25-04-06 - Carlos Carnicero
Los expertos antiterroristas de Estados Unidos y de la Unión Europea han cerrado sus informes sobre el atentado de Madrid del 11-M con una conclusión clara e inequívoca: la matanza de Atocha fue planeada y realizada por una célula autónoma de terrorista islamistas que "bebieron en las fuentes de inspiración de Al Qaeda". A ETA, ni la nombran, por la sencilla razón de que ni siquiera encuentran serios los argumentos y las patrañas de quienes siguen insistiendo en esa siniestra teoría.
El auto dictado por el juez Jesús del Olmo sería suficiente en sí mismo para que cesaran las intoxicaciones y las maniobras que llevan dos años pretendiendo que la organización terrorista ETA tuvo que ver con el más brutal atentado perpetrado en España. Ahora, los servicios de inteligencia nada menos que del país más poderoso de la tierra y el que aglutina (Europol) la información de todos los miembros de la Unión Europea han sido igualmente tajantes.
¿A quién beneficia que se siga insistiendo en esas extrañas teorías conspiratorias que se difunden constantemente, poniendo en cuestión a los servicios de inteligencia españoles, a la Justicia y a las Fuerzas de Seguridad del Estado? El empecinamiento en sostener tal ensoñación solo puede conducir a que los sectores más fanáticos de la extrema derecha acumulen odio y desconfianza hacia el sistema democrático, porque el resto de la sociedad, madura democráticamente, ya no puede almacenar incertidumbres.
Parecería razonable que más de dos años después de la matanza de Atocha, el conjunto de los partidos políticos y los medios de comunicación dieran por cerrada cualquier incógnita sobre la autoría de aquel atentado y todos nos centráramos en prevenir que no pueda volver a ocurrir y en fortalecer el crédito y la confianza en nuestro Estado de Derecho. Si alguien persiste en seguir sembrando la duda tendrá que explicar tamaño desatino.
25/4/06
Sin dudas sobre el 11-M
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