11/4/05

Sangre fría

Juan José Millás

Asombra la sangre fría de Rodríguez Zapatero. Está a punto de demostrarse que fue el autor intelectual de la matanza del 11M y él continúa tan tranquilo, haciendo declaraciones políticas, presidiendo consejos de ministros, cenando en familia… ¿De dónde saca este hombre esa entereza? Cualquiera, en su lugar, habría huido del país disfrazado de nazareno para pedir asilo político en uno de los estados terroristas que le dieron cobertura para la comisión del atentando más grave de la historia de España. Pero él no. Sus rasgos psicológicos son muy parecidos a los de los asesinos más famosos de todas las épocas. Increíblemente, no ha perdido la sonrisa, esa sonrisa tras la que se esconde un perverso, un sádico, un burlador, un individuo vil, que gobierna gracias al terror. Ni Hitler se le puede comparar, pues el famoso dictador del bigotito se suicidó, seguramente por vergüenza, antes de ser apresado y llevado a juicio.

El problema de estos malhechores es su capacidad de seducción. No importa los crímenes que cometan ni los desmanes de los que sean responsables: siempre arrastran tras de sí a un número increíble de fanáticos. Y esto es lo que ocurre al PSOE, que está fanatizado. ¿Cómo no se han dado cuenta todavía de que su líder es un asesino? ¿Cómo son capaces de admirar a un individuo que planeó con una crueldad sin parangón un atentando en el que murieron decenas de inocentes? ¿Aún no se lo han imaginado diseñando la forma de las bombas, calculando la cantidad de metralla que debía llevar cada una, contabilizando el daño que podía hacer en cada cuerpo? ¿Es que no se estremecen cuando les ofrece la mano, cuando les da un abrazo, cuando sale en los telediarios? ¿Cómo es posible que una organización política llena de gente con estudios no haya reaccionado frente a las revelaciones periodísticas –todas demostradas– que descubren el verdadero rostro de este hombre de maneras tan suaves? Lo peor, con todo, no es que no haya reaccionado el PSOE, es que no ha reaccionado la justicia.

Rodríguez Zapatero y sus colaboradores más próximos deberían estar ya en busca y captura. Entendemos la desesperación de Acebes, de Zaplana, de Aznar, de Rajoy. ¿Cómo no estar desesperado viendo a tu país bajo la dirección de un asesino en serie peligrosísimo y observando la pasividad de los aparatos policiales? ¿Es que nadie quiere saber la verdad? ¿Es que todos los votantes vamos a ser cómplices de una banda de delincuentes sin escrúpulos que mataron para alterar el resultado electoral? Por dios, ¿qué necesitamos para que se nos caiga la venda de los ojos? Desanima observar las dificultades de la verdad para abrirse paso. Todavía, a estas alturas, hay gente que se pregunta sobre la conveniencia de nuestra participación en la guerra de Irak. Peor incluso: todavía hay quien establece algún vínculo entre esa participación y los atentados del 11M. ¿Pero de qué vínculo hablan, si se ha demostrado por activa y por pasiva que Rodríguez Zapatero, en evidente connivencia con ETA, fue el que colocó u ordenó colocar las bombas en los trenes? Ya no sabe uno cómo decirlo porque pronunciar la verdad, entre nosotros, es como predicar en el desierto.

¿Que en Irak no había armas de destrucción masiva? ¿Y qué tiene que ver eso con lo que estamos hablando? ¿Que el 90 por ciento de los españoles estaba en contra de que participáramos en aquella ocupación ilegal? ¿Pero es que el 90 por ciento no puede estar equivocado? Pues lo estaba, como han demostrado los hechos, porque hoy Irak es un país absolutamente estable, con una democracia consolidada, donde no hay atentados y en cuyas cárceles no se viola ni se maltrata a nadie. Y ahí están los miles de periodistas occidentales que permanecen sin ningún peligro en Bagdad para atestiguarlo. Y no sólo Irak se ha convertido en un modelo de convivencia, sino que su ejemplo ha arrastrado a todos los países de la zona, como lo certifica la rápida desaparición del conflicto de Oriente Medio. Lo que sorprende, con la perspectiva que da el tiempo, es la clarividencia que tuvieron Aznar y Bush y Blair al diseñar la invasión.

Sí, sí, ya sabemos que hubo miles de muertos civiles, que hubo que bombardear casas particulares donde se escondían los terroristas, que se incumplieron todos los convenios internacionales. Pero ahí está Irak, con sus elecciones, con su gobierno, con su prosperidad económica. Comparen esa situación con la inestabilidad que tenemos nosotros desde que gobierna Zapatero. Menos mal que los periodistas independientes, ya que no la policía ni los jueces, están a punto de darle caza para hacerle pagar todos sus crímenes. Gracias, gracias, gracias.


6 comentarios:

Anónimo dijo...

Que alguien me explique por que este se hombre se cree poseedor de la verdad absoluta sobre los atentados de madrid y la guerra de irak.

Saludos
Wendigo " en alguna parte dice que el psoe tiene fanaticos... y que partido no los tiene? y quienes hacen mas ruido? "

PD Ironicamente hablando el articulo huele a una imparcialidad perfecta

Anónimo dijo...

No lo leí entero. No necesitaba leer más. ¿Qué carajo es esto? ¿Cómo se atreve alguien a hacer este tipo de declaraciones sin pruebas?

Anónimo dijo...

Hay que leerlo entero... cuidado con la ironía...

Anónimo dijo...

El que conozca a Millás no tendrá dudas, pero... Sí, el artículo es irónico de principio a fin. Lo triste es que pueda parecer que no. Así está el periodismo por estos lares. Buen blog.

Ireneu Castillo dijo...

La verdad no gusta a nadie. Sólo los que no la conocemos tenemos afán de buscarla, y te encuentras con mucho falso vendedor de verdad. Los políticos, sean del partido que sean, pertenecen a este ramo.

Anónimo dijo...

"Hay que leerlo entero... cuidado con la ironía..."

Ah vaya es irónico. Es que si te descuidas un poco no es tan exajerada la ironía, hay gente que dice burradas en ese estilo, solo que de verdad. Aunque es cierto que las acusaciones tajantes tipo "está a punto de demostrarse que fue el autor intelectual de la matanza del 11M" no se leen ni en Libertad Digital. :-P