprueba la resolución 1530, que condena los atentados de Madrid y los atribuye expresamente a ETA, un hecho sin precedentespor el que España debió pedir luego excusas.

Acebes no sólo había asegurado que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad "no tienen ninguna duda" de la responsabilidad de ETA, sino que había tachado de "absolutamente intolerable cualquier intoxicación que vaya dirigida por parte de miserables a desviar el objetivo y los responsables de esta tragedia". A las 10.30, el portavoz de la ilegalizada Batasuna, Arnaldo Otegi, había rechazado, incluso "como hipótesis", la autoría de ETA y había atribuido la matanza a "la resistencia árabe".

En su declaración institucional, leída a las 14.30, Aznar no citó a la organización vasca, pero afirmó que "este asesinato masivo no es la primera vez que se intenta". Cuando habla, acaba de salir de Alcalá de Henares (Madrid) hacia el complejo policial de Canillas la Renault Kangoo de la que un portero vio bajarse a tres embozados. A las 15.30, al registrarla, se descubren siete detonadores, una cinta con versículos coránicos y restos de dinamita.

A las cinco de la tarde, en una reunión en la sede de la Dirección General de la Policía, Cuadro le comunica a Díaz-Pintado que el explosivo utilizado en el atentado "es dinamita genéricamente", no Titadyne en particular, según la versión de este último. "¿Cualquier tipo de dinamita? ¡No me fastidies!", exclama el subdirector.

Los mandos policiales acuden a las 18.15 a la sede de Interior y se lo cuentan al ministro. Pero éste, en la rueda de prensa que da a las 20.20, no aclara el equívoco e insiste en que se han utilizado más de 100 kilos de explosivos "con un componente de dinamita que, como conocen, es de los habituales de ETA". Para justificar esta declaración, Acebes dirá en el Congreso: "No se [me] dice que no sea Titadyne. Lo que se [me] dice es que todavía no está confirmado que no sea Titadyne". Pero Díaz Pintado es rotundo: "¡Si el Titadyne está descartado desde que nos dicen que se han equivocado!"

A las 20.10, diez minutos antes de la intervención de Acebes, Aznar inicia su segunda ronda de llamadas a Zapatero y los directores de diarios para explicarles las novedades y evitar que se sobredimensionen ya que, según les dice, la cinta coránica es "una casete comercial, de las que se utilizan para aprender árabe, que puede comprarse en cualquier sitio".

"Acabo de dar instrucciones a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad para que no descarten ninguna línea de investigación. [Pero] insisto, la prioridad es ETA", anuncia por su parte Acebes.

A las 21.30, Reuters informa de que las Brigadas Abu Hafs Al Masri han reivindicado los atentados de Madrid. El Centro Nacional de Inteligencia resta credibilidad a la reivindicación y recuerda que este grupo se atribuyó el apagón de Nueva York.

Al filo de la medianoche, Javier Zarzalejos y Alfredo Pérez Rubalcaba, interlocutores del Gobierno y el PSOE en el Pacto Antiterrorista, mantienen su segunda conversación tras el atentado. Pero el tono es muy diferente al del mediodía. "Esto apesta a Al Qaeda", le advierte Rubalcaba.

A las 2.40 horas del viernes se produce un hecho que acelera la investigación. En la comisaría de Vallecas, donde se almacenan objetos recogidos en la estación de El Pozo, se descubre un bolsa con una bomba. Su desactivación concluye a las 5.15 y a partir de ahí se inicia una carrera contrarreloj para seguir el rastro del teléfono, la tarjeta SIM y la dinamita Goma 2. Los detonadores coinciden con los siete de la furgoneta de Alcalá.

A las 11.30 de la mañana, Aznar comparece para dar cuenta de los acuerdos del Consejo de Ministros, pero no habla del hallazgo. Es Acebes quien, a las 18.15, trece horas después de la desactivación del artefacto, da cuenta. "No hay ningún motivo para que ETA no siga siendo la principal línea de investigación", asegura.

A las 18.30, un comunicante llama en nombre de ETA al diario Gara y a la televisión vasca ETB para desvincularse del atentado. La respuesta de Acebes es inmediata: "No nos lo creemos".

A las siete de la tarde, millones de españoles salen a la calle para repudiar el terrorismo. En Madrid es muy difícil hablar con el móvil, pero no por saturación, como pasó en Atocha tras el atentado, sino porque se han colocado perturbadores para evitar la activación de artefactos. Mientras los ciudadanos preguntan "¿Quién ha sido?", la cuestión para la policía es: "¿Cuánta dinamita les queda? ¿qué planean hacer con ella?".

Tras la manifestación, el director general de la Policía decide que la investigación pase de la Brigada Provincial a la Comisaría General de Información. A las 18 horas del día siguiente, un especialista en terrorismo islámico sustituye formalmente como instructor de las diligencias policiales al experto en ETA. El viernes la policía ha visitado ya la tienda de Alcorcón donde se vendieron las tarjetas utilizadas en el atentado.

A las 14.30 del sábado, jornada de reflexión, Acebes comparece ante la prensa e insiste en que "a ningún español le puede extrañar que la prioridad sea la banda terrorista que lleva atentando 30 años en España". Es decir, ETA.

Poco antes, el ministro se ha reunido con los mandos policiales. "En esa reunión se pone de manifiesto que va a haber detenciones, que hay marroquíes e hindúes [...], eso lleva ya a la teoría prioritaria del extremismo islamista", explica el general Varela.

Ante el Congreso, Acebes restó importancia a este dato y alegó que lo que le preocupaba en ese momento era la muerte de un simpatizante de Batasuna a manos de un policía por una discusión en Navarra. Pero el propio Aznar ha admitido que el ministro le llamó "al final de la mañana" para decirle que "por la tarde podría producirse alguna operación".

