18-03-07 - José María Irujo (EL PAÍS)
R10, el quinto testigo contra Jamal Zougam al que nadie oyó la semana pasada en la sala de vistas donde se juzga a los presuntos autores del 11-M, vive en Rumania, pero no ha podido ser localizado para que aporte su testimonio al tribunal. Una suerte efímera para el procesado marroquí, presunto autor material de la matanza, porque lo que contó este hombre a la policía y al juez Juan del Olmo encaja, en opinión de la fiscalía, con los relatos de otras tres personas que aseguran haberle visto en dos de los trenes de la muerte.
Primero en el que salió a las 7.10 de Alcalá, y luego en el de las 7.15, al que aguardó acompañado de otra persona, en la estación de Torrejón, según señalan los testigos. Zougam, según se deduce de estos testimonios, dejó una bomba en un tren y, con la ayuda de otro terrorista que le acompañaba en la citada parada, colocó otra en el siguiente. Eso explica su presencia y reconocimiento en dos de los escenarios diferentes de la matanza.
El 11-M, el rumano identificado como R10, de 48 años, tomó en Alcalá el tren de las 7.15 para dirigirse a su trabajo en la localidad de Aravaca. Se sentó en el segundo o tercer vagón y comprobó que en la estación de Torrejón subieron dos hombres "hablando en árabe..., portando uno de ellos una mochila muy grande de color negro". Se fijó en ellos porque el vagón iba casi vacío y porque se separaron "pudiendo sentarse juntos".
Uno se acomodó frente a él, dándole la espalda, y el otro, que llevaba la mochila, lo hizo cerca de la puerta. El primero giró sobre sí observando el resto del vagón "y emitió una tos anormal, que le dio la sensación de que podía ser un tipo de contraseña. Muchos pasajeros observaron curiosos su actitud". R10 no pudo observarles más porque después entró gente en el vagón. En la estación de Santa Eugenia, tras la parada del tren, y cuando llevaba recorridos unos 20 metros se produjo una explosión que dejó un reguero de cadáveres, y al rumano inconsciente. Al despertar ayudó a los heridos.
El 16 de marzo, ese testigo señaló "sin ningún género de duda" a Zougam, de 34 años, cuando la policía le mostró un libro con fotografías, R10 aseguró que el marroquí era la persona que llevaba la bolsa y, antes de ver su imagen, lo describió como un tipo de aproximadamente 1,80, complexión normal, moreno, pelo largo, gran nariz, cara alargada y rasgos del tipo de un gitano o indio. Un fiel retrato del procesado, en cuya tienda de Lavapiés se vendieron las tarjetas que accionaron las 13 mochilas bomba.
Zougam fue visto en ese mismo tren por otros dos testigos, dos rumanas que han aportado numerosos detalles. La identificada como C65 señaló que lo vio pasar por el vagón, que le golpeó en un hombro con la mochila que portaba y empujó a un hombre que viajaba de pie y leía un libro. No recuerda cómo iba vestido, pero sí su cara. "Estoy segura al 100% de que era él", dijo. La otra, J70, herida en la explosión, destacó que, antes de reconocerlo, no había visto su fotografía en los periódicos porque no hablaba ni entendía español.
Zougam no sólo colocó una bomba en ese tren, sino que minutos antes se había deshecho de otra en el que salió de Alcalá a las 7.10, según se desprende de otro testimonio. Es el de un español, identificado como A27, que ha relatado al tribunal cómo un tipo "moro o gitano, de piel oscura", que asegura es Zougam, intentó colocar una bolsa azul de gran tamaño bajo el asiento. Se fijó en él porque le empujó y porque viajaban solos. El testigo se durmió y cuando despertó, a la altura de San Fernando, aquel hombre se había marchado, pero la bolsa seguía allí. "No sé si se apeó en San Fernando o en Torrejón, pero yo me di cuenta en San Fernando de que la bolsa seguía allí", relató. Al bajar del tren este testigo oyó las explosiones.
A juzgar por los tres testigos, Zougam se bajó en la estación de Torrejón y subió al tren que había salido de Alcalá a las 7.15. Allí es donde lo vio el rumano R10, que no ha acudido a la vista oral, y las dos rumanas. "O viajaron juntos desde Alcalá o Zougam se encontró en Torrejón con otro miembro de la célula que le entregó otra bomba. Por eso los vieron juntos en el siguiente tren", explican fuentes de la fiscalía.
La fiscalía cree "trascendental" el testimonio de R10 ante la policía y ante el juez Del Olmo porque, a su juicio, corrobora el testimonio de los otros tres testigos. La defensa de Zougam niega que participara en la matanza y resta validez a los testigos protegidos.
La pasada semana otro testigo señaló también a Zougam y provocó confusión porque lo situó en el tren de Téllez. La fiscalía renunciará en sus conclusiones definitivas a este testimonio por "poco fiable e inverosímil". Durante la instrucción esta persona identificó a Abdelmajid Bouchar, otro de los procesados, pero en la vista oral X11 rectificó y apuntó a Zougam.
18/3/07
R10, el quinto testigo contra Jamal Zougam
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