Tres meses después del atentado no había ni una línea de investigación sobre la participación de etarras
31-03-07 - Ernesto Ekaizer / Jorge A. Rdríguez (EL PAÍS)
Los principales cargos policiales que trabajaron en la investigación del 11-M con Ángel Acebes al frente del Ministerio del Interior han señalado a este periódico que en ningún caso conocieron dato alguno que acreditara los vínculos entre ETA y los islamistas que atentaron en los trenes. Esa cúpula policial, que declarará en el juicio del 11-M a partir del 9 de abril, tampoco han conocido a través de sus compañeros que haya pruebas de una relación entre etarras e islamistas, ni de la existencia de un informe que llegue a esa conclusión. De esta manera, desmienten la acusación sin pruebas lanzada por el ex director general de la policía Agustín Díaz de Mera, que se amparó en una fuente anónima para sostener su particular teoría de la conspiración.
Cuando la actual cúpula policial nombrada por el Gobierno socialista llegó al Ministerio del Interior y continuó las investigaciones abiertas a raíz del atentado del 11-M, habían pasado varios meses del atentado, pero no encontraron ni una sola línea de investigación de sus antecesores que apuntara a ETA.
Para entonces, los principales implicados en el atentado estaban "detenidos o muertos en el suicidio colectivo de Leganés", según había declarado el anterior ministro del Interior, Ángel Acebes, el 4 de abril de 2004. Y todos ellos tenían relación con el islamismo radical o con el mundo de la delincuencia que había contactado con los terroristas.
Los cargos policiales nombrados por el Gobierno de José María Aznar se han visto ahora sorprendidos por la acusación lanzada por el que fue su jefe, Agustín Díaz de Mera, respecto a la existencia de un informe, ocultado supuestamente por el Ejecutivo socialista, que apuntaría a la vinculación de ETA con los atentados del 11-M.
Ese informe al que se refiere Díaz de Mera fue encargado por el Comisario General de Información, Telesforo Rubio, para investigar cuánto había de verdadero en algunas informaciones de medios de comunicación especializados en la teoría de la conspiración, que apuntaron a la vinculación de ETA con el 11-M.
Distintos departamentos se pusieron manos a la obra y redactaron un informe de cientos de páginas donde analizaban una a una todas las sospechas que habían surgido respecto a una posible participación de ETA en los atentados.
Los informes policiales
El informe concluía descartando la participación de etarras en la matanza del 11-M y la vinculación de estos terroristas con los islamistas que pusieron las 13 bombas en los trenes o con aquellos que les suministraron los explosivos. Los cargos policiales bajo el mandato del PP han asegurado a este periódico que durante su mandato no se hallaron pruebas que apuntaran a ETA y que, posteriormente, tampoco han conocido la existencia de informes o investigaciones que avalaran esta tesis.
El ex director general de la Policía se ha negado a revelar ante el juez el nombre del agente o agentes que le informaron sobre la existencia de un documento donde se apuntaba la conexión entre ETA y los islamistas del atentado del 11-M. Unas horas después de ser multado e imputado por un delito de desobediencia, Díaz de Mera se puso en contacto con agentes de su confianza para pedir ayuda en el sentido de que algún funcionario justificase su acusación sin pruebas.
El Gobierno del PP encargó un trabajo especial el 13 de marzo, dos días después del atentado y un día antes de las elecciones, sobre contactos de presos islamistas con etarras en las cárceles españolas.
Ese documento, elaborado por la Dirección General de Instituciones Penitenciarias, recogió hasta seis contactos (conversaciones grabadas a terroristas etarras e islamistas) que se investigaron en su día sin que dieran ningún fruto que pudiera acreditar la relación de ETA con los atentados.
Ante las dudas que provocaba la dimensión y características del atentado, durante tres días el Gobierno del PP insistió en que la principal línea de investigación sobre los atentados era la etarra, mientras las pistas llevaban a la policía a Lavapiés. El PP ha mantenido desde su derrota electoral del 14-M que había que seguir investigando la posible implicación de ETA.