Las detenciones se efectúan entre las 15.15 y las 16.40. Acebes informa de ellas a las 20 horas. A partir de las seis, unas 5.000 personas, convocadas a través de mensajes de móviles, se concentran ante la sede central del PP de la calle Génova de Madrid al grito: "Antes de votar, queremos la verdad".

A las 21, Rajoy aparece en TVE para calificar de "gravemente antidemocráticas" las manifestaciones contra su partido.

Aunque el Gobierno presionó para impedirlo, según confesaría el director de Informativos Alfredo Urdaci, el portavoz socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, replica a Rajoy en TVE media hora después: "Los españoles merecen un Gobierno que no les mienta".

A las 23.30 fue el ministro Eduardo Zaplana quien comparecía desde una sala de la agencia Efe, decorada como si se tratara de La Moncloa, para negar que el Gobierno estuviese mintiendo.

A las 0.45, en plena jornada de elecciones, Acebes hace pública la existencia de un vídeo en el que un portavoz de Al Qaeda en Europa reivindica la matanza. Aunque el ministro expresa reservas sobre su autenticidad, la hipótesis de la autoría de ETA se ha esfumado ya por completo.



El hundimiento de la tesis de ETA (Ernesto Ekaizer)

El Gobierno de Aznar forzó desde el principio una teoría que mantuvo durante las primeras 48 horas

09-03-2005 - EL PAÍS

Eran las diez de la mañana del 11 de marzo de 2004, cuando el presidente del Gobierno, José María Aznar, tomó una resolución política: convocar para el día siguiente, viernes 12 de marzo, una manifestación en Madrid. Aznar resolvió el contenido de la pancarta que encabezaría el acto: "Con las víctimas, con la Constitución, por la derrota del terrorismo". Minutos más tarde, el presidente del Gobierno informó al rey Juan Carlos; al secretario general del Partido Popular, Mariano Rajoy, y al líder del Partido Socialista Obrero Español, José Luis Rodríguez Zapatero. Se lo explicó también a Jordi Pujol, quien le llamó por teléfono desde Barcelona mientras estaba reunido con los dirigentes de Convergència i Uniò. Aznar le dijo que ETA era responsable de la matanza y que convocaba una manifestación para el día siguiente. ¿Qué pruebas o indicios tenía Aznar para introducir subliminalmente, a través de la palabra Constitución en la pancarta, la presunta autoría de ETA? La respuesta es: cero. Tenía cierta idea de lo que debía ser. Y así, ante las elecciones del 14 de marzo, se decidió a definir el contenido de una movilización, que esa misma mañana del jueves 11, tras colgar con el presidente del Gobierno, Pujol calificó ante sus colegas como un "acto electoral". En ese hecho inicial de Aznar se encierra todo el drama que se desplegará en las horas y días siguientes en contra y a pesar de toda evidencia.


CAMPAÑA EN CASTELLÓN
La cautela del ministro Costa

En la mañana del 11 de marzo de 2004, el ministro de Ciencia y Tecnología, Juan Costa, se encontraba en Castellón. Era la recta final de la campaña electoral. Costa era número uno de las listas del PP por Castellón al Congreso de los Diputados.

Vicente Dalda, de 46 años, era asesor de comunicación de Costa. Él, Eduardo San Frutos, jefe de gabinete del ministro, y María Teresa Arcos, directora de gabinete de la Secretaría de Estado de Comunicaciones, acompañaban al ministro.

A primera hora de la mañana del 11 de marzo, sonó el teléfono de la habitación que ocupaba Vicente Dalda en el hotel de la cadena AC. Era su hermana, desde Madrid. Le cuenta lo que ha ocurrido. Dalda enciende la televisión. Llama por teléfono al ministro y quedan en reunirse en el vestíbulo del hotel. Allí todos miran la televisión. El ministro pide ayuda a una persona que conoce al director general de la Guardia Civil, Santiago López Valdivielso.

Debe localizarle. Dalda, que es también funcionario de policía, intenta por su lado ponerse en contacto con altos cargos de la Dirección General de la Policía, en Madrid.

Al otro lado del teléfono, López Valdivielso explica a Maite Arcos que ETA ha provocado la matanza. Costa sigue la conversación hasta que, finalmente, decide coger él mismo el auricular. Mientras el director general de la Guardia Civil le repite que se trata de un atentado de ETA, Dalda ha conseguido hablar con el subdirector general técnico de la Dirección General de Policía, Gabriel Fuentes. Las impresiones procedentes de la madrileña calle de Miguel Ángel, sede de la Policía, difieren de la que el ministro acaba de escuchar de boca de López Valdivielso.

Gabriel Fuentes acaba de explicarle a Dalda que, a esas horas, existen muchas dudas sobre la autoría del atentado. Tres cosas, según precisa, no encajan. La primera es que, contra lo que suele ser su conducta, la banda terrorista ETA no ha avisado antes del estallido de las bombas; segundo, se trata de un ataque indiscriminado cuyo objetivo central ha sido provocar el mayor número de muertes posible; y tercero, llama la atención la gran cantidad de explosivo metido en las bolsas.

El ministro, tras colgar con López Valdivielso, señala a Dalda que ETA ha provocado la matanza. Por su parte, Dalda apunta que la Dirección General de la Policía tiene muchas dudas de que se trate de la citada banda terrorista. El ministro le repite las explicaciones de López Valdivielso.

- El director de la Guardia Civil me acaba de decir que ha sido ETA. Parece que ya lo intentaron en Navidades, en la estación de Chamartín.

Dalda, a su vez, resume lo que ha recogido en la calle de Miguel Ángel:

- Ministro, es la policía quien dirige la investigación. No les cuadra que sea ETA -y enumera las tres razones esgrimidas por Gabriel Fuentes.

