23/3/14

¿Qué se ha hecho tras el 11-M? (II)

10-3-2014 - María Ponte (EL PAÍS)

El proceso judicial del 11-M no se ha detenido. En los últimos años han continuado, dentro y fuera de España, las pesquisas y condenas de los implicados en los atentados. Están abiertas en la Audiencia Nacional las diligencias previas donde se reflejan todos los avances de la investigación. En ellas, a título de ejemplo, se han vuelto a cruzar huellas localizadas en detenidos dentro y fuera de nuestras fronteras, investigándose asimismo cuantas noticias han aparecido sobre vestigios o personas relacionadas con los atentados, sin nuevos resultados de momento.

Los recursos presentados ante el Tribunal Constitucional por los 17 condenados por el Tribunal Supremo por su colaboración en los atentados del 11-M han sido todos desestimados. En relación a las redes de ayuda logística a los terroristas huidos del 11-M, hay que destacar que el Tribunal Supremo ratificó la condena de tres de los condenados en la Operación Tigris, y absolvió a la totalidad de los acusados en la Operación Sello-Camaleón. Por otro lado, la red de apoyo económico a los huidos culminó con la condena, ratificada por el Tribunal Supremo, de uno de los tres acusados, siendo absueltos los otros dos.

En cuanto a Moutaz Almallah Dabas, fue absuelto del delito de colaboración, entendiendo la Audiencia Nacional la necesidad de su absolución al haber sido absuelto también su hermano, Mohamed Almallah, en el sumario de los atentados del 11-M. Por cierto que este último ha fallecido recientemente.

Las condenas en el extranjero por colaboración en los atentados del 11-M ascienden a cinco:
Farid Chebira, condenado por el Tribunal Criminal de Argel en sentencia de 29 de marzo de 2007 a la pena de 10 años de prisión por pertenencia a banda armada en el extranjero (organización terrorista). Abdelilalh Hritz, condenado por su participación en los atentados de Madrid a la pena de 20 años de prisión en sentencia del Tribunal de Rabat [Marruecos] en Sentencia de fecha 18 de diciembre de 2008. Hicham Ahmidan, condenado asimismo como integrante en organización terrorista. Mohamed Belhjad, condenado por el Tribunal de Rabat a la pena de ocho años de prisión, por integración en la organización terrorista que cometió los atentados de Madrid. Ablelaziz El Mrabet, condenado en Marruecos a la pena de ocho años. Permanecen aún en busca y captura Othman El Mouib, Mohamed Afalah, Daoud Ouhane y Said Berraj, aunque es altamente probable su inmolación en atentados terroristas.

En noviembre de 2013, Bélgica ha detenido a otro presunto implicado en los atentados de Madrid, K.O. Dos de los condenados en la sentencia de los atentados de Madrid, Larbi Ben Sellam y Rafa Zouhier, han cumplido la sentencia impuesta y se liquidará esta en los próximos días.

Cabe mencionar que en los diez últimos años han obtenido resultados a nivel judicial más de 64 operaciones policiales contra el terrorismo yihadista en España, bien en España bien en países extranjeros mediante la extradición de personas detenidas aquí o la petición, mediante denuncia oficial de entrega del sospechoso.

La reciente sentencia de julio de 2013 de la Audiencia Nacional, declarando como organización terrorista a una red virtual, la denominada RAAM, tiene una importancia crucial en la lucha contra el terrorismo yihadista, al adaptar los instrumentos legales a las nuevas formas de terrorismo, dado que la propaganda, difusión, adoctrinamiento y apoyo logístico y económico se realiza fundamentalmente ahora a través de internet, medio barato y seguro donde operar. Siguen abiertos asimismo procedimientos relacionados con las redes terroristas virtuales, campo donde en la actualidad operan la mayoría de los activistas terroristas, con medios cada vez más sofisticados.

Los instrumentos legales y la continua adaptación de los operadores jurídicos y policiales a la realidad siempre cambiante del fenómeno terrorista siguen avanzando en la lucha contra este.

María Ponte es abogada, experta en terrorismo yihadista.

Ignacio González y Cospedal alientan la teoría de la conspiración del 11-M

El presidente madrileño sostiene que "hay distintos puntos de vista" sobre la autoría. La ‘número dos’ del PP, por su parte, señala que “cualquier luz que se pueda ir añadiendo siempre va a ser bueno”.

10-03-2014 - E.B. (elboletin.com)

El presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, ha asegurado este lunes que "lo importante" esa saber quién cometió al atentado "salvaje" del 11 de marzo, del que mañana se cumplen diez años, y ha reconocido que hay "distintos puntos de vista" sobre la autoría de la masacre.


Así se ha pronunciado a su llegada al Comité Ejecutivo Nacional del PP que preside el jefe del Ejecutivo, Mariano Rajoy, en declaraciones que recoge Europa Press. Al ser preguntado sobre si se puede dar por enterrada la teoría de la conspiración, el sucesor de Esperanza Aguirre en la Comunidad de Madrid ha respondido que “hay distintos puntos de vista para eso".
La agencia señala que se le ha interpelado sobre cuál es su punto de vista y su respuesta ha sido: "Creo que lo importante es saber quién hizo aquel atentado tan salvaje". ¿Y no se sabe?, le ha preguntado la periodista, pero el presidente de la Comunidad de Madrid no ha respondido y ha entrado en la sede del Partido Popular.

