30-03-07 - Ernesto Ekaizer
El ex director general de la Policía y actual eurodiputado popular, Agustín Díaz de Mera, mantuvo conversaciones con varios policías, miembros de la cúpula policial durante el mandato del PP, la noche del pasado miércoles 28 de marzo, tras ser multado y amenazado con un delito de desobediencia por el tribunal del 11-M durante su declaración en el juicio por los atentados de Madrid. Las fuentes policiales consultadas señalaron a EL PAÍS que Díaz de Mera solicitó apoyo para aportar al tribunal el nombre de algún funcionario con el que presuntamente salvar su acusación sin pruebas de que existe un supuesto informe policial en el que se vincula a ETA con el 11-M, que habría sido ocultado al juez instructor, Juan del Olmo.
Dichos policías dijeron a Díaz de Mera que en las conversaciones que mantuvieron con él jamás habían afirmado que el contenido del informe avalara la participación de ETA en el 11-M. El eurodiputado del PP llamó por teléfono, antes de regresar a Bruselas, a varios altos cargos policiales para confiarles que se encontraba en una situación difícil a raíz de haberse negado a revelar el nombre de su presunta fuente durante su declaración de ese día. También les transmitió el malestar del presidente del PP, Mariano Rajoy, por lo sucedido.
El ex director general pedía ayuda para ver si podía dar el nombre de algunos de sus interlocutores a fin de salir de la encrucijada. Los antiguos altos cargos, con quienes Díaz de Mera había intercambiado puntos de vista antes de acudir a declarar en el juicio del 11-M, le replicaron que ellos nunca le habían proporcionado una información sobre el presunto documento en el sentido que él había puesto de relieve ante los medios de comunicación afines al PP el pasado mes de septiembre.
En efecto, el sábado 9 de septiembre de 2006, Díaz de Mera declaró a la cadena Cope que existía un informe en el que se hablaba de conexiones entre ETA y los islamistas en relación con el 11-M. El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, preguntado sobre el asunto, señaló que dicho informe no existía.
El montaje que abanderó Díaz de Mera comenzó, según las fuentes consultadas, en diciembre de 2005. En aquel momento, la Unidad Central de Inteligencia (UCI), a cargo del comisario Domingo Pérez Castaño, elaboraba un informe sobre las relaciones entre ETA e islamistas. Dos funcionarios -un hombre y una mujer- eran los encargados de redactar el documento. Mientras se trabajaba en el mismo, Pérez Castaño fue relevado de la UCI por el comisario general de Información, Telesforo Rubio. A partir de esas fechas, mientras los oficiales trabajaban en el informe, Pérez Castaño, según fuentes policiales, comenzó a difundir rumores sobre un cambio de orientación o enfoque en el informe original.
Estos rumores llegaron a Díaz de Mera, quien entendió que podían ser favorables para el PP. El informe final fue enviado al juez Juan del Olmo en febrero de 2006 y en él se relataban los contactos entre presos etarras e islamistas, sin hallar ninguna vinculación entre ETA y los autores del 11-M que permitiera sostener la participación de la banda terrorista.
Díaz de Mera denunció los hechos en los medios de comunicación afines al PP en septiembre de 2006 y siguió investigando más sobre el citado informe a través de contactos con policías que habían trabajado bajo su mando. Sin pruebas, afirmó que, si el único informe en poder del juez era aquel en el que sólo se hablaba de relaciones en la cárcel, ello quería decir que había habido una manipulación, que en ese caso el original había sido triturado. En sus conversaciones telefónicas del miércoles pasado y ayer, jueves, por la mañana, ya desde Bruselas, Díaz de Mera se mostró desconcertado por la nueva situación. Un colaborador del eurodiputado, con el que contactó ayer este periódico, aseguró que Díaz de Mera no iba a contestar a ningún medio.
Ninguno de los policías con los que ha contactado EL PAÍS ha admitido haber hablado con él en el pasado de un presunto informe desaparecido ni están dispuestos a que se use su nombre para sostener la vinculación de ETA con el 11-M. En todo caso, los autores del informe podrían dar testimonio en el juicio para aclarar la cuestión.
Un bulo en tres actos
El ex director general de la Policía empezó en julio de 2004 a construir una teoría de la sospecha sin pruebas que le ha llevado a cometer un delito de desobediencia ante el tribunal del 11-M
30-03-07 - EL PAÍS
El 4 de abril de 2004, el ministro del Interior en funciones, Ángel Acebes, se confesó: "El núcleo central del 11-M está detenido o ha muerto en el suicidio colectivo". Su rotunda afirmación tenía una base sólida. Un día antes, en un piso de Leganés, siete islamistas se habían suicidado con parte del explosivo que habían robado en Asturias y con el que habían matado a 191 personas en los trenes que cubrían el recorrido entre Alcalá de Henares y Madrid en la mañana del 11 de marzo.