Los argumentos quedan en el aire. El ministro y sus colaboradores se trasladan a la sede del Ayuntamiento de Castellón, que está a un tiro de piedra del hotel. Allí ya hay mucha actividad. El alcalde en funciones, Alberto Fabra, está rodeado de varios concejales. Los miembros de la Junta de Portavoces -populares socialistas e independientes- acaban de redactar un comunicado ante la matanza. Al llegar, todos se ponen de pie para saludar al ministro. Juan Enrique Más, jefe de gabinete del alcalde titular, que ese día está fuera de la ciudad, tiene un papel en la mano y tras sentarse todos se lo extiende al ministro.

Juan Costa lee para sí mismo el comunicado. Dice así: "El Ayuntamiento de Castellón manifiesta su profunda indignación por los criminales atentados cometidos en varios puntos de Madrid, provocando la muerte de decenas de personas. La Junta de Portavoces de este Ayuntamiento, en la que están representados los tres partidos políticos de la Corporación Municipal, afirma que las acciones terroristas de ETA, por muy sangrientas que sean, no disminuirán las convicciones democráticas de nuestro pueblo ni afectarán a la estructura del Estado de las autonomías. Nuestra profunda confianza en que desde el Estado de derecho se dará la adecuada respuesta política a esta bárbara provocación de los terroristas, a la vez que respaldamos la actuación de las Fuerzas de Seguridad del Estado, en su trabajo de persecución y localización de los terroristas para que respondan ante la ley. Los métodos terroristas atentan contra el más elemental de los derechos humanos, el derecho a la vida, por lo que no pueden justificarse bajo ningún punto de vista".

El ministro, según explicó meses después, se dijo que mientras leía advirtió que era simplemente uno de esos comunicados clásicos de condena de un atentado de ETA. Pensó que no era fundamental en Castellón dar por hecho algo sobre lo que, según le aseguraba Vicente Dalda, la dirección de la Policía tenía sus dudas.

- No está todavía claro que se trate de ETA. No me parece necesario precipitarse en estos momentos. Basta ahora con condenar el atentado... -dijo.

- Pero ministro, ¿quién va a ser si no ETA? El lehendakari Ibarretxe ha salido hace apenas una hora para decir que se trata de ETA -repuso Juan Enrique Más.

- Nos dicen que hay dudas... Tiempo habrá para decirlo -sugirió el ministro.

Después de este contrapunto, nadie se opuso a quitar la palabra ETA del comunicado.

El párrafo quedó algo confuso: "La Junta de Portavoces de este Ayuntamiento, en la que están representados los tres partidos políticos de la Corporación Municipal, afirma que las acciones terroristas por muy sangrientas que sean, no disminuirán las convicciones democráticas de nuestro pueblo ni afectarán a la estructura del Estado de las autonomías".

¿Qué acción terrorista que no fuera la de ETA podía afectar al Estado de las autonomías, esto es, invocar la presunta independencia de Euskadi? La respuesta es obvia. Así como la pancarta pergeñada por Aznar en la cual la movilización del viernes 12 se planteaba por la defensa de la Constitución, el comunicado del Ayuntamiento de Castellón perdía su sentido sin la referencia a la autoría de ETA. Pero así se hizo.

Todos se pusieron de pie. A la una estaba previsto observar cinco minutos de silencio como respuesta a la barbarie terrorista. Jordi Sevilla estaba junto con los concejales socialistas. Vicente Dalda se le acercó para estrecharle la mano. En la plaza Mayor, el alcalde en funciones, Alberto Fabra, leyó la última versión del comunicado antes del silencio.


INVESTIGACIÓN POLICIAL
La consulta de Cotino

Poco antes de la una, en la calle de Miguel Ángel se hizo presente el ex director general de la Policía, Juan Cotino, actual consejero de Agricultura, Pesca y Alimentación de la Comunidad Valenciana. Entró al despacho de Gabriel Fuentes y tomó asiento. Según explicó, venía de la sede del PP en la calle de Génova. Cotino señaló que se trataba sin duda alguna de ETA. Fuentes dijo que las piezas no encajaban. Cotino repuso que si luego se obtenían datos diferentes, se aclararían pero que todo apuntaba a ETA. Ambos, tras un breve intercambio, bajaron a la calle para participar juntos en el acto de protesta de cinco minutos de silencio.

El ministro Juan Costa decidió regresar a Madrid en el vuelo de las dos de la tarde, marchó sin pérdida de tiempo hacia el aeropuerto y dejó su coche oficial a cargo de Dalda, quien de vuelta en el hotel se plantó frente al televisor. Serían 15 minutos después de la una. El ministro del Interior, Ángel Acebes, se disponía a informar de los hechos en una conferencia de prensa. Estaba en el palacio de La Moncloa.


LA CERTEZA DE ACEBES
"ETA buscaba una masacre"

"ETA buscaba una masacre en España, me lo han oído ustedes decir en los últimos meses y en los últimos días...", empezó Acebes. Era como si se tratara de una profecía convertida a sí misma en realidad, la del 11-M. "Pero en esta ocasión ETA ha conseguido su objetivo", prosiguió el ministro Acebes. Y atacó a quienes ponían en cuestión la autoría de ETA. "Por tanto, me parece intolerable cualquier tipo de intoxicación que vaya dirigido por parte de miserables a desviar el objetivo y los responsables de esta tragedia y este drama".

Dalda estaba sorprendido. Él acababa de persuadir al ministro Costa de que era mejor evitar la palabra ETA a la luz de lo que le habían informado en la Dirección General de la Policía. ¿Qué había ocurrido? ¿Ya se sabía quien había organizado la matanza?

Acebes prosiguió: "Los atentados han consistido en 13 explosiones: tres en Atocha, cuatro en las proximidades de la calle Téllez, una en Santa Eugenia y dos en el Pozo del Tío Raimundo. Además se ha producido otras tres explosiones controladas, porque eran bombas trampa, con temporizadores colocados con retraso buscando más muertes...".

¡Bombas trampa! La identificación con ETA no podría ser más clara. Es la práctica de ETA.

Tras la presentación inicial, Acebes abrió el turno de preguntas. La corresponsal de un medio de comunicación extranjero preguntó:

- ¿Hay posibilidad de que el atentado pueda ser obra de un grupo como Al Qaeda?

