12/4/06

11-M: habla el juez (Editorial de EL PAÍS)

12-04-06 - El PAíS

El auto de procesamiento dictado por el juez Juan del Olmo sobre el 11-M es la primera versión autorizada, si bien todavía provisional, sobre los atentados cometidos en Madrid en vísperas de las elecciones generales del 14 de marzo de 2004. Dos años no son quizá un tiempo excesivo para articular un relato fundado y fiable sobre un acción terrorista de autoría múltiple y que dejo tras sí la trágica secuela de 191 víctimas y casi 2.000 heridos. Pero se hacía urgente disponer cuanto antes de ese relato, no sólo por razones procesales -evitar posibles excarcelaciones antes del juicio- sino de defensa social. Era hora de que los ciudadanos dejaran de estar indefensos frente a versiones disparatadas pero presentadas por sus autores como las únicas consistentes frente a la endeblez del trabajo investigador del juez encargado del caso.

Es difícil, por no decir cínico, seguir manteniendo que la investigación del juez Del Olmo carece de consistencia o que su resultado es "pobre" y "no ha esclarecido el fondo de la masacre", como ayer mismo insistían ofuscados responsables del Partido Popular. La instrucción del juez ha sido capaz de identificar no sólo a los autores materiales de la masacre, entre ellos los siete suicidas de Leganés el 3 de abril siguiente, sino a los intelectuales, todos ellos integrantes de una célula yihadista radicada en España y que diseñó su acción criminal siguiendo las directrices de un informe en Internet en el que un "comité de sabios" de Al Qaeda sugería un atentado antes de las elecciones generales del 14-M. Como pormenoriza las andanzas de la red española que se lucró vendiendo los explosivos utilizados, a uno de cuyos integrantes -José Emilio Suárez Trashorras- le imputa como cooperador necesario en los atentados.

Al Qaeda no actuó directamente en Madrid, como ocurrió el 11-S de 2001 en EE UU, pero sí inspiró el atentado español. De lo que el juez Del Olmo no encuentra rastro -y de existir no habría posibilidad de cegarlo- es de la implicación de ETA, directa o colateral. Y a esa conclusión llega tras una investigación de más de 80.000 folios en la que se acumulan decenas de careos, ruedas de reconocimiento, comisiones rogatorias, pruebas de ADN y decenas de miles de registros telefónicos. Es probable que una investigación tan compleja adolezca de errores e insuficiencias, que podrán corregirse de aquí al juicio oral. Lo que no tiene ni pies ni cabeza es esa especie de instrucción alternativa, en forma de nube tóxica de datos disparatados, que algunos se empeñan en sostener aunque atenten contra la lógica y la sensatez.



Sin pista de ETA en el 11-M (Editorial de El Periódico)

El PP se obstina en sostener que se cierra en falso la investigación porque no figura la implicación etarra

El auto de procesamiento de 29 presuntos implicados en los atentados del 11-M en Madrid dictado por el juez Juan del Olmo confirma el grueso de las informaciones conocidas y deja sin fundamento las sospechas de vinculación de ETA con los ataques. Dos años de instrucción han servido para no procesar a 87 de los 116 imputados, establecer que la peor matanza terrorista en Europa desde la segunda guerra mundial fue decidida y preparada en España por un grupo islamista, y que la trama asturiana facilitó los explosivos.
Aun así, el PP insiste en su obsesión con la pista etarra y acusa a la policía y a los jueces de cerrar la investigación en falso. Pueden los populares suponer que dos años son insuficientes para ahondar en un asunto tan complejo, aunque seguro que han sido una eternidad para las casi 90 personas que ahora quedan provisionalmente sin cargos tras haber sido objeto de una indagación exhaustiva. Pero no es de recibo someter el trabajo de Del Olmo a un proceso de intenciones, como si lo hubiese supeditado a los intereses del Gobierno. Sólo el juicio permitirá comprobar la solvencia de las pruebas y resolver los cabos sueltos de la instrucción, pero el PP debería respetar a la justicia.



El auto del 11-M (Editorial de La Vanguardia)

Más de 1.400 folios, resultado de dos años de investigaciones, conforman el auto de procesamiento dictado ayer por los atentados del 11-M del 2004. El juez Juan del Olmo inculpa a 29 detenidos - el ex minero Emilio Suárez Trashorras es al que más delitos se le imputan, como suministrador de los explosivos y responsable no sólo de los 191 muertos y 1.755 heridos en los trenes, sino también del fallecimiento del agente de los GEO en Leganés- y atribuye la autoría de los hechos a una célula islamista dirigida por Jamal Ahmidan, el Chino,y Serhane Ben Abdelmajid Fajet, el Tunecino.

Tiempo habrá en el juicio oral - fase posterior a este auto- para cotejar los datos ahora expuestos, pero dos constataciones son de rigor: la investigación judicial y policial descarta la teoría de la conspiración - el juez considera de "nula consistencia" las dos únicas referencia a ETA- y el auto incorpora sendas notas del Centro Nacional de Inteligencia, de octubre y noviembre del 2003, en las que se advertía que "las amenazas explícitas a intereses españoles" por parte del terrorismo islamista de Al Qaeda habían crecido significativamente y que parecía necesario reforzar las medidas de protección.