En el sumario del 11-M hay varios tomos dedicados a esa investigación de posibles vínculos entre etarras e islamistas sin que en ningún caso haya pruebas que puedan sostener una relación entre ETA y la matanza de los trenes. Esa teoría ha llegado al juicio a través de asociaciones de víctimas que apoyan las tesis del PP y que preguntan reiteradamente a testigos y acusados sobre ETA, hasta el punto de que el presidente del tribunal les ha llamado la atención.
El PP ha formulado en los dos últimos años numerosas preguntas por escrito al Gobierno sobre pruebas que pudieran implicar a los etarras en el atentado del 11-M. Pero todos esos intentos de distintos dirigentes del PP se han estrellado con los hechos y con las pruebas, ninguna de las cuales ha alumbrado siquiera una pequeña duda respecto a la autoría exclusivamente islamista de los atentados del 11 de marzo.
Cuarenta folios de coincidencias intrascendentes
P. X. DE S
El informe existe. El ex director general de la Policía cuando sucedió el 11-M, Agustín Díaz de Mera, fue muy preciso cuando proclamó en un programa de radio que las fuerzas de seguridad habían investigado, por orden del comisario general de Información, la relación entre la banda terrorista ETA y los atentados que mataron a 191 personas en trenes de cercanías de Madrid. Así es. Como él dijo, el informe con las conclusiones de esa investigación lo hicieron un hombre y una mujer. También tenía razón Díaz de Mera al decir que era un informe secreto. Pero su contenido afirma exactamente lo contrario de lo que el eurodiputado del PP afirma que le dijo una fuente policial: no existe ningún tipo de relación entre ETA y las distintas ramas de la trama del 11-M. El portavoz del PP en el Congreso, Eduardo Zaplana, pidió ayer que el informe "aparezca por cualquier medio". El sindicato de policía SUP pidió que se esclarezca su existencia y contenido.
El informe ya no es secreto. Fue remitido al juez Juan del Olmo el 15 de febrero de 2006 y está en el sumario que sirve de base al juicio. Éstas son sus conclusiones, que ocupan 40 folios:
- Abdelkrim Bensmail tenía un papel con nombres de etarras. Se adjunta copia del papel en cuestión, donde dice: "Ragi Gurruxaga, Harriet Parot, Unai -Cordoba, carretera Sevilla Km 391 Apdo: 479 14007 Alcolea". Se trata de la dirección de la cárcel de Córdoba, donde en ese momento se encontraban cumpliendo condena Henri Parot y Harriet Aguirre.
Conclusión: Bensmail conoció a Parot y a Aguirre en la cárcel. "El motivo de la posesión de la referida anotación podría venir motivado por las intenciones futuras de mantener con ambos contacto epistolar. (...) En el caso de Henri Parot, unido al hecho de que ambos son de ascendencia argelina".
- La celebración por el 11-M. Mohamed Amine Akli, relacionado con el islamista Allekema Lamari, celebró el 11-M con varios etarras en la cárcel de Puerto 1, de Cádiz, según fue publicado en prensa.
Conclusión: "Instituciones Penitenciaras no posee información sobre este hecho".
- Relación entre el líder islamista Sohbi Khouni y el etarra Luis Mariñelarena. A lo largo de 2003, estas dos personas estuvieron en el mismo módulo de la cárcel de A Lama (Pontevedra) y mantuvieron relaciones personales.
Conclusión: "Las relaciones (...) pueden considerarse las propias entre internos coincidentes en el mismo módulo, sin que se posea información en relación a que las mismas hayan trascendido de lo cotidiano y de la afinidad personal ente ambos".
- La carta de Targu Ismail a José Luis Urrusolo Sistiaga. Al día siguiente de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, el etarra Urrusolo Sistiaga recibió una carta del islamista Targu Ismail, ex compañero de prisión, en la que decía estar preparando la "operación Sable Samurai". En la carta dice: "Esperemos que una hipotética colaboración entre grupos islamistas y ETA no incluya el préstamo de un terrorista suicida".