El ministro respondió:

- En estos momentos las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y el Ministerio del Interior no tienen ninguna duda de que el responsable es ETA. Y también estamos asistiendo a un proceso de intoxicación que ha iniciado el señor Otegi de manera miserable para desviar la atención...

Vicente Dalda no lograba salir de su asombro. Pensó, según recordó más tarde, que quizá la Dirección General de la Policía ya debía poseer los datos.

Dalda explicó a Fuentes que acababa de ver al ministro Acebes por televisión. ¿Qué estaba pasando? ¿Había datos que apuntaban a ETA?

Fuentes le informó que allí, en la Dirección General de la Policía, también acababan de ver la rueda de prensa del ministro del Interior.

Dalda insistió. Acebes decía que no existían dudas de que era ETA. ¿Se ha confirmado?

Fuentes le aseguró que no había ningún indicio nuevo. Que el ministro tenía la misma información que habían comentado por la mañana, cuando Dalda le había llamado por teléfono. Dalda insistió. Quería saber, entonces, por qué Acebes había asegurado que ETA era la autora de los atentados.

- Vicente, el sabrá por qué ha dicho lo que ha dicho...



Llamada de Washington: "Ha sido Al Qaeda"

La sospecha de que ETA no es la autora del atentado empieza a extenderse a primera hora

Transcurridas las primeras horas, los heridos han sido trasladados a 13 hospitales. Queda por decidir qué hacer con las víctimas mortales: no sirve el Anatómico Forense. Se busca una ubicación en un pabellón del Campo de las Naciones. Aznar inicia una ronda de llamadas. Llama a Zapatero y a los directores de los periódicos nacionales. Asegura que ETA es la autora del atentado. Los investigadores trabajan con otra hipótesis: hay un testigo. En Canillas preparan tres fotos de extranjeros.

24-03-04 - (Luis Gómez / Pablo Ordaz / Francisco Peregil)

Un policía local, de nombre Jacobo Barrero, acaba de encontrar una bomba sin explotar en la estación de El Pozo. Está escondida en una mochila negra, debajo de un asiento del tren atacado, junto a una ventanilla. De una fiambrera naranja salen dos cables, uno negro y otro rojo, que llegan hasta un teléfono móvil con pinta de armatoste. Jacobo se imagina que si la bomba no ha estallado ya, no tiene por qué hacerlo ahora. La coge con cuidado, la saca del tren y la coloca detrás de una papelera, lejos de los heridos por las bombas que sí han estallado. Llegan los artificieros, llamados Tedax. Uno de ellos, el más veterano, curtido en Angola y en El Congo, se acerca, la observa, y decide colocarle un cebador para que estalle.

La bomba estalla con gran estruendo.

El policía olfatea el ambiente. Un artificiero guarda en su memoria todos los olores que puede llevar la muerte según el explosivo que la inspire. Y esta mañana, en la estación de El Pozo, el aire acaba de quedar impregnado de un olor picante, intenso. No puede tratarse de cloratita, cuyo olor se parece a las pastillas de potasio para aclarar la garganta; ni a titadyne del que posee ETA, robado en Francia y gastado hasta el punto de que no huele más que a humo. El aire tampoco huele a amoniaco, y por tanto no es amonal. La bomba, piensa el artificiero, está compuesta por dinamita, una sustancia gelatinosa, parecida a la plastilina. Por eso el aire desprende esa sensación picante.

La policía ya tiene la primera pista.

En el vestíbulo del Ministerio de Agricultura, frente a la estación de Atocha, se reúnen el delegado del Gobierno, Javier Ansuátegui; el juez decano de Madrid, José Luis Armengol; el ministro de Fomento, Francisco Álvarez Cascos, y Pedro Calvo, concejal de Seguridad. Improvisan un gabinete de crisis. Se decide que sea el teléfono de urgencias de la Comunidad de Madrid, el 112, el que atienda las llamadas de los familiares de las víctimas.

Y deciden también otra prioridad.

-Madrid está a Nivel 3.

Eso quiere decir que todos los servicios, incluida la policía municipal, quedan a las órdenes del Cuerpo Nacional de Policía.

Las emisoras de radio difunden que las llamadas se centralicen en el 112 y piden además a los madrileños que dejen las calles libres en la zona de los atentados. En los veinte minutos siguientes a la explosión se reciben 200 llamadas de angustia en el 112. Y el tráfico en Atocha se reduce hasta el punto de que las ambulancias llegan y se marchan sin apenas dificultad.

En el Palacio de la Moncloa, el presidente Aznar está reunido con los ministros Rodrigo Rato, que acaba de llegar de Atocha, Javier Arenas y Eduardo Zaplana. También asisten a la reunión los secretarios de Estado Alfredo Timmermans y Javier Zarzalejos junto a Jorge Dezcallar, director del Centro Nacional de Inteligencia. Al rato de empezar la reunión se incorpora Ángel Acebes, que viene de su ministerio -en el Paseo de la Castellana, 5- donde ha mantenido contactos con los mandos policiales y también con Alberto Ruiz-Gallardón y Esperanza Aguirre.

En Atocha, hasta las autoridades tienen dificultad para comunicarse por teléfono. La red de telefonía móvil no puede sostener el número de llamadas que se están manteniendo en ese momento. Deciden utilizar las radios de la policía. El Samur consigue evacuar en hora y media a todos los heridos graves y trasladarlos a 13 hospitales. El que más víctimas recibe es el Gregorio Marañón.

Es mediodía. Los familiares esperan angustiados que alguno de los médicos nombre a su ser querido. Las listas son interminables. Se leen una y otra vez y luego se abre un mostrador bajo un cartel que pone:

-Familiares que no están en las listas.