Minutos después, María Dolores de Cospedal se ha sumado a este asunto y ha reclamado que “se conozca toda la verdad”. En una rueda de prensa en Génova tras el mencionado comité celebrado esta mañana, la secretaria general del PP ha admitido que “ha habido un procedimiento judicial” y “una sentencia”, pero “no creo que haya que cerrar la puerta nunca nada aunque haya habido una sentencia”. 

“Cualquier luz que se pueda ir añadiendo siempre va a ser bueno”, ha afirmado la ‘número dos’ de los populares. 


21/1/14

El exjefe de los Tedax: “Desde el principio supimos que no era ETA”

El comisario Sánchez Manzano relata en un libro ‘Las bombas del 11-M’

21/1/2014 - Jorge A. Rodríguez (EL PAÍS)

“El 11 de marzo de 2004 me levanté como siempre a las 6.30. (…) Parecía que iba a ser un día de formalismos, tranquilo e institucional. (…) A las 7.45, cuando estaba cerca de la Unidad Central de Desactivación de Explosivos y NRBQ, situada en el complejo policial de Canillas, en Madrid, sonó mi teléfono. Era la sala del 091. ‘¿El comisario jefe de los Tedax?”. Juan Jesús Sánchez Manzano, comisario jefe de los artificieros el día en que, a partir de las 7.30, un comando islamista asesinó a 191 personas en cuatro trenes de Madrid, inicia así los recuerdos y reflexiones que ha plasmado en su libro Las bombas del 11-M. Relato en primera persona.

La obra, de 348 páginas (Amazon, Create Space, diciembre 2013), es una defensa cerrada de la actuación de los artificieros —cuyos primeros descubrimientos destrozaron la tesis de que había sido ETA y condujeron hasta Mina Conchita (de donde procedían los detonadores)— y un ataque directo a los protagonistas políticos, judiciales y mediáticos de las teorías mutantes de la conspiración (fue ETA, una colaboración, una trampa, una conjura de políticos y policías contra Aznar…), quienes durante años intentaron sentar en el banquillo a Manzano como colaborador de los terroristas.

Manzano, hoy comisario jefe de Móstoles (Madrid), detalla casi al segundo el trabajo de su unidad desde el mismo momento de los atentados. Lo hace basándose en los documentos policiales y judiciales, especialmente en uno cuya existencia revela por primera vez: la Memoria de actuaciones de la especialidad, que se abrió el 11 de marzo y se cerró el 21 de junio de 2004.

El comisario escribe que ya a las 8.30 del 11-M “los Tedax habían descartado” que en los trenes hubiera explotado Titadyne, la marca de dinamita que hasta entonces se sabía que usaba ETA porque la había robado en Grenoble o se le había incautado intacta, aunque nunca se ha constatado científicamente —porque es imposible— que fuera esa marca la que estalló en los atentados de la banda vasca. Lo descartaron por lo que vieron cuando intentaron desactivar dos bombas, en El Pozo y en Atocha: la que vieron era de “color marfil” y la que habían visto decenas de veces antes en poder de ETA era “de color naranja y rojizo”.

En el libro (cuyos derechos dona a la Fundación Huérfanos del Cuerpo Nacional de Policía) insiste en que ni él ni nadie de su unidad dijo nunca a nadie que lo que estalló fuera Titadyne, sino dinamita, sin más, como se supo tras el primer análisis técnico, a las 14.30. Si luego se fijó que lo hallado era Goma 2 ECO fue por los restos encontrados en la furgoneta Renault Kangoo requisada ese 11-M en Alcalá de Henares (donde subieron al tren los terroristas), por el material hallado en la mochila desactivada la noche siguiente tras ser trasladada a la comisaría de Vallecas, por el análisis de la bomba con la que se pretendió volar un tren AVE (el atentado frustrado del 2 de abril, siempre ignorado por los conspiranóicos) o por todos los restos recogidos en el suicidio (y asesinato del Geo Javier Torronteras) del comando islamista en un piso de Leganés. “Y ninguno de los elementos coincidía con el material utilizado por ETA”. Manzano defiende que gracias al trabajo de su unidad (con la ayuda de un técnico de la empresa de explosivos Maxam) se pudo llegar a Asturias por la pista de los detonadores (no de la dinamita, al principio). Lo que permitió (con otros datos) dar con los terroristas e impedir que siguieran matando, como habían anunciado y ya preparaban.

El hombre no se explica cómo si su trabajo —del que siempre tuvo a superiores suyos por testigos— contribuyó a esclarecer con celeridad los hechos, tal como la sentencia de la Audiencia Nacional acreditó que fueron, él acabó convirtiéndose en la diana preferida de los conspiranóicos y revisionistas del 11-M.

El comisario revela también cómo le “sorprendieron las insistentes llamadas del Centro Nacional de Inteligencia”, que les “acribillaron” los teléfonos para preguntar por los explosivos y para formular “hipótesis sin lógica ni coherencia”. Y se sorprende por el hecho de que el Gobierno de José María Aznar acudiera a preguntar al Centro Nacional de Inteligencia (CNI) por la autoría y no a los Tedax, quienes con lo que tenían sobre los análisis de los artefactos ya por la tarde de 11-M (y lo que sumaron el 12-M) le podían haber contado que “no se correspondían con los utilizados por ETA”. ¿Es que nadie les contó ni al presidente ni al ministro Ángel Acebes sus descubrimientos?, se pregunta. Pero no se ve capaz de contestar.