Agustín Díaz de Mera, entonces director general de la Policía en funciones, acudió a los alrededores del piso de Leganés la tarde del 3 de abril acompañado de los cargos de su confianza para seguir de cerca la operación policial que acabó con el suicidio de los terroristas.
En aquel momento, Díaz de Mera y su jefe, Acebes, despejaron las principales incógnitas que tenían respecto a los autores del atentado del 11-M. Y sostuvieron en público que los islamistas habían perpetrado la matanza de los trenes.
Tres años después, Díaz de Mera tiene pendiente un proceso judicial en el Tribunal Supremo que le podría condenar a un año de prisión por mantener ante un tribunal la teoría conspirativa de una supuesta colaboración de ETA y los terroristas islamistas. Lo hizo basándose en la confidencia de un policía anónimo que le habló de un informe que nunca ha visto y del que ignora su contenido. Cuando el presidente del Tribunal que juzga el 11-M le pidió que dijera o escribiera el nombre de su confidente policial, Díaz de Mera desobedeció y se negó a colaborar con la justicia. Era más importante preservar su fuente que aportar una información que el propio Díaz de Mera considera tan relevante como para dudar de todas las investigaciones policiales y judiciales que han llevado al banquillo de los acusados a 29 personas para las que se piden miles de años de cárcel.
Desde aquel 3 de abril de 2004 hasta ahora, el ex director general de la Policía ha alimentado el bulo de la conspiración con desigual intensidad. Lo que sigue es la historia de esa confabulación en tres actos.
COMISIÓN PARLAMENTARIA. "No tengo ninguna prueba"
El 22 de julio de 2004 compareció Díaz de Mera ante la comisión de investigación del 11-M creada en el Congreso. Para entonces, la teoría de la conspiración había empezado a echar raíces con la ayuda del PP. Un informe solicitado el 13 de marzo por el secretario de Estado de Seguridd, Ignacio Astarloa, sobre relaciones entre islamistas y etarras en las cárceles (apenas seis contactos) había sido aireado para empezar alimentar el bulo.
Díaz de Mera dio explicaciones de su gestión y empezó a colocar algunas frases cargadas de sospechas sin pruebas respecto a vinculaciones entre ETA y los islasmistas. Sobre aquellas sospechas le interrogó Gaspar Llamazares, coordinador general de IU:
Llamazares: A lo largo del tiempo que usted estuvo en la investigación del caso del 11-M dígame una sola prueba que apunte a la organización terrorista ETA o a una alianza entre islamistas radicales y ETA. Sólo le pido eso, una prueba.
Díaz de Mera: Ya me gustaría a mí tenerla. No la tengo, señoría.
Llamazares: ¿Tiene algún indicio?
Díaz de Mera: Indicios, un montón. Acabo de referirme a todos esos.
Llamazares: Son antecedentes, no son indicios.
Díaz de Mera: No, perdone, señorías. Eso también son indicios y no me niego a que lo sean, algunos están...
Llamazares: Indicios o pruebas materiales o testificales a lo largo de los días 11, 12 y 13, ¿tiene usted alguno que apunte a la organización terrorista ETA o a esa alianza ETA islamistas radicales?
Díaz de Mera: Que no, señoría, que las cosas no son así de sencillas, que no se puede traducir una cuestión tan compleja a un sí o a un no. Estoy tratando de darle, no la razón, algunas razones que me hacen pensar lo que digo.
Dos años después, Díaz de Mera creyó encontrar algunas razones de su teoría de la conspiración, y las intentó airear en la cadena Cope.
ENTREVISTA RADIOFÓNICA. "Quiero hablar del informe"
Díaz de Mera acudió el 14 de septiembre de 2006 a la cadena Cope con la intención de lanzar duras acusaciones contra el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, al que acusó de ocultar pruebas de la supuesta implicación de ETA en el 11-M. Lo hizo durante una entrevista en la que se mostró intranquilo porque no le preguntaban por lo que quería publicitar:
Díaz de Mera: "Quiero hablar ahora, don Federico [Jiménez Losantos] si me lo permites, sobre el informe que yo he denunciado". Y a partir de ahí empezó a lanzar durísimas acusaciones contra el Gobierno socialista para sostener la teoría de la conspiración que apunta a la participación de ETA en los atentados del 11-M.
"Me refiero a un informe real y cierto, encargado por el comisario general de Información y elaborado por la Unidad Central de Inteligencia que ha sido ocultado al juez Del Olmo. Es un informe que contiene indicios y pruebas de esas conexiones, de las conexiones de ETA en un número muy significativo e importante. Este informe tiene un autor y una autora. Lo más razonable, en términos de conclusión, es que los contenidos de ese informe no eran los esperados, no eran los deseados. Las personas a las que se encargó esto decidieron hacer éticamente un informe real y no aceptaron, sin ninguna duda, la orientación previa, la posible resultante final. Por eso ha desaparecido ese informe. Pero este informe no se ha escrito a boli, este informe está seguramente en algún ordenador...".