La gente se agolpa para facilitar cualquier dato que ayude a encontrar a esa persona querida de la que todavía no tienen noticias. Cualquier cosa vale: un piercing, un antojo, un arete en la oreja...; una operación de apendicitis, un diente de oro. El actor Jorge Sanz atraviesa con paso rápido el pasillo, baja las escaleras y se detiene ante el mostrador recién inaugurado. Tiene el rostro desencajado. Da sus datos y se va.

Ya se sabe que el número de muertos es muy alto. Se habla de más de 70. La cifra aumenta tras cada llamada. Hay muchas personas que han muerto, y otras muchas -ese número multiplicado por cuatro, por cinco, por seis...- que sospechan que alguien suyo puede estar entre los hierros del tren.

La magnitud de la tragedia parece inabordable. Alberto Ruiz-Gallardón intenta achicar el drama desde la sede del Ministerio del Interior coordinando toda la actuación relacionada con las víctimas. Consulta con Carmen Baladía, directora del Instituto Anatómico Forense, que ha conocido las primeras noticias por la radio. Al principio cree que el Instituto puede hacerse cargo de la situación, siempre que se habilite el salón de actos de la facultad de Medicina. Pero muy pronto se da cuenta de que el Instituto sólo puede albergar a unos 40 cadáveres.

La respuesta tiene que ser rápida. Pedro Calvo piensa en uno de los pabellones que alberga la Sociedad de las Naciones en la Casa de Campo. Envía una patrulla para comprobar en qué estado se encuentra. Está libre, pero es pequeño. Piensa entonces en los pabellones del Ifema, cercanos al aeropuerto de Barajas. Localiza a Fermín Lucas, director gerente del Ifema: hay que montar una morgue inmensa en menos de dos horas. Fermín Lucas se las arregla para que el pabellón 6, el único de los diez del recinto ferial que se encuentra libre, esté listo en una hora. Se instalan 20 mesas, 234 sillas, 34 módulos de sillones, así como las líneas telefónicas, de electricidad y tomas de agua necesarias. Para atender a los familiares, se emplean 1.200 sillas, 200 mesas y 70 sofás, que se sacan de las salas de convenciones. Carmen Baladía recoge guantes, mascarillas, bisturí, pinzas, hilo para coser, material de radiología y se marcha al pabellón seis. A lo largo de los siguientes horas se incorporan un total de 60 forenses.

José María Aznar llama a Zapatero. Es la primera vez que se produce una comunicación entre ambos desde el verano. De un tiempo a esta parte, Aznar sólo llama a Zapatero cuando se produce un atentado. La primera frase de Aznar es cortante.

-Espero que no haya dudas de que es un atentado.

Aznar pronuncia enseguida la palabra ETA como presunta autora de la matanza y anuncia la convocatoria de una manifestación para el viernes. El convocante es el Gobierno, no los partidos políticos.

La Moncloa inicia una intensa labor informativa. Es Aznar quien personalmente llama a algunos directores de periódicos españoles. Las conversaciones son muy breves y en todos los casos hay una frase que suena a estribillo.

-Y no tengas dudas de que ha sido ETA.

Javier Arenas, vicepresidente segundo del Gobierno, telefonea al líder de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares. Mantienen una conversación muy seca, que apenas dura un minuto.

-La manifestación será mañana a las siete. Espero que estéis allí.

-Allí estaremos.

De forma paralela, una funcionaria de Moncloa llama a los periodistas extranjeros destinados en Madrid. También les insiste en la autoría de ETA. Un corresponsal le pide las razones de esta conclusión. Y la funcionaria, que obedece órdenes, responde que son cuatro las razones. Una: porque utilizan los mismos explosivos, una mezcla con dinamita de la marca Titadyne. Dos: porque los terroristas están ansiosos por cometer un atentado en Madrid. Tres: porque ETA siempre tarda unas semanas en reconocer la autoría del atentado. Y cuatro: porque el modus operandi responde al operativo preparado para la noche de Navidad cuando ETA pretendió cargar de explosivos un tren que se dirigía de Irún a Madrid. Tenían el objetivo de hacer estallar las bombas en la estación de Chamartín. La secretaria termina su llamada con una frase que siempre es la misma:

-Podéis decir que esta información procede de "fuentes de la Moncloa".

Siguen llegando familiares al hospital Gregorio Marañón. Quieren saber. Hay que informarles. Pero ¿dónde están las víctimas? Nadie ha tenido tiempo para hacer un registro, para anotar el lugar donde han sido enviadas. Menos mal que una enfermera les escribió con un rotulador su nombre en la piel. Se decide urgentemente montar un equipo de voluntarios para recorrer todo el hospital buscando a los heridos que han sido internados: se apuntan estudiantes, enfermeros, celadores. Siempre hay alguien disponible. Se concentra a los familiares en el aula magna para ordenar el caos.

Ángel Acebes comparece en el Ministerio del Interior a las 13.30. Anuncia la cifra de 173 muertos y 600 heridos y expresa su creencia de que ETA es la autora del atentado. Califica de "absolutamente intolerable cualquier intoxicación por parte de miserables". Se refiere a lo dicho por Otegi unas horas antes.

Acebes no anuncia que la policía tiene un testigo.

Pero lo hay. Alguien que dice haber visto a los hombres que se bajaron de la furgoneta. No queda tiempo que perder. Dos funcionarios, de paisano, lo introducen en un vehículo de los llamados K (camuflados) y lo sacan del barrio de la estación para interrogarlo. El testigo cree que lo llevan a la comisaría de Alcalá de Henares. Se sorprende cuando los policías, que van escuchando la radio, enfilan la carretera de Madrid.

Apenas intercambian palabras. Sólo hay un momento en que el testigo, preso de gran nerviosismo, arremete contra el jefe de Batasuna, Arnaldo Otegi, quien niega que sea la banda terrorista ETA la autora del atentado.

-¡Y este impresentable dice encima que no ha sido ETA!

El testigo se queda helado cuando escucha la respuesta de uno de los agentes.

-Es que no ha sido ETA.

