19/6/04

El juez descarta que los cuerpos policiales conocieran los preparativos del 11-M

Del Olmo confirma que los confidentes no avisaron a ningún agente del tráfico de explosivos

19-06-2004 - José Yoldi (EL PAÍS)

El juez Juan del Olmo levantó ayer parcialmente el secreto del sumario e hizo público el auto por el que deja en libertad a Antonio y Carmen Toro Castro, así como a Sergio Álvarez, y mantiene la prisión de los asturianos Iván Granados, Raúl González y Emilio Llano por su vinculación con la trama que facilitó los explosivos a los terroristas que los utilizaron en la matanza del 11 de marzo. En el auto, el juez confirma que los confidentes no avisaron a los agentes con los que tenían relación de la venta de explosivos que se estaba produciendo y descarta que los cuerpos policiales conocieran los preparativos del 11-M. Del Olmo explica minuciosamente que los confidentes de la policía, José Emilio Suárez Trashorras, y de la Guardia Civil, Rafá Zuheir, nunca avisaron de que un grupo de radicales islamistas se estaba abasteciendo de explosivos y detonadores. Fue en la pesquisas posteriores a los atentados del 11-M cuando los especialistas informaron de que los detonadores sin explosionar encontrados en la furgoneta Renault Kangoo procedían de una mina de Asturias.
Luego, tras cruzar las llamadas de los teléfonos móviles y el movimiento de las tarjetas activadas en Morata de Tajuña, se descubrió que el teléfono número 665040605, que correspondía a Jamal Ahmidan, El Chino o Mowgli, -uno de los suicidas de Leganés- había viajado a Asturias el 28 de febrero. También se localizó a un ex minero, José Emilio Suárez Trashorras, que había mantenido numerosos contactos telefónicos con los integrantes de la "célula de Morata de Tajuña".

Sólo tráfico de droga
Suárez proporcionó los detonadores y los explosivos a los terroristas, pero nunca informó a la policía que "los moritos", expresión utilizada por él, se interesaban por explosivos y detonadores. Unicamente dijo que estaban dedicándose al tráfico de drogas.

El otro confidente, Rafá Zuheir, informó el 17 de marzo a un oficial de la Guardia Civil que sospechaba que Jamal Ahmidan, El Chino, estaba detrás de los atentados porque tenía detonadores y explosivos. Sin embargo, el confidente no orientó a los investigadores a Asturias, sino al País Vasco, a Bilbao.

Zuheir confirmó al juez que antes del 11-M no había transmitido información alguna sobre preparativos de los atentados, aunque sí había informado a la Guardia Civil en los primeros meses de 2003 de que dos asturianos, José Emilio Suárez Trashorras y Antonio Toro, le habían ofrecido detonadores y explosivos para quien estuviera interesado. Zuheir llegó a proporcionar a la Guardia Civil una muestra de los explosivos que Suárez y Toro proporcionaban, como confirmó el agente del Servicio de Información del instituto armado cuando declaró como testigo en la causa.

El cruce de llamadas telefónicas demuestra que Suárez llamó a Jamal Ahmidan 11 veces entre el 20 de enero y el 4 de marzo de 2004, y fue llamado por éste en 28 ocasiones. Además, realizó numerosas llamadas a otros teléfonos que utilizaban los miembros de la célula de Morata de Tajuña.

La implicación de Suárez Trashorras en los hechos aumenta por momentos, y así lo refleja el auto del juez Del Olmo, que señala que tras recibir las peticiones de Jamal Ahmidan, Suárez "procedió a fijar el sistema de recogida de la sustancia explosiva y su traslado a Madrid". Así, ofreció 600 euros a Sergio Álvarez para que trasladara a Madrid el 5 de enero una supuesta partida de DVD piratas, que en realidad eran explosivos. La bolsa que contenían los explosivos la recogió en Madrid Jamal Ahmidan y Suárez nunca pagó los 600 euros.

Tras los atentados, Álvarez se percató de la trascendencia de los hechos cuando se enteró de la detención de Suárez y vio la foto de Ahmidan en los periódicos, pero no dijo nada por miedo. Un menor también transportó a Madrid una bolsa de deportes con candado, en la que supuestamente había explosivos, y de la que se hizo cargo Ahmidan, según ha confesado el menor.

Lo curioso es que Suárez niega las evidencias y asegura que el menor miente. Suárez sigue manteniendo que creía que los explosivos iban a ser utilizados en una explotación minera en el Magreb, aunque no ofrece ni pruebas ni datos que avalen su versión.

La mayor parte de los explosivos utilizados para el 11-M y en la bomba colocada en las vías del AVE fueron obtenidos en el viaje que Ahmidan, Mohamed Oulad y Abdennabi Kounjaa, tres de los integrantes de la célula de Morata de Tajuña, realizaron a Asturias el 28 y 29 de febrero de 2004.


"Los confidentes no transmitieron datos sobre los atentados"

El juez Juan del Olmo escribe las razones por las que considera que la actuación de la policía y la Guardia Civil en los hechos investigados no fue negligente ni cómplice de los que colaboraron con los terroristas en la consecución de la dinamita. El auto judicial establece lo siguiente:
"Este instructor, en este momento, pondera las circunstancias concurrentes en esta fase de la investigación, relativa a las personas que, con José Emilio Suárez Trashorras, presuntamente facilitaron la recepción de las sustancias explosivas y detonadores por parte de la célula de Morata de Tajuña. Y, en tal sentido, la ponderada actuación policial en orden a la investigación de los hechos, tanto por parte del Cuerpo Nacional de Policía como de la Guardia Civil (que en modo alguno ha detectado este instructor se pueda ver afectada o alterada por la condición supuesta o no de confidentes de dos de los imputados, por cuanto los mismos, en atención a lo que consta en las actuaciones, en modo alguno transmitieron dato alguno sobre los preparativos, intenciones o actuaciones que podrían estar realizando sus conocidos para la perpetración de acción alguna de carácter terrorista), y la petición del Ministerio Fiscal, tanto en orden a las personas para las que solicita la libertad provisional, como para las que interesa el mantenimiento de prisión, entendiendo las mismas plenamente justificadas, por cuanto con relación a Carmen Toro Castro, no se ha podido acreditar extremo alguno que justifique, más allá de su presencia en determinados lugares, de intervención alguna efectiva".

Antonio Toro
"Respecto a Antonio Toro Castro", prosigue el juez, "las diligencias de investigación policial y de instrucción judicial no han permitido obtener datos complementarios incriminatorios a los ya ponderados en su momento para decretar la libertad provisional con fianza (las conversaciones telefónicas que hacían pensar en un nivel superior de participación han sido adecuadamente aclaradas y perfiladas, en lo que resultaría una actividad de tráfico de drogas, referida a personas que no se vinculan a los atentados del 11 de marzo de 2004, como por el contexto inicial y temporal de las conversaciones cabía considerar).

La investigación sobre la obtención y transporte de las sustancias explosivas no está concluida, lo que obliga a extremar las cautelas para preservar las fuentes de prueba, su alteración, manipulación o desaparición; y dado el estado actual de las investigaciones, la prisión provisional de los tres imputados antedichos estaría justificada; por lo que se mantiene la prisión provisional, caducando su incomunicación a las 19 horas".


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