1/6/04

Amer Azizi preparó el 11-M con 'El Tunecino' en Turquía y le autorizó a utilizar el nombre de Al Qaeda

Azizi le dijo a 'El Tunecino' que no podía enviarle 'muyahidin' para atentar en España porque sus hombres estaban 'quemados' pero le sugirió que contase con Zougam

9-04-04 - Fernando Lázaro (EL MUNDO)

Serhane ben Abdelmajid Fakhet, alias El Tunecino, tenía muchas ganas de hacer daño. Tantas que llegó a ponerse en contacto con el que hoy se considera el enlace de Al Qaeda en Europa, Amer Azizi, para pedirle que le ayudara a llenar España de sangre.

Las fuentes consultadas sitúan el encuentro entre finales del año 2002 y los primeros meses de 2003. El lugar, Turquía. En ese país, el que es considerado como coordinador de los atentados del 11 de Marzo en Madrid pidió ayuda a la organización armada Al Qaeda en forma de infraestructura terrorista y, sobre todo, muyahidin (soldados) marroquíes dispuestos a matar y, en última instancia, a morir asesinando.

De Azizi se sospecha -según el auto del juez Baltasar Garzón contra la célula española de Al Qaeda en España- que colaboró con el jefe de esta célula, Abú Dahdah, en el reclutamiento de futuros muyahidin, que enviaban a los campos de entrenamiento ubicados en Afganistán.

Seguro que la respuesta de Azizi fue decepcionante para El Tunecino, al menos parcialmente. Durante la reunión mantenida entre el Tunecino con Azizi -o un emisario autorizado de este último-, su interlocutor no quiso satisfacer estos deseos. Azizi arguyó que todos los hombres que estaban bajo su control o cuya radicalidad, fidelidad a la causa y preparación terrorista conocía estaban quemados, seguidos de cerca por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

Sin embargo, Azizi no quiso quitar al solicitante la idea de atentar en España. Le vino a decir que, si quería seguir con sus planes, podía hacerlo, pero que tenía que realizarlo por su cuenta. Eso sí, quizá a modo de compensación, autorizó a El Tunecino que podía utilizar la marca Al Qaeda a la hora de organizar los atentados y, posteriormente, reivindicarlos.

Esta concesión confirma uno de los factores que hace más difícil combatir el terrorismo islamista en comparación con el clásico, cuyo paradigma es el etarra: la cualidad de franquicia de Al Qaeda, es decir, que funciona como una marca a la que se pueden apuntar muchas organizaciones integristas sin que necesariamente pertenezcan a la banda criminal comandada por Osama bin Laden.

Azizi no quiso dejar así al futuro coordinador de la masacre de los trenes de cercanías de Atocha. Aunque era mucho menos de lo que El Tunecino le había solicitado, sí que le dio un nombre que podía sondear y a partir del cual organizar un comando plenamente operativo: el de Jamal Zougam, del que era mentor. «Tira de él», le vino a decir.

Efectivamente, El Tunecino tiró de Zougam, y quizá a partir de su reclutamiento vinieron los demás. El resultado es conocido.Zougam y su hermanastro Mohamed Chaoui adquirieron presuntamente los teléfonos móviles y las tarjetas prepago con las que se prepararon las mochilas bomba. Varios testigos que sobrevivieron a los atentados sitúan al primero en los trenes de la muerte. Al final, se salieron con la suya. Mataron a 190 personas e hirieron a más de 1.000.

El papel desempeñado por Azizi, -también conocido como Othman al Andalusí-, en este crimen debilita la idea de que él fue el cerebro del 11-M, pero potencia la de su ascenso meteórico dentro de Al Qaeda. De hecho, cuando el juez Baltasar Garzón explicó en un auto la operación contra la llamada célula española de esta organización criminal, allá por noviembre de 2001, colocó a Abú Dahdah el papel de cabecilla y a Aziz, el de su mano derecha.Lo cierto es que el primero está en prisión preventiva desde entonces, como otros presuntos integrantes de la célula -entre ellos un español- mientras que al segundo todavía se le está buscando mediante una orden internacional de busca y captura.

Según Garzón, Azizi contactó con los grupos radicales islamistas en la mezquita de la madrileña carretera de circunvalación M-30.Cuando, tras el 11-S, los soldados estadounidenses entraron en los campamentos de entrenamiento de Al Qaeda en Afganistán, descubrieron que en muchas de las fichas que tenían que rellenar los aspirantes a muyahidin figuraba su nombre como la persona que les había enviado allí.

Colaboró también en la financiación de Al Qaeda. En el registro que se realizó en el domicilio madrileño de Azizi se encontraron cartas preparadas para ser distribuidas entre la población musulmana en las que se pedía dinero para un campamento de La Base en Indonesia.

En los días precedentes al 11-S, facilitó los desplazamientos y alojamiento de los integrantes del comando que tiró abajo las Torres Gemelas. En concreto, habría facilitado el encuentro, el 16 de septiembre de 2001, en Salou (Tarragona) entre Mohamed Atta (uno de los pilotos suicidas) y Ramzi Binalshib, compañero de piso del primero y coordinador de este crimen. Zacarias Moussaoui, el secuestrador de aviones número 20 de los atentados de Nueva York, tenía su número de teléfono.

El diario estadounidense The Wall Street Journal (ver EL MUNDO de ayer) también le atribuye contactos con Parlindungan Siregar, jefe de un campo de entrenamiento de soldados de Al Qaeda en Indonesia. El rastro de Azizi también se encuentra en relación con los atentados de Casablanca (Marruecos), en mayo de 2003.En concreto, se le relaciona con con los cabecillas de este asesinato múltiple: Abdelaziz Benyaich, Mustafá Maymouni y Diss Chebli.

También se le ha relacionado con Abu Musab al-Zarqawi, terrorista jordano líder de la resistencia iraquí, así como con un subordinado de éste, Abdelatif Mourafik. Se cree que el primero de ambos le ayudó a escapar de Irán a Afganistán en 2001.


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