En el coche de la policía sigue puesta la radio. En el siguiente informativo se escucha la voz de Acebes asegurando que es ETA.

Uno de los policías comenta en voz alta:

-¡Y éste todavía sigue con que es ETA!

No hablan más hasta que llegan a la comisaría de la calle de Tacona, en el barrio de Moratalaz, cuartel de las unidades antidisturbios.

Zapatero sólo dispone de tiempo para escuchar durante unos minutos la intervención de Acebes. A las 13.45 se presenta ya ante los periodistas. Zapatero no se aparta un milímetro de la tesis oficial:

-Estamos ante el atentado más horrendo de ETA.

Luego ofrece un mensaje de unidad de las fuerzas políticas.

-Me dirijo al Gobierno y a las fuerzas políticas para decirles que éste es, más que nunca, el momento de la unidad democrática frente al terrorismo. Los terroristas tienen que saber que sus crímenes son tan atroces como inútiles.

Tres cuartos de hora después, a las 14.30, es el momento de Aznar. Su primera frase es contundente:

-El 11 de marzo de 2004 ocupa ya su lugar en la historia de la infamia.

Aznar hace una referencia a las víctimas, comunica que se han decretado tres días de luto nacional y anuncia la convocatoria de una manifestación bajo el lema "Con las víctimas, con la Constitución y por la derrota del terrorismo". Califica a los terroristas de asesinos y fanáticos y habla de "la banda terrorista". Pero en ningún momento pronuncia la palabra ETA:

-Somos una gran nación cuya soberanía reside en todos los españoles. Quien decide es el pueblo español. Nunca permitiremos que una minoría de fanáticos nos imponga nuestras decisiones sobre nuestro futuro.

Los asesores de Zapatero escuchan atentamente las palabras de Aznar desde una televisión en la sede de Ferraz. Les choca que no pronuncie la palabra ETA. Se lo comentan a Zapatero. Y él responde:

-Si el Gobierno dice que es ETA, estamos con el Gobierno.

En esos momentos, una furgoneta Renault Kangoo con un cartucho de dinamita y siete detonadores, ropa diversa y una cinta de casete con versículos del Corán está ya depositada en las instalaciones que tiene la Policía en Canillas a disposición de la Policía Científica.

También está en camino un testigo.

Los investigadores que trabajan sobre el terreno no contemplan la hipótesis de ETA. Y en un departamento de la Policía de Canillas tienen preparadas tres fotografías de extranjeros para mostrárselas. Todas las preguntas de los investigadores encaminadas a una descripción de los terroristas hacen siempre hincapié en su aspecto extranjero.

A las tres de la tarde del jueves ya hay almacenadas 200 bolsas de basura verdes y negras con enseres personales de las víctimas. Desde el interior de las bolsas siguen sonando los teléfonos móviles. Seguramente no son números desconocidos los que llaman. En una de las bolsas aparece el estuche de los lápices de una niña pequeña.

Miguel Sebastián, uno de los hombres fuertes de Zapatero en materia económica, llega a Madrid procedente de Las Palmas, donde ha celebrado una de sus últimas intervenciones de la campaña electoral. Miguel Sebastián se dirige a su domicilio. Sabe que la campaña se ha suspendido ya definitivamente. Al poco de llegar recibe una llamada desde Washington. Es un antiguo compañero de Universidad, un colega que trabaja en el mundo de las finanzas con buenas conexiones en la Casa Blanca. El interlocutor le quiere hacer llegar un comentario acerca del atentado:

-Miguel. Es Al Qaeda.

-¿Es fidedigna esta información?.

-Al noventa y nueve por cien.


Rajoy: "¿Qué está pasando?"

El viernes 12 por la mañana, Interior convoca expresamente a los expertos en terrorismo árabe

Es viernes por la mañana y ya han desaparecido las dudas en el entorno de la investigación. Jesús de la Morena, comisario de Información, pide a la Guardia Civil que envíe sus expertos en terrorismo islámico. Aznar mantiene la hipótesis de que el terrorismo vasco es la prioridad, pero no menciona a ETA. A la sede del PSOE llegan filtraciones sobre los avances policiales. Once millones de españoles salen a la calle. Una pregunta que es reproche recorre todas las calles: "¿Quién ha sido?".

26-03-04 - (Luis Gómez / Pablo Ordaz / Francisco Peregil)

El viernes amanece con una llamada pendiente. La noche anterior, dos expertos de la UCI-1 (un grupo de élite de la Guardia Civil especializado en la lucha contra ETA) se han quedado plantados a la puerta de un despacho del complejo de Canillas, donde el Cuerpo Nacional de Policía está organizando la búsqueda de los criminales. El viernes, el general Varela, jefe de los grupos de información de la Guardia Civil, llama desde su despacho de la calle de Guzmán el Bueno a Jesús de la Morena, su homólogo en la policía:

- Jesús, anoche dejasteis plantados a dos de mis hombres.

De la Morena, hombre afable, con una larga experiencia en puestos de responsabilidad, se disculpa abiertamente, sin recurrir a subterfugios. Le anuncia al general que esa misma mañana se celebrará otra reunión y que por supuesto que quiere que la Guardia Civil esté presente:

- Eso sí, hoy no me mandes gente de la UCI-1. Mándamelos de la UCI-2.

La UCI-2 es el grupo que lucha contra el terrorismo árabe. A esta hora, diez de la mañana del viernes 12 de marzo, la policía ha dejado de buscar a terroristas de ETA. Las pesquisas se centran abiertamente en el terrorismo de origen islámico. Sin embargo, el presidente del Gobierno, a las 11.30, en una comparecencia ante la prensa posterior al Consejo de Ministros, sólo apunta en una dirección:

- Esta organización terrorista está hecha para matar todo lo que puede y eso es lo que hace y a veces lo consigue. ¿Acaso no sabíamos que disponía de documentos internos que consideraba a los medios de transporte objetivo de la organización?