Si en el pasado pudo minusvalorarse aquella amenaza, hoy procede afrontarla sin vacilaciones dotando a jueces, policías y servicios de inteligencia de los medios adecuados para ello. Los atentados de Madrid y del 7-J londinense ponen de manifiesto, como subraya el auto, que "han dado resultado en la estrategia terrorista islamista los ataques desde el interior de Europa, procedentes de las comunidades musulmanas asentadas en territorio europeo, una vez que el nivel de proselitismo interno ha fructificado". No se trata de hacer una amalgama entre terror integrista e islamismo, pero sí de constatar la existencia de células locales que, a diferencia del terrorismo clásico, actúan en red, de forma difusa y confusa, y que hallan en el ciberespacio las consignas mortíferas de Al Qaeda.



Las insidias y las figuraciones no encajan en la verdad judicial del 11-M (Antonio Casado - Elconfidencial.com)

12-04-06

Todos los secretos de la caja negra del 11-M están en el auto de procesamiento dictado ayer por el juez Del Olmo. También las reiteradas advertencias previas del CNI al Gobierno Aznar sobre el alto riesgo de atentado que se cernía sobre España. Y el modus operandi del Grupo Islámico de Combatientes Marroquíes, la célula local que, inspirada en Al Qaeda, pero no a sus órdenes, decidió sembrar el terror en Madrid.

No hay más. Y si hay, al juez no le consta. Y si al juez no le consta, no forman parte de la verdad judicial, la única que cuenta en un Estado de Derecho. Las conjeturas interesadas son de vuelo corto. Ha habido muchas, todavía las hay, como secuela del masivo ataque de contrariedad que el recuento electoral del 14-M produjo en los perdedores políticos y sus numerosos deudos.

Todas se han ido ahogando en su propia e insoportable levedad. Como el cocodrilo que no pasó de caimán, sólo han logrado una forzada alusión de los medios de comunicación a esa única vez que se menciona a ETA en los 1.460 folios del auto de procesamiento hecho público ayer por la mañana.

La implicación de ETA en los atentados ha sido aireada con escaso fundamento probatorio por el PP, El Mundo y la cadena COPE, siguiendo la doctrina oficial del entonces presidente Aznar y su ministro Acebes. No sólo se aferraron a esa doctrina, sino que colgaron de ella otras conjeturas no menos averiadas. Pero mientras esas figuraciones entraban y salían en un infecto circuito de insidias -se llegó a acusar a la policía de sembrar pistas falsas-, contribuían a envenenar el clima político desde la burda acusación al Gobierno Zapatero de ocultar la caja negra del 11-M por miedo a la verdad.

La verdad, la única verdad que no desemboca en la melancolía o el luto -ese hondo sentimiento de pérdida que el PP convierte en búsqueda obsesiva del culpable de su frustración-, es esta montaña de folios redactados por el juez Del Olmo, donde se plasma el resultado de dos años de intensa y fecunda investigación policial. Una verdad que de momento sienta en el banquillo a 29 personas con distinto grado de responsabilidad en el asesinato de 191 personas, perpetrado en nombre de Alá. También en el Islam hay gente que toma el nombre de Dios en vano.

Queda pendiente la celebración de un juicio público y el consabido juego de recursos, hasta que los tribunales dicten sentencia firme. Eso es hacer justicia. Y eso es lo que procede en un Estado de Derecho.



Una pregunta sin respuesta (Carlos Carnicero - elplural.com)

14-04-06

Pilar Manjón, presidenta de la Asociación 11-M damnificados por el terrorismo, ha lanzado al aire, después de conocer el auto de procesamiento dictado por el juez Juan del Olmo, una pregunta que tiene muy difícil respuesta: “¿Qué hizo el ministerio de Interior antes del 11-M para evitar el atentado?”. Ángel Acebes, al que tanto le gusta indagar en las investigaciones realizadas después de la matanza de Atocha, tiene la oportunidad y la obligación de responder a esta pregunta. El meticuloso relato de los hechos que realiza el juez instructor revela aspectos sustantivos de las advertencias que recibió el Gobierno desde el CNI (Centro Nacional de Inteligencia) sobre la amenaza que existía del terrorismo de origen islamista. Y también evidencia la incapacidad del titular de Interior para tomar medidas preventivas.

Desde esos parámetros, la actitud de los dirigentes del PP –y muy especialmente de quien era entonces ministro de Interior, Ángel Acebes- resulta absolutamente obscena y sus intentos de distraer sus responsabilidades insistiendo en la relación del atentado con ETA sería ridícula si no demostrara una desvergüenza política difícil de situar en un sistema democrático.

El descaro y el desparpajo con el que el PP y sus alados mediáticos (El Mundo y la Cadena COPE) perseveran en sus tesis ridículas, que pretenden desacreditar la acción de la Justicia, sin duda seguirá con la desesperación propia de quien prefiere huir para delante que reconocer su ignominia. Pero a la vista del auto promulgado, esa actitud solo puede convocar a estrellarse con los ciudadanos que no son tan tontos como pueden pensar quienes así actúan.

El asilamiento del PP en este asunto es patético. El de El Mundo y la COPE no se queda atrás. El periódico que dirige Pedro J. Ramírez vive el amarillismo que pretende ser una cosa y la contraria. Para algunos asuntos, como la guerra de Irak, intenta aparentar una actitud progresista. Pero esta ensoñación se desvanece cuando desde esos parámetros pidió explícitamente, en plena jornada de reflexión, el voto para el partido, que había participado en la decisión de la invasión de ese país. En cuanto a la COPE, ¿qué se puede decir después de haber intentado falsificar los datos del EGM? Con semejante tropa ya sabemos lo que nos espera.


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