Conclusión: Targu Ismail no era un militante terrorista. Urrusolo fue expulsado de ETA en 1995, "circunstancia que se mantiene hoy día". En otro punto, añade que "hay que valorar que el control por las autoridades penitenciarias del contenido de las cartas entre presos es de sobra conocido por los mismos, por lo que no es el canal más idóneo para plasmar preparativos, planificación o propuesta formal de colaboración entre organizaciones terroristas". Por último, Urrusolo no es en los últimos años partidario de la línea dura de la lucha armada. "Un comentario suyo [tras el 11-M] venía a expresar su horror ante tal salvajada".
- Iñaki de Juana Chaos dice que "si los integristas quisieran, los españoles echaban a correr en una semana, igual que echaron a correr del Sáhara". En este comentario, De Juana se refiere a "la presión sobre el Gobierno español para conseguir que Ceuta y Melilla dejaran de ser españolas (...) debido a la situación que entiende de colonialismo".
Conclusión: "En ningún momento se aprecia una alusión a colaboración entre organizaciones terroristas, siendo sus expresiones fruto de la normal relación personal que los presos de ETA mantienen con otros internos, en su caso la mayoría de origen árabe, puesto que se encontraba interno en la prisión de Melilla".
- ETA roba un coche bomba en la calle de Avilés donde vivía José Emilio Suárez Trashorras. El comando que atentó el 3 de diciembre de 2002 con un coche bomba en Santander robó el coche precisamente en la calle de Avilés donde vivía el exminero Suárez Trashorras, que proporcionó los explosivos al comando del 11-M. El informe hace un relato de toda la trayectoria del comando etarra.
Conclusión: Que robaran en Avilés el coche es "una serie de circunstancias puntuales que más bien parecen debidas al mero azar".
En este apartado se analiza también la posible utilización por parte de ETA del minero asturiano procesado para obtener explosivos. Esto es algo que "la organización terrorista ETA considera labor exclusiva de los responsables del aparato logístico, no habiéndolo puesto nunca en manos de delincuentes comunes". Aparte, a finales de 2002 "ETA disponía de un importante arsenal armamentístico [entre 2.000 y 2.5000 kilos de Tytadine]", por lo que "resultaría ridículo suponer que tuvieran necesidad de adquirir dinamita Goma 2 de la facilitada por Suárez Trashorras".
Conclusión: "El conjunto de datos expuestos permite determinar la inexistencia de pruebas que permitan ni tan siquiera sospechar posibles conexiones entre los miembros del comando Egoitz y Hodei [el de Santander] y la llamada trama del explosivo asturiano utilizado en los atentados del 11-M".
- Los islamistas y ETA eligen el mismo día para trasladar explosivos a Madrid. La coincidencia de fechas de las dos caravanas de la muerte, entre el 28 y el 29 de febrero de 2004, fue investigada por la policía y la Guardia Civil, que incluso rastrearon tanto personales como telefónicas de los terroristas de uno y otro grupo. La investigación detalla, desvío por desvío, las dos rutas.
Conclusión: "La única coincidencia que parece deducirse de todo este entramado lo constituye la elección de Madrid como objetivo por parte de los dos grupos terroristas, de manera independiente y sin ningún proyecto común, para llevar a cabo un atentado en fechas coincidentes con unos comicios electorales".
- Nayo informó a la fiscalía de que Trashorras y Toro querían vender explosivos a ETA. El informe insiste de nuevo en que "en los últimos nueve años el material explosivo utilizado por ETA no lleva dinamita Goma 2". ETA sólo obtiene explosivos por el mercado negro internacional o a través de robos en Francia.
Conclusión: Una vez más, los máximos responsables del antiterrorismo español reiteran "la inexistencia de pruebas que permitan ni tan siquiera sospechar en posibles conexiones entre miembros de ETA y la llamada trama del explosivo asturiano del 11-M".
2 comentarios:
ernesto ekaizer desveló la fuente: domingo perez castaño
Escuchado en la Cadena Ser: Diaz de Mera se queda sin coartada
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