Ese informe al que aludía Díaz de Mera llegó en febrero de 2006 al juez Del Olmo, firmado, como sostenía el ex director general de la Policía, por un hombre y una mujer. Hablaba sobre las supuestas conexiones entre etarras e islamistas para concluir rechazando cualquier vinculación entre ETA y el 11-M.
En aquel programa de radio, Díaz de Mera, siguió acusando sin pruebas con supuestos testimonios de policías anónimos: "A propósito del periódico EL PAÍS tengo que darles una primicia. Creo que les interesará saber que ayer recibí dos llamadas, una muy larga y otra muy corta, de los mencionados como cúpula policial del PP. Una de ellas fue prolija: 'Bueno, a ver si se para esto ya, esto no hay quien lo soporte, aquí hay una guerra entre unos y otros y nosotros estamos en medio'. La segunda llamada es la que tiene mayor significado. Casi literalmente dijo lo siguiente: 'Nos están presionando desde EL PAÍS para que sostengamos la tesis islamista".
Los dirigentes de la cúpula policial del PP a los que se refería Díaz de Mera, hablaron publicamente en la comisión parlamentaria que investigó el 11-M y todos sostuvieron "la tesis islamista" al hablar de los autores del atentado de los trenes.
EL TESTIMONIO JUDICIAL. La ocultación de una fuente
Medio año después de su acusación sin pruebas, Díaz de Mera compareció ante el tribunal que juzga el 11-M y el abogado que representa a una asociación de víctimas defensora de la teoría de la conspiración quiso saber más de aquel informe que el ex director de la Policía aireó en la cadena Cope y preguntó por el nombre del agente.
Díaz de Mera se negó a colaborar para aportar luz a la investigación del atentado más grave en la historia de España. Deberá pagar 1.000 euros y enfrentarse a un proceso judicial en el Tribunal Supremo, si el parlamento europeo aprueba el suplicatorio, por desobediencia al Tribunal del 11-M.
Testigo de polichinela (Editorial de EL PAÍS)
El eurodiputado del Partido Popular Agustín Díaz de Mera malinterpretó su obligación de testificar en el juicio por los atentados del 11 de marzo, fecha en la que era director general de la Policía, y así lo entendió el juez Gómez Bermúdez al imponerle una multa e instar contra él un proceso por desobediencia. Confundiendo un tribunal con una emisora de radio -la misma que ha intentado suplantar la instrucción del sumario, y que ahora trata de arrojar sombras sobre el desarrollo de la vista oral-, Díaz de Mera recurrió a un argumento propio del ejercicio del periodismo, como es el derecho a no revelar las fuentes, para ocultar al juez la identidad del autor de un supuesto informe en el que se vinculaba a ETA con los atentados.
Ese derecho no ampara a quien ejercía una importante responsabilidad en el momento de la matanza, aunque resulta esclarecedor sobre la naturaleza de las fabulaciones en torno al 11-M que un ex jefe de la Policía pretenda utilizar a su favor recursos propios de periodistas. La pueril estrategia del testigo Díaz de Mera evidencia en qué manos estaba la seguridad del Estado en el momento de los atentados. Díaz de Mera no pretende proteger ninguna fuente, sino justificar con excusas cada vez más fantasiosas e inverosímiles el culebrón que tanto ha contribuido a alimentar por simples intereses partidistas.
Dijo ante el juez sentirse profundamente identificado con el Cuerpo Nacional de Policía. Sin embargo, no tuvo escrúpulos en arrojar todo género de dudas sobre ese colectivo al decir que la carrera de su informante peligraría si se conociese su identidad, como si hubieran de desencadenarse no se sabe qué fuerzas oscuras. Mal estaríamos si el sistema no fuera capaz de hacer compatible la identificación ante el tribunal de esa fuente con la reserva pública respecto a su identidad. Al envolver su testimonio de misterio, Díaz de Mera creía desviar la atención del secreto de polichinela del que pretende ser celoso guardián: no existe ningún fundamento para vincular a ETA con los atentados del 11 de marzo de 2004. El juez Gómez Bermúdez ha vuelto a poner las cosas en su sitio: esto no es la Cope, ha venido a decirle, con otras palabras, al ex director general de la Policía.