Aznar, con traje oscuro, corbata negra y un semblante muy serio, se refiere a ETA, pero nunca la llega a mencionar. Da rodeos del tipo:

- La banda terrorista bien conocida en nuestro país.

O, más tarde:

- Una organización terrorista que tanto conocemos aquí...

Y también:

- Esa organización terrorista...

Pero cuando un periodista le pregunta directamente por cuál de las hipótesis se inclina el Gobierno, el presidente responde:

- Estamos ante un atentado terrorista terrible. No me pidan que juegue a las quinielas.

A esa hora, en el Ifema, donde muchas familias llevan un día entero esperando noticias, algunos afectados reciben asistencia religiosa. Alberto Ruiz-Gallardón había hecho, personalmente, una gestión la tarde anterior. Llamó al arzobispo de Madrid, monseñor Rouco Varela, y le pidió que enviara a unos cuantos sacerdotes. En unas horas aparecen por el Ifema. Hombres jóvenes en su mayoría, con trajes negros y alzacuello. Ninguno con sotana.

No está siendo una mañana fácil en los despachos de la policía. Hay órdenes del Ministerio del Interior para que la investigación, que hasta ayer fue liderada por la Jefatura Superior de Policía de Madrid, pase a depender de la Comisaría General de Información. Es una orden que, lógicamente, no gusta a Miguel Ángel Fernández Rancaño, el jefe superior de Madrid, un hombre con fama de duro.

De sus 54 años de edad, ha pasado 32 en la policía y ha tocado con eficacia todas las teclas hasta que, el verano pasado, recala en Madrid procedente de Barcelona. Es la apuesta de la policía para poner orden en una ciudad con la tasa de delincuencia disparada, cada día más cerca de Bogotá y más lejos de París. Fernández Rancaño se intenta resistir, quiere conservar la investigación. Han sido sus hombres y mujeres los que, durante la negra jornada del jueves, se han ocupado de interrogar al único testigo, de localizar y hacer explotar las mochilas de dinamita, de rastrear las huellas de la furgoneta...; de jugársela.

Pero hoy no tiene éxito. Las órdenes vienen muy de arriba. Le quitan el mando de la investigación.

En el Palacio de la Moncloa, el presidente Aznar está a punto de concluir su conferencia de prensa. La mayor parte de las preguntas han buscado una respuesta del presidente: ¿ETA o Al Qaeda?

Finalmente, aprovecha la ocasión para enviarle un mensaje a José Blanco, secretario de Organización del PSOE, que unas horas antes ha puesto en duda, en diversas emisoras, que el Gobierno esté ofreciendo toda la información disponible.

- El Ejecutivo ha dado toda la información. No hay ningún aspecto que conozca el Gobierno que no se haya puesto en conocimiento de la opinión pública.

Lejos, muy lejos de la disputa política, en las plantas superiores de los pabellones 8, 9 y 10 del Ifema, Javier Quiroga, responsable de la central de comunicaciones del Samur, recibe el encargo de avisar a las familias. Hay centenares de personas concentradas por más de 30 salas. Demasiada gente que exige una información rápida. No hay tiempo para hacerlo de otra manera: toma un megáfono y anuncia los nombres de las familias. Una por una. Por delante de Quiroga desfilan 118 familias. Después, son psicólogos como Begoña Ajates quienes se encargan de completar el trabajo de Quiroga.

- Tengo que comunicaros lo que estáis esperando, que es el fallecimiento de vuestro familiar.

A medida que se van recitando nombres y más nombres a través del megáfono, los familiares empiezan a captar el mensaje. Han llegado a un punto en el que no necesitan más explicaciones. Basta con la mirada del psicólogo.

La policía tiene encima de la mesa algo más que indicios. Pruebas. Una furgoneta que no tiene la matrícula doblada, huellas dactilares, ropa usada por los terroristas, detonadores, 10,2 kilos de dinamita Goma 2-Eco que estaban dentro de una bolsa de basura azul, un teléfono móvil con tarjeta prepago, un modus operandi. Los expertos en terrorismo árabe trabajan a pleno rendimiento.

Una bolsa de basura azul, por ejemplo.

Detalles como éste se difunden fuera de los estrictos límites del complejo policial de Canillas. Algunas de las conclusiones, también. En la sede del PSOE de la calle Ferraz se maneja información de que todos los caminos de la investigación apuntan hacia el terrorismo islámico. De la existencia de esas filtraciones tiene también conocimiento el ministro del Interior. Ese hecho incomoda al Gobierno, que empieza a perder capacidad de maniobra ante la opinión pública. Los hechos se suceden de forma vertiginosa.

Quedan seis horas para que se celebre una manifestación contra el terrorismo. España sigue consternada por los efectos del atentado y la campaña electoral está definitivamente suspendida. Pero el ambiente político está muy lejos de vivir en una situación de calma chicha. El Gobierno insiste en mantener viva la hipótesis de ETA como prioridad en la investigación. Los otros partidos comienzan a ponerlo en duda y a exigir que diga lo que realmente sabe.

Desde el mediodía, la línea de comunicación entre el Gobierno y el PSOE se ha cortado. Aznar no vuelve a informar a Zapatero. Dedica la tarde a visitar a las víctimas ingresadas en el hospital Clínico.

La rumana Stefania Stupuru, de 24 años, ve desfilar a las familias por delante del megáfono. Lleva 30 horas sin saber nada de su marido Alin Stupuru, de su misma edad. Stefania ya ha probado toda clase de tilas y sueros. La policía la llamó ayer para que informase de la ropa que llevaba su marido la última vez que lo vio.

Stefania, sentada en una silla, observa cómo cada vez quedan menos personas en el Ifema. Los psicólogos van comunicando las muertes y la gente se va marchando a sus casas. Ella no entiende bien el idioma pero se da cuenta de que la mayoría de los que esperan reciben malas noticias. Stefania comparte un piso de 70 metros con diez personas. De repente, a las cinco de la tarde, la introducen en una sala. Una amiga ejerce de intérprete:

- Alin está vivo. Se encuentra en el hospital Gregorio Marañón.