El Mundo de P.J., a pique (Carlos Carnicero)
31-03-07 - Carlos Carnicero (elplural.com)
Naturalmente Agustín Díaz de Mera es aforado, por lo que su procesamiento necesita que el Parlamento Europeo lo autorice. Es una forma de ganar tiempo. De momento, ya tiene una multa en el coleto. Resulta que quien era director general de la Policía con Ángel Acebes en el momento en que se produjo la brutal matanza de Atocha, no puede aportar la única posible prueba de la conexión del terrorismo islamista con ETA para proteger una fuente informativa. ¡Encomiable! Un eurodiputado del PP dice ahora que prefiere proteger a su fuente que colaborar en aclarar lo sucedido. Este individuo espera que los familiares de los muertos en Atocha le crean, le entiendan y le aplaudan. Ahora solo falta que todos los que gritan desaforadamente “¡queremos saber!” se querellen con este diputado del PP para obligarle a que les diga lo que quieren conocer. Me imagino ya a la AVT organizando una manifestación contra este diputado del PP con una inmensa pancarta en technicolor diciendo: “Agustín Díaz de Mera: ¡Queremos saber!”
¡Es la cosa más grande del mundo! Y, nunca mejor dicho, de El Mundo. Espero con ansiedad una carta pastoral de Pedro José Ramírez exigiendo al ex director general de la Policía de Ángel Acebes que presente las pruebas que dice ocultar y que han sido la razón de ser de tres años dando la barrila cada día, desde ese periódico, en un intento desesperado por conectar a ETA con Ben Laden. En cualquier país europeo, la redacción de El Mundo se plantaría ante su director y todos los redactores se negarían a seguir firmando la basura que se publica sobre el 11-M. O, a lo mejor, ven justificada la actitud del ex director general de la Policía. En un universo informativo como El Mundo, en que es habitual una cosa y la contraria, todo puede suceder.
Que nadie espere nada porque todo esto forma parte de una maniobra obscena de periodistas y políticos que han estado jugando con los sentimientos de las víctimas, tratando de boicotear el juicio de Atocha y prefiriendo ver libres a los autores antes que confesar la inmensa farsa en la que han estado todos involucrados.
Según la pretensión de este diputado del Partido Popular, es más importante proteger a una supuesta fuente que colaborar con el tribunal. Es de imaginar que Ángel Acebes, superior jerárquico de Díaz de Mera en el momento del atentado, le exigirá colaborar con la Justicia. Y es de esperar que Mariano Rajoy, jefe de filas del individuo, le llame al orden.
No hemos necesitado llegar al ecuador del Juicio del 11-M para desarmar de raíz la farsa montada por el Partido Popular, la COPE y El Mundo. Todos estos activos buscadores de la verdad tienen enfrente al ex director general de la Policía que tenía que haber prevenido el atentado de Atocha, lo tenía que haber investigado y ahora no puede aportar el documento que le pide el Juez. Demasiado, incluso para España.
Díaz de Mera y las consecuencias (Germán Yanke)
30-3-07 - ABC
En el juicio del 11-M hay muchos, procesados o testigos, que se sientan ante el tribunal y dicen que alguien les dijo que se había dicho en una reunión en la que le habían contado que estaba... Seguramente es normal: unos tratan de defenderse, otros de liar el asunto, algunos aportan lo que saben que oyeron y no pueden decir más. Incluso los hay que, requeridos con escepticismo a decir quién dijo que se había dicho etc., aducen que no se acuerdan.
Lo pasmoso es que un eurodiputado español, que además era director general de la Policía cuando se produjo el atentado (Díaz de Mera se llama el testigo), diga que le dijeron que hubo un informe sobre la vinculación entre los islamistas y ETA, asegura que sabe quién se lo dijo, incluso que el documento desapareció o fue destruido y, preguntado por el asunto en la vista, se niegue a decir su fuente. Más pasmos aún es que diga que es un policía que podía perder su trabajo y que el ama mucho al Cuerpo, etc.
¿Cómo ha podido estar la Policía Nacional al mando de un señor con estos criterios y estas costumbres? ¿Se puede, acaso, confiar en un policía -si es que lo hay- que confiese lo del informe a su ex jefe y, por miedo a su puesto de trabajo, no declare ante al juez un supuesto hecho en un tema de la envergadura del atentado del 11-M? ¿Puede un ex director general de la Policía encubrir tal desatino profesional? ¿Y negarse a cumplir sus obligaciones ante la Justicia después de tanto llamamiento a que se sepa la verdad?
Imagino que por lo pasmoso del incidente hasta el juez Gómez Bermudez se puso tierno y, en sus constantes requerimientos y advertencias, le ofreció tiempo para consultar a sus seres queridos. Pero sus seres queridos debían, imagino, estar avergonzados. En el PP, como se ha visto, ya empiezan a estarlo. Díaz de Mera añade que acepta las consecuencias. Pero él no es un testigo más obligado a apechugar con la multa y el posible procesamiento por desobediencia. Por sus cargos, la consecuencia inmediata debería ser su dimisión como eurodiputado y el abandono de la política.
30/3/07
Díaz de Mera solicita ayuda a policías de confianza para salvar su acusación sin pruebas
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Díaz de Mera
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