Después del primer alborozo, ella y sus amigas se enteran mejor de lo que les dicen. Hay un herido en el Gregorio Marañón que podría ser su marido. Pero no es seguro. Después de recorrer la ciudad con el corazón encogido, Stefania llega al hospital, entra en una habitación y..., efectivamente, Alin yace inconsciente. Tiene las piernas y la cara quemadas. Pero está vivo.

A las seis de la tarde, Ángel Acebes, ministro del Interior, anuncia una nueva comparecencia para las 18.30. Hace casi 24 horas que se descubrió una mochila bomba. No puede retrasar por más tiempo el anuncio de un descubrimiento tan importante, máxime cuando este hallazgo se ha filtrado. Por si fuera poco, se acaba de producir una llamada al diario Gara y a la radio televisión pública vasca (EITB):

- "La organización ETA quiere hacer saber que no tiene ninguna responsabilidad en los atentados ocurridos ayer en Madrid".

Acebes hace una detallada exposición de las pruebas en manos de la policía y reconoce que se "abren nuevas posibilidades en la investigación". Pero su línea argumental no se aparta un milímetro de la expuesta en sus últimas intervenciones:

- ETA sigue siendo la principal línea de la investigación.

Llueve sobre Madrid. No ha dejado de hacerlo durante todo el día. La ciudad está parada. El paseo de la Castellana comienza a vislumbrar una riada de ciudadanos con paraguas. Los comercios cierran ordenadamente. Los medios públicos de transporte transportan gratuitamente a miles de vecinos hacia el punto de reunión: la plaza de Colón. Acebes teme no llegar a tiempo para el comienzo de la gran manifestación. Su jefe de gabinete le ofrece ir en moto.

Un escalofrío, en forma de pregunta, recorre Madrid:

- ¿Quién ha sido?

Manifestación a las ocho de la tarde. A las siete, ya no cabe ni un paraguas más en el paseo de la Castellana. El recogimiento que durante casi una hora preside el recorrido previsto de la manifestación -desde Colón hasta la plaza de Atocha- se rompe y estalla en un grito cuando llega el presidente Aznar:

- ¿Quién ha sido?, ¿quién ha sido?

Uno de los altos cargos del PP que vive ese momento en la cabecera de la pancarta explica la zozobra que embarga a los principales dirigentes del partido:

- Aznar, serio, encerrado en sí mismo, sin hablar con nadie, con la cara congestionada. A su lado, el príncipe Felipe y las infantas, pasándolo muy mal; unos pasos atrás, Ana Botella, llorando como una Magdalena; Rodríguez Zapatero, con un punto de indignación contenida en la mirada; y Mariano Rajoy, que pregunta una y otra vez: "¿Qué está pasando?".

La pregunta en sí es una respuesta. El candidato del PP ha estado todo el día de emisora en emisora, haciendo declaraciones, sosteniendo las tesis del Gobierno, alejado, en cualquier caso, de lo que se está cociendo en la calle y de lo que está pasando en Interior. Su pequeño círculo de colaboradores tiene más información de lo que está sucediendo en la opinión pública por gente ajena al Partido Popular.

La ecuatoriana Nilsa Arrobo sigue buscando a su hija de tres años. Antes de la explosión la llevaba en sus brazos. Ha pasado más de un día y no la encuentra. Se llama Jeniffer, es morena con el pelo rizado y vestía una casaquita rosa el 11-M. En el caos del atentado, María Dolores, otra mujer ecuatoriana, la cogió entre sus brazos y declaró ante las cámaras de Telemadrid: "Hasta que su mamá aparezca, yo la cuidaré como si fuera mía". El viernes por la tarde, Nilsa Arrobo encuentra por fin a su hija, ingresada en el hospital de La Paz.

Once millones de españoles se han echado a la calle en distintos puntos del país. Se percibe una mezcla de desconcierto y pena, de miedo y de indignación por no saber contra quién hay que lanzar los gritos de protesta. En la de Madrid, unas mujeres árabes se pasean con un cartel que dice en árabe y en castellano:

- Sufrimos con vosotros.

Al llegar a la manifestación, el presidente y su Gobierno piensan que los pitos y los abucheos de "¿quién ha sido?" no son espontáneos, que proceden de algún grupúsculo organizado. Se sorprenden cuando observan que la protesta no amaina según avanzan, como tampoco lo hace una lluvia tan copiosa y persistente como incapaz de acobardar a los madrileños.

La intensidad de la pena no consigue apartar las rivalidades políticas. En Euskadi, donde se viven las mayores concentraciones de gente de la historia, los políticos acuden separados. Unos, tras la pancarta cuyo lema ha impuesto el Gobierno. El resto, más atrás. En Cataluña, la cosa pasa a mayores. Los ministros Rodrigo Rato y Josep Piqué son abucheados durante todo el recorrido. Al final, sus escoltas los tienen que sacar, prácticamente en volandas, por el túnel de un aparcamiento público.

La cabeza de la manifestación de Madrid, en la que participan mandatarios europeos como Prodi, Raffarin, Berlusconi o Durão Barroso, se acerca a Atocha. Sólo quedan unos 20 metros para llegar al final. La tensión es evidente. La crispación contenida no ha cesado. De pronto, el delegado del Gobierno, Javier Ansuátegui, nota que la indignación va en aumento y que lo mejor es sacar a las personalidades de allí lo antes posible.

Se produce una desbandada de autoridades. No hay tiempo para despedidas, para el protocolo. Policía y escoltas actúan con la profesionalidad de costumbre. La pancarta queda en el suelo y alguien se ocupa de soltar la cuerda que la sostiene. La multitud sigue gritando un reproche en forma de pregunta:

- ¿Quién ha sido?

A las nueve de la noche, de todos los barrios de la ciudad sigue lloviendo gente.


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